¿Qué ocurre? ¿Por qué de nuevo me llenan las ganas indestructibles y feroces de atrofiar mi rutina de sueño para escribir...? ¡Qué importa! Voy por mi café.
Mi poesía, la que se me ocurre en lo más profundo y oscuro de la madrugada.
• únicamente p...
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La gente cree que solo son dos años sin ella, no, es más que eso.
No han sido solo dos años, han sido 731 días desde que me negaron ese último abrazo, ese último adiós a la niña que me motivó tanto en aquel entonces; alguien que conocí desde pequeña y me acompañó paso a paso por cada rincón del mundo de nuestros sueños. Teníamos una promesa, teníamos anhelos, teníamos todo lo que cualquier muchachita de 13/14 años hubiera querido, nos queríamos, éramos inseparables. Ese 20 de julio de 2022 no solo falleció mi mejor amiga, sino que por mucho tiempo también se sepultó mi esperanza, mi alegría, mis sueños, mis metas… Todo se fue debajo de la tierra junto a ella en ese abrazo que no le pude dar, en esa última imagen tan vulnerable de su cuerpo conectado a una máquina. También han sido 731 días de angustia y espera, 731 días de un vacío en el pecho para sus padres, de una denuncia que no ha trascendido, porque así funciona el sistema de justicia, ¿verdad?, solo funciona para los que tienen dinero.
731 días desde que tuve que aceptar que ella nunca se pondría ese vestido de XV que me pidió que le ayudara a elegir, y yo jamás tendría el valor de ponerme uno tampoco. 731 días en los que se me hizo un callo en el corazón, y hasta la fecha, por más que lo intento, no he podido tener una mejor amiga, pues siento que ese lugar aún le pertenece a ella, y con mi mejor amigo me costó y me dolió el alma admitir que sí le tenía un aprecio tan grande como para darle esa etiqueta. Y en mi corazón, Fernanda siempre será la niña sonriente que me habló en la escuela cuando me vio sentada sola, a la que no le importó nada con tal de seguirme el paso. Con la que prometimos, en un día de esos que las tardes se hacen largas y el aburrimiento induce a la imaginación, que cuando tuviéramos entre 40-45 años tendríamos un café tapizado en pinturas de mariposas monarcas.
Porque le prometí que la llevaría a conocer a las mariposas monarcas, y como casi todo en mi vida, fracasé, no lo cumplí. Pero si doy un vistazo a mi vida entera, puedo decir que hay pocas cosas que sé que he hecho bien, que he tratado como se merecen, y ella siempre será una de ellas, sin importar cuántos años más pasen.
Y cuando se cumplan quince mil días sin ella, tal vez aprenda a dejarla ir.
Mi mejor amiga, Fernanda. Descansa en paz, te querré eternamente, aunque mi "eternidad" sea más larga que la tuya.
