☆ CIENTO DIECINUEVE

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Jisung se acomodó un poco más en el asiento, subiendo sus piernas para hacerse bolita, y así pudo apoyar su cabeza en el hombro ajeno, mientras sentía la mano de Minho apoyada en su muslo, haciéndole leves caricias. 

—Nunca entendí por qué nos vamos un mes... Mamá me dijo que ninguna casa nos alquila tanto tiempo, y eso que es más caro, porque se paga por noche. 

—¿No te lo dije? —preguntó el mayor sorprendido. 

—Nopi. 

—Es casa de vacaciones de mi madre, ella nos la presta. Hay de todo allí, hasta servicio doméstico y chóferes. Por eso no gastamos nada, igualmente, no te tendrías que preocupar, porque dinero hay. 

—Pero no hay que gastarlo, porque en vez de un mes nos hubiésemos venido por dos semanas, ¿y sabe que pasa con el dinero que nos sobra, hyungcito?—salió del escondite y lo miró a los ojos—. ¡Puedo comprar dulces! 

—¿Nunca ahorrar, no? —Jisung negó con una sonrisa, pero al fin y al cabo, terminó pensando y recostándose de nuevo. 

—Bueno, gastar la mitad en dulces, así se equilibra. 

—Claro, por supuesto. Dulces. 

—¿Y si no qué, hyungcito? —el nombrado sonrió y le dejó un suave beso sobre la cabeza. 

—Podrías haber dicho que lo podríamos gastar en citas, pero no, el niño va con los dulces. 

—No se ofenda. 

—No me ofendo, ni me ofendí. 

—Se le va a explotar la vena del cuello, hyung, relájese. Por algo dije la mitad, lo otro lo podemos gastar en ir al cine, comer a fuera, tomar helados, comer galletas, ir al parque... —contaba con sus pequeños dedos como podía, a lo que Minho pensó que era jodidamente tierno—. ¡Hay muchas otras cosas por hacer! 

—Lo sé, bebé, solo era una broma —dejó otro beso—. ¿Si sabes que esas cosas la podremos hacer ni bien lleguemos, verdad? 

—¡Claro! También quiero meterme a la piscina e ir a la playa, pero yo no sé nadar... —negó con su cabeza, casi despidiéndose de esas ideas. 

—En la playa es fácil, porque juegas en la orilla, pero en la piscina... puedo estar contigo, o al menos en donde haga pie, ¿te parece? Y no solo yo, sino todos. Nos vamos a estar cuidando entre todos. 

—Lo amo mucho, hyungcito, ¿sabía? —Minho murmuró una respuesta, una afirmativa—. Pero me estoy durmiendo... 

—Hazlo, no tienes de qué preocuparte. 

—¿Me despertará cuando lleguemos? —indagó con aquellos ojitos brillosos, llenos de cansancio. 

—No, te dejaré aquí en el avión. 

—Usted no se olvida de su cabeza porque la tiene pegada —bufó, cruzándose de brazos. 

—¿Novio o hater? —comentó Felix, quien volvía del baño. 

—Igual, sí, apoyo —acotó Changbin, quien curiosamente, también fue al baño. 

Jisung hizo caso omiso a su sueño y se alejó un poco de Minho para susurrarle algo. 

—Si te duele la pancita, ¿te dejan ir de a dos al baño? Porque eso me dijo Lixie, que estaba adolorido. Pero en las reglas del avión decía que una sola persona, entonces no entiendo, hyung —ahora, una expresión dudosa se coloco en su rostro y a la vez se descruzaba de brazos, volviendo a una posición normal. 

Minho maldijo internamente y cerró sus ojos con fuerza, para luego sacar todo el aire que estuvo conteniendo. Se iba a morir, ¿por qué diablos era tan lindo? 

━ 𝑰𝒏𝒇𝒂𝒏𝒕𝒊𝒍 ✧ 𝑴𝒊𝒏𝑺𝒖𝒏𝒈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora