4 -EL SUEÑO DEL FARO

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A las 08:06 A.M. el beep, sonó en la tablet de Lucy en el torreón.

El Reflejo, salió de su letargo y fluyó hasta el torreón a tiempo de oír los últimos ecos del beep, pero la pantalla estaba negra. Hacía meses que la tablet no producía ningún sonido, quizá Castle volvía a intentar comunicarse con él.

Para la siguiente llamada, el Reflejo estaba listo y esperó atento a oír la voz de Castle. Pero no era Castle. Otro humano se había puesto en contacto con él, sin emitir ningún sonido, ni imagen en la pantalla. A pesar de todo, el Reflejo lo sentía muy muy cercano... Tenía grabado el molde de su cuerpo, su ropa y sus zapatos. Y además tenía un recuerdo de él en su tejido de cristal, como una huella en su piel.

Buscó entre sus recuerdos.

Entre su rotura al caer de la ventana y las estrías negras que le dejaron los impactos de granizo, había una región cauterizada... una marca que ahora lucía candente... como reclamando el cuerpo que faltaba.

Era la marca del Hombre Caído que quedó en el suelo, después de interponerse entre Castle y él. El hombre del suelo tenía abierta una comunicación con el Reflejo, pero no hablaba. No tenía sentido, porque desde que cayó al suelo no habló más.

Intrigado, se puso a explorar entre las hebras de aquella red irrompible que Castle había tejido entre los dos mediante la tecnología de la tablet. Pero además de la herida viva, había otra fuerza que arrastró a su mente como un poderoso electroimán al otro lado del hilo...

Y empezó a captar imágenes.

El Reflejo se introdujo en un paisaje de montañas desconocido, tan cambiante como el humo azotado por la brisa, pero el Reflejo supo que en ese lienzo podía pintar imágenes, y se fijó en que podía ver a Lion, el hombre del suelo, tan claramente como si lo tuviera delante.

Quizá podría hablarle, pero, Lion, ¿lo entendería?

Ni siquiera con Castle pudo comunicarse a pesar de intentarlo día tras día.
Ahora si pudiera gritaría al hombre caído, pero no tenía boca, ni cuerdas vocales. Así que solo gritó en su mente: «¡Estoy en el torreón! ¡Ven a buscarme!»

Y viajó invisible al sueño de Lion.

Lion soñaba que caminaba entre montañas. Enseguida subiría al pico más cercano y vería hacia dónde podría ir...  

Cuando el Reflejo se presentó, Lion perdió el hilo del sueño.

Lion, no llegó a despertarse, porque le atrapó la imagen que el Reflejo estaba proyectando con su mente: un faro blanco surgiendo entre las montañas. Su sentimiento de extrañeza y duda oscureció el paisaje. Inmediatamente, deseó salir de allí, pero el horizonte había cambiado y ya no podía regresar. Sólo la luz del faro iluminaba la niebla creciente. Parecía el mejor lugar a dónde ir.

En cuanto tomó la decisión de avanzar hacia el faro, el camino se elevó obligándolo a caminar con dificultad y le llegó un extraño sonido como de agua chocando con roca.

Cuando empezó a descender, algunos charcos le confirmaron que tras el faro encontraría el inevitable azul de sus pesadillas, el mar absoluto, el muro ominoso y negruzco donde no hallaría ningún lugar donde poner un pie.

El miedo le hizo volar la distancia hasta el faro y se encontró huyendo escaleras arriba.

Notó como el mar crecía a sus espaldas y suplicó que el torreón fuera lo bastante fuerte para protegerlo de la pared de agua que empezaba a encumbrarse.

Antes de llegar al final le cegó el destello del faro: «Estoy en el torreón. Ven a buscarme»

Cuando la ola se precipitó, tuvo la visión del cadáver de Claire rodando rígido sobre la cumbre de otra ola. Lion vio como Claire cruzaba por su mente, para más tarde emerger y desaparecer entre la espuma de las crestas blanquiazules.

 Lion vio como Claire cruzaba por su mente, para más tarde emerger y desaparecer entre la espuma de las crestas blanquiazules

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Retrocedió aturdido, para no mirar a la muerte, pero tropezó con la barandilla y sintió el terror del mar bajo sus pies. A duras penas se mantenía agarrado y se resignó al inevitable final.

Pero no ocurrió nada.

Giró la cabeza y vio que el horizonte era un mar sin nubes.
Todo era infinito azul, calmado y estático.


«Todo es espacio», dijo el Reflejo.
Lion se sintió observado y la visión del azul lo inmovilizaba.

Sin ningún lugar adónde ir, Lion se despertó..

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