XXXVIII

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— ¿Estás segura?

— ¿Crees que te mentiría? — La joven estaba divertida observando con los binoculares toda esa mágica escena que tenían Lang y Morgan en el terreno abandonado. — Se están besando como dos adolescentes.

— Solo quiero estar seguro Angela, es que...

— ¿Te estás acobardando? Desde que esa bestia escapó te noto muy diferente.

David tragó saliva pesado ¿Debía decirle a su hermana lo que Lang le había dicho? ¿O decirle todo lo que había hecho por él? Tal vez contarle lo agradecido que estaba de que no lo hubiera matado.

Esa pequeña y sucia camioneta en la que estaban espiando a la pareja era cada vez más pequeña con la mirada de su hermana sobre él, el óxido de la carrocería parecía querer carcomer a él también.

— No es nada, solo, quiero decir, miralas ¿Son bestias?

— Basta David, no digas estupideces, ellos mataron a nuestros padres ¿No te das cuenta? Son un peligro.

¿Lo eran? Cuando Lang pudo matarlo no hizo nada, la ayudó, le dió su sangre incluso cuando él había matado a su padre.

— Tienes razón, lo siento.

Ese gran peligro que le había salvado la vida.

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— ¡Llegamos Yilan! Tenemos noticias. — Su hermana era algo descuidada y torpe, no medía sus palabras antes de hablar y eso la metía en problemas, pero era su hermana, tal vez si le contaba todo lo que sabía, si no le tuviera miedo, tal vez las cosas serían diferentes.

La base de Yilan era la planta baja de un edificio abandonado, aproximadamente a 1 hora del territorio de la manada Baileyi, el lujo no era una palabra que existiera en su mundo, las paredes tenían filtraciones de agua y grandes manchas de moho, todo era un asco en realidad exceptuando la sala de armas, esa estaba más que cuidada y custodiada. Oh y por supuesto el sótano, esas habitaciones encadenadas dónde Yilan pasaba la mayor parte del tiempo.

— Chicos, me alegro de que estén bien, ¿Cómo les fue? ¿Consiguieron algo? — Yilan no era un hombre que diera miedo, claro, una mente brillante, pero era bajito, con lentes, una calva evidente, aún así todas las manadas te temían.

Era un ex agente de inteligencia, su trabajo siempre fue desenmarañar redes criminales, meterse en sus cabezas para hacerlos caer.

— Nada. — Se adelantó a contestar David. — Lang está débil por el veneno pero de pie, su viaje fue para llegar al concejo pero no les admitieron el paso.

Ya claro, David podía ser muy bueno mintiendo, el mejor y claro que Yilan le tenía confianza, pero el rostro de su hermana decía que algo faltaba ahí.

— ¿Es eso verdad Angela?

La joven se paralizó ¿Traicionar a su hermano o a su mentor?

— En el viaje estaba con Morgan, supongo que dejaron la manada a alguno de los betas.

— Significa que están débiles, igual que nosotros, aún así podría ser un buen momento para intervenir, un grupo pequeño de hombres que entre para llevarse a los cachorros, así se rendirán. — Yilan se dió la vuelta para que los chicos no pudieran verle el rostro y su enorme sonrisa de saber que por fin podría borrar a los estúpidos perros. — He de decir que estoy mucho muy sorprendido, apliqué una cantidad de veneno muy alta en Lang para que siga de pie, el beta que teníamos murió mucho antes.

Poco ConvencionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora