¿Cómo decirle que la amo?

Capitulo 49: " De vuelta al ruedo".

— ¿A qué sabrá esta cosa? ¿Crees pueda saber dulce, o agrio igual a cómo huele? — preguntaba una curiosa tailandesa removiendo el líquido blanco que había en el termo. Jennie solo arrugó su nariz en respuesta a esas preguntas.

— Va, Lalisa. Es la leche de Cha-hee es hecha especialmente para la bebé no para nadie más — decía Jennie quien cargaba a la bebé, había tomado la tarea de vestir a la niña ya que hoy la rutina habia tomando un giro desafortunado.

Tras haber tenido la confirmación de la joven madre supieron que la pequeña se estaba incursando en el proceso de pasar a las comidas más salidas,y si ,ya llevaba tiempo intentando con las compotas de frutas.

—Ew ¿eres capaz de probarlo? — vió la cara que hizo la más alta y eso le hizo arrugar la nariz una vez más.

—Si pienso que es leche normal no será tan malo ¿O, si? — claramente no lo haría pero lo que buscaba hacer era provocar la reacción que ahora tenía la contraria.

La castaña la miró con los ojos tan abiertos y el resto de su expresión parecía como un gatito asustado, Lisa estalló en una carcajada al verla.

— Claro que no la probaría, Nini. Cálmate, hubieras visto tu cara. Fue como así — la Tailandesa se burlaba de la castaña a sus anchas imitandola, y escucho un pequeño gruñido de la más baja que solo pudo darle más ternura.

Lisa estaba tan concentrada en lo que era divertirse a costa de la contraria y no se fijó de que estaba a un solo centímetro de crear un desastre, y lamentablemente la única que lo hizo fue la castaña pero fue demasiado tarde.

— Cuidado, Lisa vas a tirar......— su palabras se cortaron cuando el termo con la leche materna de Cha-hee cayó sobre toda la ropa de cama extendido así el olor que tenía aquel líquido y rociando a Jennie y la beba en el proceso, pero siendo está última la que recibió gran parte. — ¡Lalisa! ¡La acabamos de bañar y vestir !.

— Ups, hice enojar a la gatita— decía Lisa casi en un susurro, pero no llego a eso porque claramente fue captado por la afilada audición de la castaña quien la miro severamente, y Lisa temió por su vida al verla tan seria.

—  Que gatita, ni que nada. Iré a bañarla de nuevo y cuando vuelva quiero que mi cama tenga nuevas sábanas y este sin olores añadidos — molesta de levantó llevándose consigo a la pequeña en brazos.

Fue hasta la pequeña maletita de la bebé que Cha-hee empezó a dejarles y donde estaba la ropita de la pequeña para cuando si se presentara algo pidieran obtenerla rápidamente, como ahora.

Hábilmente con su mano libre tomo una pijamita enteriza al azar junto con uno de los pantaloncitos , un pañal también y camino hasta la puerta del baño y se viro hacia la Tailandesa

— y más te vale no hacer otro desastre cuando te toque cuidarla cuando me vaya a bañar, eh. Está cosa es pegajosa.

Eso fue lo último que Lisa escucho de Jennie antes de que está desapareciera de la habitación cerrando de un portazo.

— Uy, de verdad si se molestó —sopesaba Lisa desde su asiento en la cama.

Y la verdad que a como sucedieron las cosas fue la gota que derramo el vaso para la castaña pues la tailandesa fue la autora de un gran desastre en la cocina hace media hora más o menos.

Pensando en eso mismo no cuestiono más la reacción de su amiga pues se había ganado a pulso la regañada. Resopló levantándose de la cama para seguir la orden que la castaña le había dejado y sabía que si la retrasaba estaría en verdaderos problemas.

— Aunque aún enojada no deja de lucir linda, Dios me tiene tan mal.

Bajo el flechazo del recuerdo las imágenes de lo que pasó en la cocina habían pasado por su mente haciéndola reír entre dientes mientras retiraba la ropa de cama.