43 -CRACK

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Reflex oyó el chillido del Magort y subió al piso de arriba. El ave volaba en línea recta sin perder sustentación como si viajara por raíles invisibles y se posó limpiamente en su brazo. El contacto apenas duró un momento, porque Reflex transmitía calor. El Magort se posó en una de las sillas frente a la piscina en una actitud de espera.

Reflex estaba cambiado en su interior y le costaba lidiar con sus nuevos sentimientos y el ático ya no le estimulaba estando solo. Se sentía otra vez en espera, atado a un tiempo vacío. Era como un dragón retenido en una cueva demasiado estrecha observando un mundo sin límites. Un mundo que quería entender.

El Magort giró la cabeza al verlo avanzar hacia las escaleras de la piscina. Reflex no se había acercado al agua por el miedo que tenía Lion y porque, en definitiva, era sólo agua. Pero los humanos lo consideraban un lujo, y decían cosas como: grande, espectacular. En el agua se relajaban, reían e intimaban.

Reflex se paró en las escaleras y decidió sumergirse poco a poco, con los sentidos alerta. La inercia lo llevó al centro de la piscina, pero no le importó hundirse, porque su mirada se perdió en el azul inmenso lleno de nubes. Y se sintió como una nube más. Cuando el sol reapareció, Reflex iluminó la piscina desde el fondo y se elevó un poco.

En los documentales sobre vida marina que había visto, los peces que no tenían aletas ondulaban su cuerpo y planeaban. Cuando lo intentó sólo logró extenderse, pero subió muy rápido. El Magort lo sobrevoló, y Reflex aprendió a nadar imitando los movimientos suaves del ave.

En cuanto salió de la piscina, el Magort fue a su encuentro. Había valido la pena la experiencia de sumergirse y nadar. ¿Cuánto más podría hacer? Lion y Beth, eran su única referencia directa, pero no podía preguntarles ahora y no sabía cuándo volverían. Sin embargo, había visto miles de humanos en las imágenes del dron ¿Qué pensaban ellos? Le gustaría verlos de cerca, pero tenía que ir poco a poco. La experiencia con Lion, le había enseñado que acercarse demasiado podría causarle problemas. Sin embargo, una idea tomó forma: quizá podría nadar por el aire.

El Magort apareció a su lado y saltó como animándolo. Reflex imitó el salto, se zambulló en el aire aplanando su forma hasta vencer la inercia de la gravedad, y se elevó... Después planeó hacia el edificio más cercano y logró pararse con alguna dificultad en un hueco entre las antenas. Esto era lo más lejos que había conseguido viajar por sí mismo y no le había supuesto demasiado esfuerzo. Se aseguró de mantenerse transparente y tomó puntos de referencia, como había leído que hacían los marineros, para saber volver. Miró al ático del que había venido, y le resultó raro ver que, por debajo, había plantas sin construir. Era el único edificio visible que no estaba completo. Mil metros más abajo estaba la vivienda de Whitaker y el garaje que había visto en los monitores del estudio. El Magort volvió a captar su atención, había dado una vuelta completa y seguía animándolo con chillidos tenues. Reflex se lanzó de nuevo imitando los movimientos del Magort. Sabía lo que tenía que hacer, pero mantenerse en el aire le resultó mucho más difícil que nadar.

Al sentir cómo la brisa y el sol recorrían su cuerpo, se extendió al máximo. Solo había sentido algo parecido siguiendo a Lion en sus sueños, pero las sensaciones vívidas de liberación no tenían comparación con nada que hubiera sentido antes.

Al extenderse perdido movilidad y había bajado unos doscientos metros sin darse cuenta.

El Magort giró hacia él y luego se dejó llevar por una corriente de aire caliente, pero Reflex no fue capaz de imitarlo con la rapidez suficiente y en el proceso bajó mucho más.

Intentó planear iniciando un gran círculo para ganar altura. Pero las luces y los múltiples sonidos lo saturaron por su intensidad. Era demasiada información para procesarla, y no se dio cuenta de la velocidad a la que estaba cayendo.

El Magort emitía chillidos de impotencia al verlo precipitarse hacia la calle. En el último momento lo vio girar hacia un tejado. No había nada que amortiguara el golpe y el crujido hizo que la gente mirara en todas direcciones.

Reflex necesitaba curarse con urgencia, pero no podía arriesgarse a ser descubierto. Se deslizó dolorosamente por el suelo hacia la parte de atrás de la avenida, buscando la oscuridad de un muelle de carga abandonado. El Magort se paró en una escalera de incendios, y sus ojos reflejaron como Reflex se había convertido en cristal fundido y se extendía como el magma de un volcán. Esta vez el proceso fue muy rápido.

Cuando Reflex se recuperó, vio como un perro se acercaba olisqueando los grandes contenedores de basura. Sabía que tenían un olfato más sensible que los humanos y temió que sus ladridos atrajeran a la gente. Recordó las advertencias de Lion sobre nunca dejarse ver y se quedó muy quieto. El perro seguía avanzando hacia él, pero se desvió para comer algo de una bolsa caída. Cuando acabó, marcó el contenedor y siguió su camino hasta el siguiente montón de basura.

Reflex se sintió invisible.

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