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Morgan jamás había estado en esa parte de la ciudad, eran calles famosas por lo el peligro que representaban además, siempre había patrullas de los propios habitantes asegurándose que nadie entrara si no tenían un permiso o conocían a una persona que ahí viviera.— Lang, este no es un buen momento para bromear ¿A dónde estamos yendo?— Te lo dije, a mi casa. —Respondió como si Morgan supiera donde era su casa.Una patrulla de hombres miró a las dos chicas fijamente, Morgan podía jurar que había muerto en vida en ese momento, pensaba lo peor, la loca que la arrastraba hasta ese lugar haría que las mataran a ambas. Se asombró al ver que los hombres simplemente agacharon la cabeza en presencia de Lang como una muestra de respeto y siguieron su camino.— ¿Eres una delincuente? —Era claro que Morgan estaba asustada pues le temblaba la voz. — ¿Delincuente? ¿Por qué piensas eso? — Pues por el lugar donde estamos, todos parecen respetarte.— Claro, sobre eso, esta zona de la ciudad realmente no es peligrosa, pertenece a la gente de la manada, no muy lejos están los vampiros también, pero el mito acerca de el peligro aquí nos ayuda a mantener a los curiosos fuera. La situación no podía ser más surrealista.La casa de Lang era grande y muy acogedora, pese a ser una casa grande se sentía tal y como una cabaña, una casa de piedra sin nada especialmente ostentoso pero modernizado para una mayor comodidad. La casa del lobo.— Vayamos a la biblioteca de mi padre, él aún no debe estar en casa así que estaremos bien.— ¿Qué está sucediendo? — Más bien hablaba para si misma, pero Lang interpretó el mensaje como una duda que debía responder.— Escucha, lo que dije en tu casa es por completo cierto, el día de ayer ambas fuimos a la fiesta de Mary. — Lang hizo una pausa para sentarse sobre el enorme escritorio de caoba de su padre antes de continuar. — Estuvimos juntas un rato hasta que cazadores intentaron atacarme, tú resultaste como un daño colateral, convertirte en licántropo era la única opción para que estuvieras bien.— En mi casa dijiste algo sobre mate ¿De qué hablabas? Lang no pudo evitar sonrojarse pues explicarle lo que significa ser mates a una persona que acaba de vivir probablemente la experiencia más surrealista de su vida no sería sencillo, sumado al pequeño detalle de tener que explicarle todo lo que estaría a punto de suceder y lo que conllevaba. El cerebro de la alfa estaba frito, todos tenían razón, las palabras no eran lo suyo, ni las ideas tampoco.— La Luna se encarga de unir a dos seres, un humano lo llamaría alma gemela. — Se limitó a susurrar muerta de vergüenza.— ¿Alma gemela? ¿Tú? — Le faltaba oxígeno en los pulmones y tiempo al universo para terminar de decirle todo lo que se merecía a la loca que tenía enfrente. — Ni siquiera eres mi tipo.— La Luna sabe lo que hace. — Respondió resignada.— Debe haber un error en todo esto, debe haber una manera en la que vuelva a ser humana.— Sé que es difícil Morgan, en verdad lo siento pero lo hecho, hecho está. — Eso le ganó una colleja a Lang. — No sé puede cambiar nada pero... bueno... hay más, ser mates no es tan simple.— Entonces habla. —Morgan no sabía si estaba molesta o muy cansada pero la idea de seguir golpeando a Lang hasta hacerla callar no sonaba nada mal.— Yo soy hija del líder de la manada, la siguiente alfa al mando así que... bueno, cuando la luna nos escogió eso implicaba... ya sabes... debo dejar descendencia con mi mate para seguir con la manada.Morgan retrocedió impresionada por lo que Lang había dicho, lanzó un par de libros y gritó bastantes cosas poco amables. Aun así seguía sin terminar de procesar todo y Lang salía con esas estupideces que bien se podría haber guardad por lo menos unos días más.— ¿Eso significa que eres como un hombre? ¿Tienes, ya sabes, lo que tienen los hombres? — Habló entre dientes mientras se cubría la cara para que no fuera tan obvio que estaba hecha un tomate de lo roja que estaba.— ¿A qué te refieres? —Sí, que ya está más que claro, pero siempre es bueno de recordar, Lang es una persona de lenta comprensión, tardó sus buenos 10 segundos analizando lo que le habían preguntado. Para el momento en que lo comprendió se avergonzó tanto o quizá más que Morgan he hizo todo lo que pudo para negar. — ¡No, no, no, no soy así, los planes de la Luna son diferentes en este caso! — Recalcó cubriéndose la entrepierna con ambas manos. —Además, no pienso hacer nada hasta que tú comprendas todo y estés de acuerdo con esto. Ni loca llegaría a estar de acuerdo con algo como eso.Amabas tomaron sus minutos en silencio para calmarse y borrar ese color rojo de sus rostros para poder seguir una conversación un poco más "normal".— ¿Qué significa alfa?— Claro, debí explicar eso primero, existen tres divisiones entre los hombres lobo, los alfas solemos ser los líderes, somos mucho más fuertes y grandes que los demás, también tenemos más resistencia a la hora de luchar y demás aptitudes. — Cada palabra era acompañada de una para nada útil aunque sí muy divertidos gestos con las manos. — Los betas son los siguientes, son fuertes pero no tanto, suelen trabajar muy bien en equipo y tienen la mente más fría por lo que un alfa siempre tendrá a un beta a su lado para ayudarlo y por último estás tú, los omegas, ustedes son los más pequeños y débiles pero los más rápidos y agiles, normalmente se encargan de la familia.Morgan quería morir en ese momento, lo quería con todas sus fuerzas.— ¿Cómo sabes que soy omega?— Tus ojos, los ojos cambian de color al transformarte o si tú quieres hacerlo. — Para demostrarlo Lang cambió sus propios ojos por unos rojo intenso los cuales duraron un parpadeo. — Te daré algunos libros para que entiendas todo mejor, solo te pido que no se los muestres a nadie, eso sería una traición y ambas nos meteríamos en problemas. — No quiero libros, necesito que me expliques.— Simplemente hay cosas que no puedo explicarte porque ni siquiera yo las sé, tienes que entender que yo nací siendo esto, muchas cosas solo las doy por sentado pero tú, tú tienes que aprender desde cero, yo puedo guiarte o ayudarte pero no puedo aprender por ti.

Eso era parcialmente real, claro que en parte quería deslindarse de la responsabilidad de enseñarle algunas cosas, que seguro que se las decía mal y se metía en muchos más problemas con Morgan de los que ya tenía. Todo terminó en una pila de cinco o seis libros, bastante grandes y viejos pero con la mejor información.

— ¿Esto es todo? — Bueno, es lo que puedo darte, es información básica y de la historia de nuestra manada. — Lang salió de la biblioteca seguida muy de cerca por Morgan hasta que llegaron al gran jardín de la casa. —Puedo enseñarte una cosa más.— ¿Qué cosa? ¿No habías dicho que los libros me dirían todo? —Reclamó sarcásticamente.— Bueno, puedes leer y entender pero lo que se vive es muy diferente. — Se quitó la chaqueta, los zapatos y se sentó en el césped incitando a Morgan a que la siguiera. — Cambiar de forma no es algo que se pueda aprender leyendo.Si bien Morgan no podía recordar el día anterior si podía recordar el dolor, de inmediato lo asoció al cambio de forma por lo que se negó a siquiera intentarlo.— No te pasará nada, no dolerá, lo juro, solo intentaremos el cambiar el color de tus ojos. — Morgan en verdad no quería hacerlo, tenía miedo, solo quería regresar a la realidad, despertar de cualquier manera. — Te lo prometo, estarás bien. La novata no pudo resistirse, tenía que obedecer a la voz de Lang que, aunque debía admitir le daba miedo la llenaba de paz. Será porque es alfa pensó.

Poco ConvencionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora