23 -MISIÓN EN GRANHOLM(1)

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Lion seguía la limusina de Whitaker manteniendo cierta distancia. La Residencia Granholm estaba a las afueras de Ciudad Capital muy cerca de Rombergen. Al llegar a la autopista tomaron el desvío hacia la residencia Granholm, y luego dieron un rodeo por la ruta que llevaba al mirador. La noche mimetizaba al Abarth negro de Lion y la limusina. No se cruzaron con ningún vehículo, pero aparcaron entre los pinos al lado de un sendero por si había alguien en el mirador.

—Es mejor que dejes el coche aquí —dijo Whitaker —. Este sendero lleva a una puerta que ya no se usa, pero te será fácil abrirla. Después hay un tramo asfaltado que te llevará a la torre donde está el chico.

—¿No hay vigilancia?

—Para le gente de Ciudad Capital este lugar no existe, está demasiado cerca de Rombergen. Antes era un hospital, pero ahora solo atienden a ancianos. Únicamente hay un robot vigilando la entrada, pero de momento lo evitarás si vas por este sendero.

—Envía tu dron para asegurarnos de que todo está tranquilo.

Whitaker hizo que el dron se elevara sobre el mirador y luego subieron a echar un vistazo.

Desde la vista privilegiada de la terraza natural, el complejo de edificios de la Fundación Granholm quedaba a unos cincuenta metros hacia abajo. Todo estaba a la vista, pero Lion se centró en la entrada principal, y el edificio residencial, en cuya torre estaba Michael. Todo estaba iluminado por farolas del estilo de Suttherland, sólo que éstas permanecían encendidas. Del resto de los edificios se podía ver alguna luz, pero no había movimiento de coches, ni personas. Por último, enviaron al dron para comprobar las matrículas de los coches aparcados. En pocos minutos el dron, envió las fotos a Zoe, que informó:

—Ninguna matrícula corresponde con el coche de Jacob Hauer, ni de sus gorilas. —Confirmó Whitaker.

—Solo queda encontrar la habitación de Michael —dijo Lion. "Zoe, mantén el dron enfocado en la esquina derecha del último piso. Alguna de esas ventanas debe dar a la habitación de Michael."

En cuanto el dron encontró la habitación del chico, Lion ordenó a Zoe que lo mantuviera en esa posición.

—¿Seguro que quieres hacerlo solo? —Dijo Whitaker.

—Me las apañaré si me dejas el dron. Ahora mismo prefiero que estés cerca de Beth por si te necesita. Tengo la sospecha de que Jacob le ha pinchado el móvil y es posible que ya sepa que el hijo de Castle está aquí.

—¿Crees que enviará un sicario a matar a Michael?

—Estoy seguro de que Castle tenía un motivo fundado para pedirme que cuidara de su hijo. Y para Jacob, Michael es otro competidor por el imperio de Castle.

—¿Necesitas un arma?

—No, pero en cuanto puedas mándame alguien para que me releve por la mañana.


Lion dejó que Whitaker se alejara antes de conducir el Abarth hasta el sendero. Aparcó, cogió la mochila táctica y siguió andando por el estrecho camino que serpenteaba rodeando la loma. Al salir del bosque encontró una vieja puerta. Cortó la cadena, y abrió lo justo para pasar.

Estudió la foto que el dron había hecho de la habitación de Michael y dirigió el artefacto por encima y disparó el garfio. Comprobó que la cuerda estuviera bien sujeta y se detuvo un momento, atento a cualquier sonido.

Sin dejar de prestar atención, con manos hábiles se fue quitando la camisa, pantalones y calcetines, dejando al descubierto el traje táctico negro que llevaba debajo. Después sacó de la mochila el chaleco y el cinturón. Se ajustó el correaje y comprobó que todo estuviera en su lugar. Sacó un estribo y lo sujetó a la cuerda. Metió el pie y esperó a que la luna se ocultara entre las nubes antes de dejarse elevar hasta el balcón.

Ocultó el cuerpo para evitar que su silueta fuera visible y permaneció a la escucha. Nada. Sólo le llegó el murmullo tenue de las máquinas que provenía de la habitación de Michael. Sabía que no había alarma, pero la puerta del balcón tenía un pestillo antiguo. Usó su herramienta multiusos para localizar el pestillo y elevarlo lo suficiente para abrir la ventana y luego lo fijó con un imán.

La habitación, aunque levemente iluminada permitía ver con claridad a Michael. Parecía un chico sano de unos diecisiete años, si no fuera por las máquinas a su alrededor y el tubo de alimentación parenteral.

Lion encendió la linterna sujeta a su cabeza y empezó a colocar microcámaras en los cuatro ángulos de la habitación. Subió al tejado y cambió la posición del dron hasta colocarlo de forma que tuviera una buena imagen de la entrada al complejo residencial. Se sentó en el butacón de las visitas, puso la alarma para las siete, y comprobó las imágenes de todas las cámaras.

Lo siguiente era concebir un plan que impidiera el acceso al edificio durante el siguiente cambio de turno.

Pidió a Zoe que localizara los hospitales más cercanos y de ellos, los dos más grandes. Y comprobó que el vehículo que necesitaba interceptar podría venir desde el este o el oeste. Con ayuda de Zoe verificó una lista de los posibles vehículos que abastecerían de material sanitario a los hospitales... Buscaba un vehículo que hiciera la ruta cada día, así que quedaban descartados los grandes camiones que transportaban sueros, guantes, jeringuillas, etc. Tenía que explorar otras opciones. Lion necesitaba que el camión llegara antes del cambio de turno de las ocho de la mañana.

—Una furgoneta recoge los residuos cada día entre las siete y las siete y media. —Informó Zoe.

«Veamos, soy un conductor de una furgoneta... ¿Dónde me tomaría el primer café de la mañana?», pensó Lion, mientras verificaba la lista de bares. El único disponible estaba a cuatro kilómetros de distancia, pero abría a las seis. Pidió a Zoe ver el mapa de la zona, y cuando obtuvo imágenes del bar, decidió que él también se tomaría un café allí.

Disponía de unas horas para dormir, y se recostó de forma que siempre tuviera a la vista la imagen que transmitía el dron de la entrada a la residencia. De tanto en tanto, la pantalla se iluminaba cuando algún coche cruzaba la autopista, pero el sueño vigilante de Lion discriminaba lo que no representaba un peligro.

En esas condiciones, al Reflejo le costaba conectar con Lion, y cuando estaba a punto de conseguirlo, Zoe le cortó la comunicación, porque estaba en modo vigilancia y su directiva de proteger al hijo de Castle tenía máxima prioridad. Así que el Reflejo sólo obtuvo acceso a las imágenes que el dron transmitía a Zoe.

Media hora más tarde, la pantalla de Zoe mostró cómo un coche negro bordeaba el camino principal y se aproximaba con cautela.

El Dron emitió un zumbido y Lion se incorporó totalmente despierto. Una ojeada a la pantalla le bastó para hacerse cargo de la situación. Rebuscó en su mochila y cogió una pequeña pistola, a la que, con precisión de relojero, fue añadiéndole partes hasta convertirla en un pequeño fusil.

Acercó el dron al coche y ordenó a Zoe que actuara como una mirilla telescópica para afinar el disparo. Señaló con el dedo a una rueda y el dron disparó una diminuta bala que reventó la llanta del vehículo haciéndolo girar sin control. El conductor con gran pericia evitó volcar y saltó del coche para ponerse a cubierto. Pero Lion acercó más el dron para hacer una ráfaga de fotos con flash.

El tipo captó el mensaje, y levantando las manos volvió al coche y lo condujo con dificultad hacia la zona de servicio. Lion apagó las luces del dron y lo volvió a colocar en su posición de centinela sin perder de vista al asaltante. Diez minutos más tarde, vino otro coche en su ayuda, y tras cambiar la rueda ambos se marcharon.

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