—Me encanta oír es-eso... — confesó Lisa con su voz en un hilo. Ella misma también tenía embarrada la cara de lágrimas. No podía con tanto. — Eres mi estrella, Nini...
—Y tu , eres mi pedacito de cielo — anunció la castaña fundiéndose en otro beso con su novia.
Sus labios no dejaron de rozarse y sus corazones estaban descompensados al igual que sus respiraciones, para este punto la noche estaba empezando a caer sobre sus cabezas pero a ninguna de ellas les importaba cuando se unían sus labios.
Era algo que las hacía caer en un trance del que perdían mucho tiempo en despertar. Y tanto para Jennie como para Lisa estaba siendo demasiado perfecto como para detenerlo.
El frío no importaba menos pero se les olvidaba un poco mientras se mantuvieran absortas en su propio mundo.
La castaña rodeó a Lisa con sus brazos dejando que sus manos fueran solas hasta su corto cabello, ella estaba realmente abrumada por todo lo que había acontecido en su día.
Y como siempre cuando se trataba de su tailandesa , todo parecía ir en subidas y bajadas.
En curvas y en rectas, ella nunca sabía que esperar de Lisa, y eso le encantaba. Sintiendo el sabor de su boca se dejó seducir por la lengua de su chica. La amaba tanto.
No había nada de ella que le disgustara , ni nada que no amará porque ella la hacía sentir como en el mismo cielo.
Ya se lo había dicho, y su tailandesa cada vez se lo demostraba con creces.
Justo como ahora con sus besos deliciosos.
Con sus manos atrevidas que en este momento estaban escalando por sus costados
Pero sin ir más allá, siendo estrictamente respetuosa y sin llegar a subir de tono.
Ella estaba siendo delicada , la estaba tratando como una fina pieza de porcelana.
Cómo la mismísima Monalisa, siendo arte entre sus dedos que se amoldaban a su figura.
Sentía su amor en su toque, sentía su devoción en sus caricias, sentía su admiración cuando lentamente chupaba sus labios con una velocidad tan pasmosa que se moría por cambiar el ritmo por su cuenta.
Estaba desgastantandola poco a poco con su suavidad.
Con su premura y cuidado, ella la estaba dejando más perdida.
Más enamorada, como si eso fuera posible.
Ella hacía eso y más...
Lisa estaba tomando la tarea de lograr que los labios de su novia se pusieran rojitos, tanto como un tomate. Amaba sentir sus besos y los pequeños murmullos que soltaba cada vez que iba más lento.
Cada vez que sus dedos se curveaban contra ella y por encima de la ropa la apretaba en un gustoso contacto por todos sus costados. No había momento en que ella no le demostrará que la amaba.
No había momento en el que no deseara decírselo pero que por alguna razón de su boca no salía. Tuvo conflicto con ello por un tiempo pero cuando ya no pudo más tuvo que soltarlo.
Era una carga que no deseaba llevar, en su cabeza todo estaba bien diciéndose que era el momento Pero algo en su corazón decía que debía ser especial cuando lo hiciera, y lo fue. Ella siguió su corazón, y luego se lo dejo a ella en bandeja.
Cómo tanto había querido.
Todo lo que pasó este día fue perfecto, la cita fue sensacional y los sucesos fueron aún mejor.
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¿Cómo decirle que la amo?
FanfictionUn grupo de amigas que han compartido casi toda su vida juntas. Lisa, una de ellas de un momento a otro empezó a descubrir sentimientos que nunca antes llegó a sentir por alguien, y ese "alguien" era una de sus mejores amigas, Jennie. Esa chica dulc...