☆ NOVENTA Y SEIS

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El silencio se apoderó de la situación. 

Ninguno de las personas presentes, tanto los mayores, como los menores, decían algo y el hecho de que Yunho no quitase los ojos de encima del rubio, irritaba a Minho, que observaba absolutamente todo. Yena, su madre, estaba al lado, tratando de comprender todo lo dicho por Jisung, mientras que su hijo, negaba todo, con la excusa de "no hay que rendirse tan fácil". 

Al otro lado, se encontraba el abogado. La mujer parecía estar preocupada y nerviosa, pues no dejaba de mover sus manos y eso hizo que Lee colocara sus ojos sobre las manitos de su novio, las cuales estaban vendadas, porque su ataque de nervios llegó a que se lastimara. Pero no solo eso observó, sino la falta de una gran presencia que ambos tenían: un padre. 

sabía si había fallecido o no, pero como él, notaba que era un padre más ausente que presente. Y aunque no le gustara, era la única cosa que tenían en común. Por fin pudo notar, lo cuan necesario son ambos padres. Que no se puede ir por la vida pensando que todo esta bien, con la falta de uno. El vacío está, por más que se intente llenarlo. 

Ambos compartían ese vacío. 

Pero estaba lejos de ser igual que Yunho. Dejó de tenerle lástima, a tipos como él, que cometió acciones acosadoras, no se le permite el perdón. Y mucho menos lo perdonaría, porque le hizo daño a una persona totalmente inocente, que no sabe diferenciar las buenas intenciones de las malas. Que su mundo es todo color de rosa o azul pastel, como su favorito, pero en él, no existía el negro. Y eso jamás se lo perdonaría. No a él, y mucho menos a las personas que siempre lo molestaron. 

Han Jisung podría olvidar y seguir como si nada, pero Minho no. 

Ambas familias estaban separadas por la mesa: Yunho, Yena y su abogado, por un lado. Minho, Jisung, Yuri y su abogado por el otro. Por más que quisiera decir algo, no podía, no podía ensuciar el caso y provocar que no se le diera el castigo que merece, por ello, Lee tomó la mano de Jisung, al notar que se rascaba aún con la venda puesta. 

Sus ojos fueron hacia los de Yunho y levantó una ceja al notar que tenia un semblante enojado. Su sangre hirvió, pero trago saliva, sintiendo la mirada de Jisung sobre la suya, así que se la devolvió, con una sonrisa que no salió tan bonita como esperaba. 

—Y-Yuri... —balbuceó la otra mujer—. Yo no tenía idea... 

La evidencia era clara. No solo Minho tomó fotos a escondidas del moretón, sino que la señora Han pudo conseguir como evidencia las cámaras de seguridad del supermercado y las de su casa: se veía cómo Yunho intentaba sacarlo a rastras y en cómo quería irrumpir en la propiedad agresivamente. 

—Nos... Nos iremos la ciudad —Yunho miró sorprendido a su madre—. Nos iremos lejos, ya no habrá contacto entre ellos, ni en nosotras si eso quieres, pero por favor, no pongan una demanda, eso arruinará su futuro. 

La señora Han levantó una ceja, también sorprendida por aquellas palabras. 

—¿Y crees que sus acciones no afectaron a mi hijo? Sabes todo lo que hemos pasado, ¿cómo se te ocurre decir una barbaridad como esa? Yunho sabía lo que hacía y cómo lo hacía, y no se detuvo al pensar en cómo podría reaccionar Jisung. 

Yuri estaba molesta, era la primera vez que intercambiaba esa clase de palabras y con un tono de voz elevado. Jisung, quien se sintió un poco extraño, observó a su madre y en como esta anotaba algo en su agenda, cosas que nunca sabría, porque cuando quería leer algo proveniente de ella, terminaba algo estresado y cansado porque no podía entender su letra, entonces siempre pensaba en sus clientes. 

Pobrecitos... Pensó y luego se giró a ver Minho, que esta vez no le prestó atención, ya que miraba a un punto fijo sobre la mesada, tratando de pensar con claridad. Hasta que el rubio le apretó la mano y este volteó enseguida, tomó la manito con la que estaba libre, mientras pasaba su brazo por detrás de su espalda para dejarle un par de caricias. 

━ 𝑰𝒏𝒇𝒂𝒏𝒕𝒊𝒍 ✧ 𝑴𝒊𝒏𝑺𝒖𝒏𝒈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora