Lang se quedó despierta al terminar, todos esos estímulos en su cabeza la tenían como una niña pequeña, viendo al techo de su habitación, sonrojada, las pupilas dilatadas y una deslumbrante sonrisa.
Sus cuerpos desnudos aún no se separaban, sus piernas entrelazadas y el rostro (También muy sonriente por cierto) de Morgan apoyado en su pecho, descansando como si las preocupaciones no existieran, todo parecía como un sueño.
Pero luego, tan solo unos cuantos minutos después, esa fantasía maravillosa se veía destruida por la inminente amenaza de un ataque. Y ahora era su responsabilidad detenerlo, no la de Morgan, la suya, no importaba que dijera el concejo.
Se levantó de la cama como si se tratase de un gato y no una licántropa, se vistió con la ropa que había utilizado en la noche para encontrar ese frasco que David le había dado ¿En verdad pensaba en tomarlo? Bueno, era eso o que le sacaran la sangre, lo cual sin duda le daba más miedo, le sonaba a tortura medieval y en vez de simplemente investigarlo en internet decidió aferrarse a su idea.
Era por ella, tomaba eso por ella misma, para mejorar, para volver a ser la de antes, poder pelear, dar la cara, y de ser necesario, también dar la vida para proteger a su manada, porque el amor que sentía por Morgan, y más en esos precisos momentos dónde entendió que era mutuo no era suficiente para compararse con su sentido del deber, ese que formó durante toda su niñez, juventud y adolescencia hasta llegar a ese momento de adultez joven, acompañado de sus instintos más básicos, todo eso hacía que le fuera imposible desistir de una tarea tan importante a pesar de lo que acababa de confesarle Morgan.
Destapó el pequeño frasco ámbar, se notaba que era un medicamento casero o similar por la falta de etiquetas o sellos o nada. Pegó su nariz... pues no olía mal en realidad, solo eran plantas y un poco de alcohol lo que alcanzaba a percibir. incluso podría decir que era agradable.
Un trago chiquillo con el que enjuagó toda su boca antes de tragar, era amargo como el carajo, quiso escupir pero se resistió con todas sus fuerzas, no podía desperdiciarlo, lo necesitaba todo para sanar, para ser ella.
Se dirigió al baño con la misma agilidad con la que se levantó de la cama, quería darse un baño antes de que su día comenzara, porque vaya mierda estaba por suceder, tendría que bajar la cabeza en la amanda de alguien más porque ni siquiera era la alga, no podía hacer nada por su gente que no fuera estar viva y darles una pizca de esperanza que moría con cada tropiezo que tenía.
Solo abrió el agua fría, era para despertarse principalmente, aunque también le servían con el dolor muscular constante que tenía así que cuando comenzó a tener calor, pero mucho calor al punto de comenzar a sudar durante el baño notó que el antidoto comenzaba a hacer efecto. Se miró en el espejo y sus ojos reflejaron dos grandes pupilas dilatadas, tanto que su iris había desaparecido por completo, y luego, ni un minuto después un dolor de estómago que la tiró al suelo.
¿Qué carajo le estaba pasando?
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— ¿Están listos todos?
— Lo estamos Mary, muchas gracias.
— Sabes que no debes agradecerme, esto es lo que se debe de hacer. — Mary giró en dirección de Lang que estaba sentada en la banqueta, desarreglada y con trabajos podía mantener los ojos abiertos, la cúspide de la excelencia, la mujer perfecta y el individuo más valeroso de toda la manada parecía estar al borde de una congestión alcohólica en el suelo. — ¿Cómo está ella?
— No lo sé. — Morgan en verdad estaba muy preocupada por Lang, que durante la noche se despertó cuando la escuchó vomitar y al encontrarla estaba tirada en el suelo empapada en sudor pero sin poder dejar de temblar. — Creo que el veneno la está afectando cada día más... Me preocupa que.
— Ya lo sé, no lo digas.
— Es solo que siento que las cosas no paran de empeorar.
— Estando en la manada de Albus estarán seguros, Ulva es un gran alfa, los cuidará hasta que se calmen las aguas.
— ¿Pero Lang estará bien con eso?
— No, pero en este momento no tiene nada más que hacer, si ni siquiera puede mantenerse bien sentada. — Mary la cuidaría, con su vida como ya lo había dicho anteriormente, cada fibra de su ser estaba destinada a proteger el retrato mismo de su amada, pero más importante, a su amiga. — ¿Los vómitos fueron antes o después de que se acostaran? Es que el olor de tu piel.
Morgan maldijo fuertemente los instintos desarrolladas de todas esas razas de fantasía a las que ahora pertenecía.
— No preguntes estupideces y solo llevala, yo me encargaré de cuidar al resto de la manada. — Estaba sonrojada como una niña pequeña, que una cosa era tener sexo y otra que se lo recordaran así como si nada.
Pero luego cayó el peso de lo que de verdad importaba, tenía que cuidar a un grupo enorme, a una manada. Se sintió orgullosa de ello, pero no quitaba el miedo de no ser capaz de hacerlo, un miedo que debía dejar atrás cuanto antes o pondría en peligro a todos.
— Ya, ya, no volveré a preguntar eso. — Se lo preguntaría a Lang. — Y también me encargo de ella, tendré que llevarla cargando, parece... borracha, quiero decir, no sería la primera vez que la veo así.
Y pues no era algo tan diferente, los síntomas que tendía esa torpe eran los mismos, la única diferencia era algo pequeñito, en lugar de estar alegre y sin poder dejar de reír, sentía que quería llorar hasta que se quedara sin agua en sus células.
Vió como Mary caminaba hasta ella y lloró porque quería mucho a su amiga, Mary la cuidaba de verdad, la mejor amiga de todas.
— Mary.
— ¿Qué pasa? ¿Esto es por el veneno? — La vampira levantó a su amiga, la recargó en su hombro casi soportando su peso entero por cierto, solo para sentir un abrazo fuertísimo de la licántropa.
— Eres mi mejor amiga, te quiero mucho.
— Gracias Lang. — No respondió más solo porque quería ver hasta dónde llegaría la alfa, cuando estaba borracha decía muchas cosas que no debería, no porque no lo sintiera.
— Eres, eres la mejor, de verdad. — La mejor... no, la mejor era Morgan. — Te cuento un secreto.
— ¿Qué pasa? — Contestó mientras comenzaba a avanzar.
— Me acosté con Morgan, y en verdad es muy buena.
— Lo sabía.
— Pero es que no tienes una idea, primero. — Mary le cubrió la boca, su amiga era de lo más pudorosa y estando "sobria" se odiaría si contara algo de lo que había hecho.
— Hablaremos de eso después.
Entonces Lang lloró porque no la dejaron contar que era lo que había hecho con Morgan, y también porque tenía que caminar, pero cuando Mary trató de cargarla también lloró porque la trataban como una bebé, lloró porque tardaron mucho en llegar, y también porque llegaron, lloró porque no podía dejar de llorar. Lloró cuando vió a Ulva, el alfa de la manada Albus.
— Ehhh, ¿Su alfa está bien? — Preguntó el hombre.
— Creemos que el veneno está haciendo cosas muy raras con ella, en verdad disculpela. — Se apresuró a contestar Morgan, debía salvaguardar la dignidad de Lang.
— Uff, ojalá nunca cruzarme con ese veneno.

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Poco Convencional
Science Fiction¿Quién ha de creer que los mundos de fantasía existen? Claro que Morgan no lo creía, ni cualquier persona normal hasta que una chica torpe llegó como estampida a su vida diciéndole "Te amo" " Estamos hechas la una para la otra" Y aunque eso no era...