Cuando llegaron al ático, Lion se fue a duchar, mientras Beth se cambiaba de ropa en su cuarto. Mas tarde, Lion improvisó un picnic en el salón, y Beth se incorporó a la fiesta metiéndose en la boca lo que tenía más a mano. Terminaron las provisiones en diez minutos, y Beth se adelantó para hacerse un café en la máquina de la cocina. Lion la acompañó para ver cómo conseguir un café con la mezcla y los ingredientes de su preferencia.
Al terminar, Beth reparó en la vestimenta de Lion.
—Hum... ¿Vas a salir a correr? —Preguntó Beth divertida, señalando la camiseta y los pantalones deportivos de Lion.—Y tú ¿cómo aguantas un jersey de cuello alto en una habitación climatizada?
—Ah, yo tengo excusa, este es mi uniforme oficial de investigadora despedida.
—Siento lo que ha pasado... Whitaker me comentó que hacías algo para Castle.
—Sí, investigaba a Jacob Hauer, pero estoy muerta profesionalmente. Y todas las pruebas que he conseguido acumular ya no sirven, Jacob me obligó a firmar un acuerdo de confidencialidad.
—¿Eduard Castle no te contrató?
—Teníamos un acuerdo de palabra, nada que conste en un papel. Aún sigo percibiendo una cantidad al mes, igual que Whitaker. Así que tenías razón, de alguna manera, Eddy contaba con nosotros tres.
—Bueno, yo te contrato para que sigas investigando a Jacob. Puedes empezar con las fotos de su sicario que saqué con la ayuda de un dron.
Lion hizo que Zoe se encargara del papeleo legal contratando a Beth como investigadora freelance y le envió toda la documentación junto con las fotos móvil de Beth.—Gracias, pero va a ser difícil probar la relación entre Jacob y los dos sicarios.
Lion necesitaba dormir y quedaron en verse unas horas más tarde. Beth fue al cuarto de estudio y sacó las fotos para cotejarlas en Internet. Tenía que esperar un poco, así que aprovechó para sacar la ropa de la maleta y reordenar el armario. Entonces reparó en la llave que colgaba al lado izquierdo de la puerta. Siempre había estado ahí, pero sólo ahora la palabra «Winterlander», tenía sentido para ella.
Lion durmió profundamente, como llevado a la deriva por un río lleno de esponjosas nubes. Fluyó en su sueño calle arriba con la confianza de poder subir al edificio más alto sin la ayuda de escaleras. El Reflejo, sin embargo, tampoco pudo intervenir en ese sueño, porque Zoe lo mantenía vetado por irrumpir durante la operación de vigilancia para proteger al hijo de Castle.
Lion se dio una ducha ligera para despejarse y se cambió de ropa. El espejo le presentó la cara de un hombre relajado hasta que recordó que aún tenía mucho trabajo que hacer y vio su cara seria de todos los días.
Cuando salió al salón, el aroma a café recién hecho le recordó que Beth estaba en el ático y por unos segundos se sintió como en casa. En realidad, seguía siendo un extraño en el ático. Beth, o incluso el Magort, le parecían con más derecho a estar allí que él.
Beth lo esperaba en la piscina leyendo en su tablet, y se vio obligado a romper el hielo.
—«El pájaro» ha pasado día y medio sin aparecer ¿Me tengo que preocupar?
—No te preocupes, siempre vuelve.
—¿Crees que lo han podido... cazar?
—No. Ese Magort es el 'Magort', el único ejemplar conocido de su especie. Si alguien lo matara incluso podría ir a la cárcel.
—¿Qué tienes ahí? —Dijo Lion señalando la llave grande que tenía Beth al lado de su móvil.
—Creo que es la llave de la mansión de la que habla el testamento... Ahora supongo que te irás pronto.
—¿La has encontrado en tu cuarto? —dijo extrañado.
—Siempre ha estado allí. Pensaba que era un souvenir más de Castle, hasta que he relacionado Winterlander con la mansión que debes restaurar.
—Es curioso, porque he seguido las instrucciones Eddy a través de Zoe, y no recuerdo que haya mencionado nada de la llave.
—¿Lo llamas «Eddy»? —En la voz de Beth había reconocimiento y ternura.
—Sí, ya es como de «la familia» —dijo Lion avanzando hacia la piscina. No quería profundizar en la emoción que había mostrado Beth. Pero la vista de los dos cielos apenas separados por una línea difusa entre el cielo y el agua, le hizo sentir vértigo.
—Dijiste que me necesitabas —dijo Beth en un susurro. Lion se volvió hacia ella.
—Es difícil de explicar. El hecho de que Eddy me nombrara heredero me ha devuelto la seguridad en mí mismo y tú me has quitado el miedo... a la muerte azul.
—¿Muerte azul? ¿Eso es de tus pesadillas? —se interesó Beth.
Claire, mi mujer, murió arrastrada por un tsunami. Me dijo que se iba de vacaciones... que quería volver a hacer surf. Pero en realidad quería alejarse de mí... Se había puesto de moda visitar «playas vírgenes... de aguas templadas robadas al hielo» ...
Un nudo en la garganta bloqueó a Lion.
—Recuerdo esas ofertas —dijo Beth para animarlo a continuar.
La voz de Lion era un murmullo entre dientes:
—Viajé hasta allí. Me dijeron que: «Ya pasó todo». Estuve un mes bajando a la playa todos los días antes de darme por vencido. Más tarde se recuperaron algunos drones de los turistas sobrevivientes y se hizo un documental. Una... una ola se elevó tragándose a los surfistas y barriendo toda la costa. Por unos instantes el mar llenó toda la pantalla, y todo fue azul. No pude despedirme de ella. El azul borró el horizonte y fue imposible escapar. Después empezaron las pesadillas.
—¿Eso es lo que has revivido cuando me has visto llegar? —dijo Beth con los ojos muy abiertos.
—Sí. Temí verte morir... como a ella.
El beso le llegó a Lion tan inesperadamente como la primera nalgada de bienvenida al mundo y lloró en silencio.
— Lo siento, no he debido... —dijo Beth sorprendida de su reacción.
—Creo... que no estoy preparado para empezar una relación —dijo Lion torpemente.
—Lo entiendo. No quiero... Quizá sea mejor que me busque un apartamento.
—Ha sido culpa mía —dijo Lion abrazándola.
— ...
—Quería tenerte cerca. Quédate hasta que vuelva y veamos qué pasa.
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REFLEX
Science FictionSiempre que nos acercamos a una ventana miramos a través de ella, pero nunca nos fijamos en el cristal. _ 2021© -2024© Safe Creative