El Reflejo notaba la mente de Lion cada vez más cercana.
Sabía que Castle había muerto y ahora sólo estaba pendiente de Lion.
Con la muerte del espejo, le vino la idea de la muerte...
De la certeza de la muerte que tenían las criaturas vivas.
Y supo que ya no había vuelta atrás.
Por eso supo que Castle había muerto antes de tener las pruebas facilitadas por la tablet. Gracias a eso, entendió por fin lo que le quería decir Castle, en sus últimas palabras. Mensaje que su mente en duelo bloqueó.Y cómo si pudiera hacer algo para cambiar la muerte en vida, Intentó parar la muerte del espejo, reuniendo sus cristales rotos, y fundiéndolo de nuevo. Pero sólo consiguió un cristal inerte con la imagen gravada de Castle.
La misma que tenía grabada en su mente.
Castle estaba muerto.
Muerto a la manera humana.
Descomponiéndose en algún lugar donde sus partículas deshilachadas habrían abrazado la tierra y ahora formarían parte de otras vidas, de otras criaturas inconexas, quizá sin mente, ni cordura.Al Reflejo le gustaría saber dónde están esas partículas de Castle, para reunirlas... pero entendió que sólo conseguiría otro cristal inerte. Con eso tenía la prueba definitiva de su diferencia con los humanos, el Reflejo podía juntar sus trozos rotos, podía fundirlos y vivir.
La muerte de los humanos le resultaba inescrutable.
Zanjó el asunto. Ya no podía hacer nada.
Lion Lamarc se acercaba... Se lo decía el incendio de su herida donde la piel y el tejido de Lion quedaron atrapados y ahora vivían fundidos en trenzas de cristal.*
Cuando el Reflejo salió de su duelo, volvió a recorrer la casa con el frenesí de un pueblo la víspera de una fiesta... Apresurándose como el fuego por el aire, limpió el pasado, bruñó los suelos, sacó la costra de pintura, abrió todas las ventanas y pulió todos los espejos. Por el inminente encuentro con Lion
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REFLEX
Science FictionSiempre que nos acercamos a una ventana miramos a través de ella, pero nunca nos fijamos en el cristal. _ 2021© -2024© Safe Creative