Herederos del destino | Ben Bestia.

C15: Confusiones y decisiones.

BEN.

El sol de la mañana brillaba a través de las ventanas del castillo de Auradon, llenando los pasillos de una cálida luz dorada. Sin embargo, dentro de mí, todo se sentía frío y oscuro. Caminaba por el corredor, fingiendo una serenidad que no sentía, mi mente girando en torno a Mal, a Soleil y al extraño hechizo que parecía envolver todo.

Miré a Mal, quien estaba a mi lado, sonriéndome con esos ojos verdes brillantes que habían capturado mi atención desde el primer día. Fingir estar enamorado de ella se había vuelto una rutina. Después de todo, el hechizo había sido fuerte y convincente, pero algo dentro de mí seguía luchando contra la atracción artificial. No podía negar que había algo especial en Mal, algo que me hacía querer protegerla y conocerla mejor, pero también había una confusión que no podía ignorar.

—¿Todo bien, Ben? —preguntó Mal, su voz suave pero llena de curiosidad.

—Sí, todo está bien —respondí automáticamente, forzando una sonrisa que no alcanzó mis ojos—. Solo pensaba en los eventos recientes.

Ella asintió, aparentemente satisfecha con mi respuesta. —Ha sido un tiempo complicado, pero lo superaremos juntos.

Su confianza era reconfortante y, al mismo tiempo, perturbadora. No podía dejar de pensar en lo que había sucedido en el lago encantado, en la repentina desaparición del hechizo y la aparición de Soleil en mi mente. Había algo en ella que me desafiaba, que me empujaba a cuestionar todo lo que creía saber.

Después de esa experiencia, decidí que debía alejarme de Soleil. No podía permitir que su presencia volviera a desatar esa confusión dentro de mí. Además, después de nuestra última conversación, estaba claro que ella también estaba dispuesta a mantener las distancias.

Mientras caminaba por los jardines, vi a Soleil a lo lejos, hablando con algunos de los estudiantes. Parecía tan segura de sí misma, tan centrada. La forma en que su cabello brillaba al sol, su risa contagiosa... Todo en ella me recordaba por qué siempre habíamos chocado, pero también por qué no podía dejar de pensar en ella.

Decidí tomar una ruta diferente para evitar cruzarme con ella. No podía permitirme más distracciones. Mal era mi prioridad ahora, y debía concentrarme en nuestra relación, sin importar lo que mi corazón o mi mente intentaran decirme.

Más tarde ese día, me encontré a solas en mi habitación, intentando procesar todo. La puerta se abrió y entró Lumière, mi consejero de confianza.

—¿Te encuentras bien, Alteza? —preguntó, su voz llena de preocupación.

Suspiré, apoyándome en el respaldo de mi silla. —Estoy... confundido, Lumière. Todo este asunto con Mal y Soleil... No sé qué hacer.

Lumière me miró con comprensión. —El amor es complicado, y las emociones a veces nos confunden. Pero recuerda siempre seguir lo que tu corazón te dice.