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— Si alguien, quien sea te ve te va a matar. — ¿Por qué carajo estaba haciendo esto? Actuaba como una niña. — Así que no hagas ruido.

David solo asintió, estaba receloso a lo que en realidad estaba haciendo Lang, al fin y al cabo se trataba de una licantropa adentrandolo al núcleo de su manada, a su hogar para poder investigar lo que en realidad sucedía con Yilan, o eso le decía ya que nadie podía impedir en ese momento que lo capturaran como prisionero (Porque la daga de plata que tenía no serviría contra una jauría furiosa en busca de venganza)

Lang caminaba sin ver, solo preocupada de que no hubiera nadie cerca de ellos, se apoyaba de su buen olfato. El cual estaba algo estropeado por el veneno, que aunque ya se mencionó 100 veces no está de más aclarar para cualquier despistado que lo necesite.

Era impresionante estar con la que consideraba su peor enemiga, simplemente algo que parecía un sueño, por mucho que con Yilan lo hubieran "estudiado" estar frente a Lang, una sobreviviente a más de una dosis mortal de veneno, y que no solo se aferraba a la vida, es que en realidad era más capaz que él incluso en ese estado, caminando por esas calles, territorio prohibido por supuesto, todo era una cosa de locos.

— ¿Qué vamos a buscar?

— ¿Vamos? Tú no tocarás nada, son cosas de mi padre, no tienes derecho a tocar nada. — Bufó Lang antes de abrir la puerta de su casa. — Ni siquiera deberías estar aquí, debería partirte el cuello.

— Ya pasó la hora de las amenazas. — Por favor que así fuera, estaba aterrado de que una canica se disparara en la cabeza de Lang y en verdad le rompiera el cuello.

— Quiero saber la verdad. — David suspiró, si habían superado la hora de las amenazas. — Que carajo fue lo que le pasó a mi mamá y a Yilan, eso es todo, después te irás a la mierda de aquí.

Su deseo de morir era el único incentivo que tenía para "ayudar" a David a conseguir la verdad sobre todas las porquerías que su manada había tenido que vivir, con suerte podría conocer a su mamá en las palabras de su papá. Y eso dolía mucho.

David no podía creer que la casa de Lang fuera tan sencilla, grande sin duda, pero sencilla al fin y al cabo, imaginaba un ostentoso palacio de pisos y columnas de mármol por todos lados, con grandes lujos y excentricidades que apenas se le ocurría como describir, eso le habían enseñado, que esos monstruos se ganaban la vida robándole a los humanos y presumen de ello.

Aún en silencio entraron a una biblioteca, una impresionante con los libros rozando las paredes y un lindo escritorio de caoba en el medio, todo iluminado por lámparas eléctricas pero que parecían antorchas, lo cual, sin duda le hizo bastante gracia al humano.

— Ya te lo dije, no te atrevas a tocar nada.

— Qué no lo haré.

Con cuidado de no hacer demasiado ruido, o por lo menos no tanto para llamar la atención de alguien Lang movió algunos libros hasta que encontró una llave que parecía ser de cobre o algún metal similar y la usó para abrir un cajoncito del escritorio, dentro se encontraba una serie de libros y una que otra carta, todo con la información de la manada, lo que debía de ser de conocimiento únicamente de los nuevos alfas.

Sobra decir que ambos chicos, porque si, por muy adultos que fueran seguían siendo jóvenes y bastante inexpertos en la vida misma, estaban aterrados por el contenido de todo ese material, de una vez por todas se develaría que era lo que había sucedido hace tantos años.

— Mi madre murió el primero de abril, retrocederé a partir de ese momento, lo que estamos buscando debe estar ahí. — David asintió, no tenía nada que decir y tampoco es que pudiera hacerlo, su garganta estaba seca.

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4ta Luna llena del quinto año al mando

Después del incidente con el humano llamado Yilian la luna de la manda decidió dejarlo acceder al territorio junto con su esposa e hija para encontrar un tratamiento el cual pudiera ayudar con la salud de la menor.

Lang no podía recordar a su padre siendo tan detallado en su forma de hablar, siempre que tenían una conversación era jovial, le encontraba brillo a la vida por lo que se imaginaba que al escribir aquello más bien pensaba algo así como. "Pues llegó un humano a la manada y mi esposa me regañó hasta que lo dejé entrar porque enterneció al ver que necesitaban un tratamiento para su hija" Rió al pensarlo acompañando el momento con un par de lágrimas.

— Querían salvar a su hija. — Murmuraron al unísono, casi como si en realidad fueran amigos.

— ¿Pero qué pasó en realidad?

Lang avanzó algunas páginas en el libro no sin antes limpiar sus lágrimas para no ensuciar (Y para no verse débil por supuesto)

6ta Luna llena del quinto año al mando

El humano llamado Yilan enfureció tras la noticia de que no podrá continuar el tratamiento de su hija, juró venganza contra la manada por no querer donar de su sangre para una humana, atacó especialmente a la Luna de la manada por detener el tratamiento al dejar de donar la sangre a causa de su embarazo y contra mi persona por no "querer ayudar."

Pese a los múltiples intentos de tranquilizarlo sin conseguir resultado fue expulsado del territorio bajo la amenaza de no volver, así mismo, su esposa e hija permanecieron bajo nuestro cuidado a petición de la mujer ya que su hija estaba demasiado débil para abandonar la cama.

— Mamá estaba embarazada de mi, por eso no podía donar sangre, no quería arriesgarse a perderme.

— Yilan jamás nos contó eso. — ¡PUES CLARO QUE NO, TONTO! ¿Por qué se los diría? Lang pensó en golpearlo, pero seguro que eso haría mucho ruido. — Dijo que cuando pidió ayuda mataron a su esposa y que entonces perdió a su hija, esto no tiene sentido.

— Entonces te mintió, estos libros no son para mentirle a nadie, solo describen los hechos.

1ra Luna llena del sexto año al mando

Mi primogenita, una alfa preciosa nació el día 10 de enero para iluminarnos a mi esposa y a mi, es imposible ser imparcial en este momento, describir el mejor momento de mi vida merece un poco de alegría en el libro, mi hija, la luz de mis días, que todo mi esfuerzo sea para tí y para tu madre, te amaré hasta el final de mis días, lo escribo aquí porque sé que lo leras, eres grande y fuerte pese a tus muy pequeños 8 meses, aún así puedo asegurar frente a nuestra Diosa la Luna que cuando seas grande leerás esto, ojalá puedas estar orgullosa de mi como yo siempre lo estaré de ti.

Tuvo que detenerse para llorar, que ya no se trataba de una lágrima, la torrencial tormenta que no se podía detener.

Poco ConvencionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora