El WcsThunder invirtió los motores y aterrizó verticalmente en una zona libre de carga y descarga del puerto de Winterlander. Lion quería que lo vieran. Bajó por la escalerilla cargando una pequeña mochila, y al primer curioso que se atrevió acercarse, le dijo que quería ver a John Murdock.
Empezó a andar por la calle del pueblo directo hacia el bar. Algunos lo reconocieron y se corrió la voz. Murdock salió a recibirlo.
—Ya te paseas por Winterlander como hacían los Steel en los viejos tiempos. Pasa adentro y toma algo.
—Tengo un negocio y me gustaría contártelo en privado.
—En este pueblo no hay mejor lugar que mi casa.
—Piénsalo, sí que hay un lugar mejor, aunque nunca has entrado.
Murdock lo miró a los ojos.
—Has cambiado. Has ido a la mansión y has cambiado. Y ahora quieres que te acompañe a donde vive ese diablo.
— Yo creo que siempre has querido echarle un buen vistazo a la mansión. Verás que no hay ningún diablo y yo voy contigo.
—¿Y mis hombres?
—Puedes tenerlos a la vista, pero prefiero que te esperen abajo. No es un negocio que ellos deban saber hasta que lo hablemos en privado.
Murdock accedió porque tenía mucha curiosidad por saber qué negocio quería proponerle Lion, el heredero de Castle. Un tipo que despilfarraba el dinero en un WcsThunder para viajar a Winterlander.
—Veo que llevas mochila, ¿Vamos de picnic?
—Te invitaré a un trago cuando lleguemos.
A Murdock no le apetecía andar con sus hombres detrás y pidió dos coches. Se subió con Lion al más lujoso, y ordenó a sus hombres que lo siguieran en otro con puertas de distinto color.
Cuando llegaron a la mansión, Murdock hizo señas a sus hombres para que mantuvieran las distancias, pero alerta.
Esta vez, Lion tuvo que usar la llave y empujar la puerta. Los goznes protestaron y la hoja chirrió arañando el suelo. La casa gritaba su opresiva soledad y denunciaba los pasos de los dos hombres multiplicándolos en ecos que resonaban por el largo pasillo y por las paredes y techos del piso de arriba.
Aunque la luz de la mañana entraba por los altos ojos de buey, a Murdock le recordaron vidrieras de iglesia con imágenes del juicio final y desvió la vista hacia los ventanales luminosos del fondo.
—Ahí bailaban —informó Murdock para romper el silencio.
Murdock no se dio cuenta de que Lion se había parado al pie de una escalera. De mala gana, Murdock, volvió con él.
—¿A dónde quieres ir? —preguntó Murdock.
—Al torreón, por supuesto.
—Mis hombres... están cerca.
—En cuanto te vean en el torreón se quedarán tranquilos.
—Ella... Dorothy, debió subir por estas escaleras porque su habitación está arriba. Siempre encendía todas las luces. Parecía que quería que la vieran. No se comportaba como una mujer normal...
Murdock se calló porque Lion había abierto la puerta de la habitación de Dorothy. Había espejos de pared a pared al frente y en el respaldo de la cama. Un gran armario y un tocador con su silla. Las ventanas de la habitación eran balconeras que daban a los laterales de la casa. Lion empezó a andar hacia una pequeña escalera interior.
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REFLEX
Science FictionSiempre que nos acercamos a una ventana miramos a través de ella, pero nunca nos fijamos en el cristal. _ 2021© -2024© Safe Creative