Morgan no quiso preguntarle a su madre que era lo que había hecho, pero con solo ver su rostro supo que la situación no era lo mejor, y su madre tampoco tenía muchas ganas de contar qué era lo que había sucedido, con lo poco que entendía del mundo en el que su hija estaba involucrada podía imaginarse no le agradaría a esa tal Dana.
— No puedo hacer mucho más yo sola, necesita un médico.
— Dudo que un médico pueda ayudarla, mamá, en realidad no sé cómo funciona su cuerpo. — Cómo funcionaba su propio cuerpo a decir verdad. — Pero por ahora ¿Crees que podrías mantenerla estable? Me refiero a un monitor cardíaco o algo similar.
— Está estable, ahora solo parece que está dormida o desmayada pero no reacciona a ningún estímulo, no sé qué significa eso. — Porque decir que parecía un coma era mucho más aterrador.
La nueva Luna asintió, ¿Cómo podría contarle eso a los demás de la manada? Apenas y entendían porque su alfa debía tener una atención médica "humana" ¿Cómo debía explicarles que necesitaba a un doctor porque no reaccionaba?
Se tomó su tiempo para pensar, y su rostro debió cambiar lo suficiente porque su madre prefirió darle su espacio dejándola sola en la sala de esa gran casa, gran casa que ahora se sentía fría.
Morgan se daba cuenta de que en realidad las cosas habían cambiado, ahora se sentía con la necesidad de cuidar a la manada, tampoco podía decir que eso le molestara, era, si podía describirlo de alguna manera era una sensación agradable. Lo que en realidad no podía aceptar era, y creo que es algo obvio de adivinar, Lang.
Desde el día que había sido secuestrada las cosas habían cambiado, ver a la que ella consideraba, una conocida (Pues en ese momento el llamarla amiga era, por lo menos, complicado) había dado su libertad, su vida, había dado todo por protegerla.
Escuchar su historia había sido doloroso, una pequeña que nunca había dejado de sonreír, quería besarla.
La idea la congeló, quería besarla, la última vez que había hablado con ella intentó alejarla para siempre y es que ni siquiera lo sentía, pero en su tonta cabeza el miedo la dominaba y eso se convertía en un rechazo intenso. Ahora la quería, ¿Es que siquiera Lang la querría ver a ella? ¿Qué había pasado con su cabeza? Y no, no era parte de la ceremonia, que el sentimiento era diferente, podía sentirlo ¿Por qué había sido tan mala sin razón alguna? Su mente era un verdadero caos, un revoltijo maldito.
Las puertas de la casa se abrieron, ahí no existían las cerraduras ¿Para qué? lo primero que vió fue a los tres pequeños ángeles/demonios, es que esos niños pasaban la mayor parte del tiempo molestando a Lang y ahora parecían en verdad aterrados, detrás de ellos, no muy lejos para poder cuidarlos estaba Dana y Samuel, querían saber cómo estaba su alfa.
— ¿Cómo está tu pierna?
— No termina de curarse, es una mierda ¿Cómo lo soportan ustedes? — Morgan comenzó a reír, una risa triste y cansada pero risa al final.
Los pequeños caminaron entre tropiezos hasta llegar a la habitación donde estaba Lang, podían olerla. Nadie los detuvo, en realidad rogaban que de alguna manera ellos tuvieran el poder de despertarla.
— ¿Qué sucedió Samuel? — Preguntó Dana, que al tener esa mente analítica que la caracterizaba quería atar cabos.
— Esperamos por un buen momento para escapar, Lang nos dio la señal y... y solo, mierda, debimos haber tenido más cuidado.
— Eso no nos dice nada.
— ¿Qué necesitas? Nos deshicimos de algunos cazadores, todo estaba siendo especialmente fácil hasta que llegaron.
— El idiota que mató a nuestro alfa. — Gruñó Dana, lo presentía.
— Él y su hermana, parecen querer vengarse de algo, están muy enojados, se llaman David y ...¿Te suena de algo Morgan?
— Solo eran compañeros de la universidad, la verdad es que apenas y recordaba sus rostros, lo único que sé es que eran de intercambio, tenían poco tiempo estudiando aquí, diría que unos tres meses.
Ambos betas asintieron, trataban de verse fuertes, de esconder todo ese miedo que estaban cargando para no demostrar lo vulnerables que se sentían .
— David es fuerte, o al menos ha entrenado muchos años de su vida, él fue quien derribó a Lang, pero... las cosas fueron extrañas, fue como si Lang se hubiera negado a pelear.
Tan solo no pudieron creer en las palabras de Samuel, que con lo poco que Morgan conocía a Lang, y con lo mucho que la conocía Dana pudieron advertir que debió de haber sido algo completamente diferente pues, en definitiva Lang jamás dejaría de pelear, aún menos si se trataba de la seguridad de la manada.
— En ese momento me hirieron, por eso no pude ver más, lo siguiente que me enteré es que estábamos corriendo cargando a la alfa en brazos.
El beta se veía completamente destrozado, le había fallado a su alfa, a decir verdad era una sensación similar a la de Dana, aunque en menor medida claro está.
Morgan perdió el hilo de la conversación, es que solo escuchaba esas voces distorsionadas explicando las bases y su ubicación ¿Qué importaba ya? que seguro habían cambiado su posición para evitar una emboscada.
Absorta en sus pensamientos decidió seguir a los trillizos hasta la habitación de Lang, hasta ese momento había evitado entrar a verla para no confundirse más, pero en ese momento era algo que en verdad le nacía hacer.
— Laaanggg. — Chilló Leia, la pequeña era, sin dudas la más tranquila con la situación, a diferencia de sus hermanos que no podían parar de llorar. — Despierta.
Por más que la sacudían y abrazaban, Lang no daba señales de vida más allá de su respiración. Marty, que en ese momento ya se había cansado de llorar intentó saltar sobre el estómago de la alfa, que capaz y con eso lograba despertarla como lo hacía siempre, es que sacarle el aire a Lang solía ser una broma recurrente entre los hermanos, por suerte Morgan logró detenerlo antes de que cometiera su pequeña travesura infantil.
— Ella no va a despertar ahora niños. — Les aseguró.
— ¡¿SE MURIÓ!? — Gritó muy asustado Eliot. — Mamá me dijo que mi pececito no iba a volver a despertar, sé que se murió.
— No, no no, no es nada de eso... Lang no se murió, ella solo necesita descansar.
Al no entender demasiado bien que estaba sucediendo a Leia no se le ocurrió mejor idea que darle una linda bofetada a Lang, aprovechándose claro de que Morgan estaba distraída.
— Basta, no le pegues, eso no la hará despertar. — A decir verdad Morgan casi no podía aguantarse la risa, es que, para ser una niña tan pequeña ese golpe seguro que había dolido.
Es que en definitiva era algo desesperante ver a Lang de esa manera.
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Poco Convencional
Fantascienza¿Quién ha de creer que los mundos de fantasía existen? Claro que Morgan no lo creía, ni cualquier persona normal hasta que una chica torpe llegó como estampida a su vida diciéndole "Te amo" " Estamos hechas la una para la otra" Y aunque eso no era...