Lisa Stallman recibió el aviso de Richard, el encargado de la sastrería, de que Lion Lamarc, un cliente vip, vendría a las cinco. Lisa buscó referencias sobre Lion, pero no encontró nada. Más tarde, ordenó: «Richard, prepáralo todo, quiero atenderlo a solas».
El "beep", le avisó de que Lion llegaba, y Lisa lo esperó parapetada tras las cortinas del recibidor. Sus astutos ojos no perdieron detalle de cómo bajaba del coche y avanzaba hacia el local. Saltaba a la vista que no era un pomposo heredero, ni un sofisticado bon vivant por su pésimo gusto para vestir, pero su porte y movimientos resueltos transcendían más allá del feo traje y de su gesto preocupado.
Lion miró el raro escaparate exterior donde estaban expuestos trajes y vestidos para hombre y mujer con sus complementos. En Suttherland no había visto ninguna tienda que tuviera tanta variedad de tejidos y colores. Dio unos pasos hacia un maniquí femenino vestido con una gabardina y regresó a la puerta.
Cuando Lion entró en el local, Lisa se dirigió a él como si la conversación ya hubiera empezado:
—¿Un cambio de look?
Lion que no esperaba un recibimiento tan directo, echó un rápido vistazo a su alrededor: La tienda era demasiado grande para que la atendiera una sola persona, aunque fuera alguien capaz de hacer que todo gravitara ante su formidable presencia. Y Lion intuyó que estaba ante la dueña del negocio y decidió contestar en el mismo tono:
—Estoy pensando en quemar esta ropa ¿Qué me sugiere?
—Mire aquellos trajes del fondo y elija uno.
Veinte segundos después, Lion volvió con un traje oscuro.
—¿Un funeral?
—Una cita. Quiero estar presentable.
—¿Para la chica de la gabardina?
—Hum, podría ser, pero no es la cita que me preocupa.
—¿Qué problema tiene?
Lion enseñó sus cartas con la esperanza de descubrir por qué Zoe le había recomendado Stallman Fairs:
—Eduard Castle, me ha nombrado su heredero y... —Lion se interrumpió al notar que el nombre de Eduard Castle significaba algo para aquella mujer.
—Me llamo, Lisa Stallman.
—Lion Lamarc.
—Deje el traje aquí y sígame –Pulsó un botón en su pulsera y un empleado se hizo cargo del traje.
Lisa le llevó a un saloncito, y lo invitó a sentarse.
—¿Lo llegó a conocer?
—¿A Castle? lo vi poco antes de que muriera.
—Así que lo han ascendido a primera división y está preparando el próximo partido.
—Como heredero de Castle tengo que ocuparme de algunos asuntos.
—¿Unos asuntos...?
—Tengo una cita con un abogado hostil.
De nuevo, Lion captó un ligero relámpago en los ojos de Lisa.
—Un momento. —Lisa intuyó que Lion era 'el heredero de Castle' y cambió de táctica. Se alejó para hablar por el comunicador de su muñeca.
Enseguida aparecieron varios dependientes. Cuando todas las medidas de Lion quedaron anotadas, los empleados fueron yendo y viniendo para mostrarle cinturones, corbatas, chalecos y otros complementos que en cuanto eran elegidos por Lion, colocaban en perchas. Para cuando Lion salió del probador, Lisa ya tenía preparados unos zapatos nuevos.
Cuando estuvo seguro de que nadie escuchaba, Lion añadió:
—¿Sabe dónde podría conseguir 'complementos especiales'?
—¿Cómo ha sabido...? —preguntó Lisa preocupada. ¿Qué clase de tipo era Lion?
—No lo sabía, pero tenía que preguntar.
—Acompáñeme.
Lo condujo por un corto pasillo y desbloqueó una puerta con el contacto de su mano. Una gran sala fue revelándose a medida que luces laterales iluminaban el variado surtido de trajes tácticos, armas cortas y artefactos tecnológicos.
Eligió un equipo completo: traje táctico, con mochila, armas cortas y... no había drones.
—¿No tiene drones?
Lisa Stallman arqueó una ceja —y trató de ganar tiempo.
—Los drones no son legales en Ciudad Capital.
—Entiendo, ¿cómo puedo conseguir uno? En mi último encuentro con Jacob Hauer estoy seguro de que me grabó con un dron y quiero estar preparado la próxima vez.
—Está bien, pero tengo que encargarlos, y no puedo traerlos aquí. Tendré que enviárselos a su casa.
Una hora después Lion estaba cenando con Lisa Stallman en uno de los restaurantes del Distrito de la Costa.
—Está usted metido en un buen lío ¿No es cierto?
—Sí, soy el heredero más confundido del mundo, pero creo que Castle quería que nos encontráramos... y me pregunto qué motivo podría tener.
Lisa se alegró de poder hablar con franqueza.
—No es usted el heredero que esperaba.
—¿Esperaba a Jacob Hauer? ...
—Hauer, era la mano derecha de Castle, así que era el más probable. Pero podría ser cualquier socio mayoritario que quisiera atar los cabos sueltos.
—Pues Jacob quiere quitarme la herencia de Castle, y si le sale con la suya, quizá se produzca el encuentro que usted teme. Ya sabe mi historia ¿Por qué no me cuenta la suya con Castle?
—Cuando lo conocí, se llamaba Eduardo Castillo. Le caí bien y me contó sus planes de venganza en la primera cita. Empecé por sugerirle que se cambiara el nombre, pero se limitó a traducirlo al inglés. También me pidió que lo presentara en sociedad... pero descubrí que no hacía muchos amigos.
—Pues una investigadora del Star & Steel lo cuidó hasta su muerte, y Whitaker, su guardaespaldas, todavía vela por sus intereses.
—Quizá cambió antes de morir.
—Jacob opina que se volvió loco. Yo no lo creo, pero eso explicaría las extrañas cláusulas que tengo que cumplir como heredero: Cuidar de un hijo del que no sé ni el nombre y restaurar una mansión en Winterlander —si lo que acababa de decir tenía algún sentido para Lisa no lo dejó entrever y a Lion le pareció muy significativo.
Después de cenar, continuaron la velada un reservado exclusivo para socios, y ambos se pusieron al día. Lisa habló de los viejos tiempos cuando Castle era un nuevo rico desconocido en Rombergen, y Lion le habló de cómo Castle lo contrató después de muerto valiéndose de un testamento. La anécdota hizo sonreír a Lisa.
—Castle era así. El hombre más obstinado que he conocido.
—Lo curioso es que antes de que yo aceptara la herencia, me mandó este diario.
Lisa quizá era la persona que mejor conocía a Eduard Castle y, sin embargo, mostró sorpresa al ver el diario.
—Así que este es el famoso diario.
—Lo que queda de él. Ahora tiene incrustado un organizador personal que atiende por Zoe. No sé a dónde pueden estar las hojas originales. Pero ¿sabe lo más interesante?: cuando intentaba buscar una sastrería en el ordenador de Castle, Zoe intervino para sugerirme Stallman Fairs. —Lisa cerró los ojos. El momento había llegado.
—¿Qué necesita?
—Saber dónde está el hijo de Eduard Castle.
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REFLEX
Science FictionSiempre que nos acercamos a una ventana miramos a través de ella, pero nunca nos fijamos en el cristal. _ 2021© -2024© Safe Creative