|| PRIMER LIBRO COMPLETO.
|| SEGUNDO EN PROCESO.
En el brillante y encantado reino de Auradon, dos príncipes, cada uno con un legado poderoso, han estado en una constante rivalidad desde que tienen memoria. Ben, el heredero carismático y noble del R...
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El día había llegado, y la academia de Auradon estaba completamente transformada. Banderines y estandartes de vivos colores ondeaban en el aire, decorando cada rincón del campus en honor a las festividades del torneo de esgrima. Los jardines, normalmente tranquilos y serenos, ahora bullían de actividad con estudiantes y profesores participando en diversas competiciones y exhibiciones. Había una palpable sensación de emoción y camaradería en el aire.
Nos reunimos temprano en la mañana, justo después del desayuno. Lonnie, Morven, Jane y yo estábamos listas para disfrutar de todas las actividades antes de la gran final. El Hada Madrina había organizado una serie de eventos para mantener a todos entretenidos y animados, y no queríamos perdernos nada.
El primer evento del día fue una carrera de relevos. Equipos de cuatro competían en una serie de pruebas que incluían correr, saltar obstáculos y resolver acertijos. Lonnie, conocida por su agilidad y velocidad, lideró nuestro equipo. Yo fui la encargada de la sección de obstáculos, Morven de los acertijos, y Jane, aunque tímida, demostró ser sorprendentemente rápida en la última parte de la carrera.
—¡Vamos, chicas! —gritó Lonnie mientras nos preparamos en la línea de salida—. ¡Podemos hacerlo!
La carrera comenzó y el campus se llenó de gritos de aliento y risas. Cada equipo daba lo mejor de sí, y la competencia era feroz. Lonnie voló a través del primer tramo, entregándome el relevo con una ventaja considerable. Concentra, Soleil, me dije a mí misma mientras me lanzaba sobre los obstáculos, sintiendo la adrenalina correr por mis venas. Logré mantener nuestro liderazgo y entregué el relevo a Morven, quien resolvió los acertijos con rapidez y precisión. Finalmente, Jane tomó el relevo y corrió hacia la meta, ganando la carrera para nuestro equipo.
Nos abrazamos y celebramos nuestra victoria, riendo y disfrutando del momento. Fue una manera perfecta de empezar el día y elevar nuestros ánimos antes de los eventos principales.
Después de la carrera de relevos, nos dirigimos al campo principal, donde se estaba llevando a cabo una exhibición de habilidades mágicas. Estudiantes de todas partes mostraban sus talentos en hechizos y encantamientos. Había bolas de fuego, lluvias de confeti y espectáculos de luz deslumbrantes.
—Esto es impresionante —dijo Morven, con los ojos muy abiertos mientras observaba un espectáculo de luces que formaba figuras en el aire—. Me encantaría aprender a hacer eso.
—Seguro que podrías —respondió Jane—. Tienes talento para la magia, Morven.
La exhibición continuó con una serie de demostraciones sorprendentes, cada una más impresionante que la anterior. La multitud aplaudía y vitoreaba, disfrutando del espectáculo. Fue una muestra de la diversidad y el talento que existía en Auradon.
A medida que avanzaba el día, las actividades se volvían cada vez más emocionantes. Hubo un torneo de tiro con arco en el que Lonnie demostró ser una arquera excepcional, ganando el segundo lugar. También participamos en un concurso de trivia sobre la historia de Auradon, donde Jane se lució con sus conocimientos enciclopédicos, llevándonos al primer lugar.
—Eres increíble, Jane —dije, dándole una palmadita en la espalda—. ¡Lo sabes todo!
Jane se sonrojó, pero sonrió agradecida.
—Gracias, Soleil. Me encanta aprender sobre Auradon. Hay tanto que saber.
Después del almuerzo, que consistió en un picnic al aire libre con una variedad de deliciosos platos preparados por los chefs de la academia, nos dirigimos a la arena de esgrima para la semifinal del torneo. Aunque no tenía que competir hasta la final, quería apoyar a mis compañeros y observar a mis posibles oponentes.
La arena estaba llena de espectadores, todos ansiosos por ver los combates. Los mejores esgrimistas de Auradon demostraron sus habilidades, y cada combate fue más intenso que el anterior. Observé cada movimiento, cada estrategia, tomando notas mentales para mi propio enfrentamiento.
Entre los combates, las chicas y yo charlamos y bromeamos, tratando de mantener el ánimo ligero. Fue entonces cuando Morven notó algo interesante.
—Miren quién está aquí —dijo, señalando hacia una esquina de la arena.
Allí estaba Ben, rodeado de un grupo de estudiantes que parecían muy interesados en hablar con él. Ben sonreía y respondía a sus preguntas, pero de vez en cuando, su mirada se desviaba hacia nosotros. O más específicamente, hacia mí.
—Parece que Ben también está disfrutando del torneo —comentó Lonnie con una sonrisa juguetona—. ¿Te ha felicitado por llegar a la final, Soleil?
—No —respondí, tratando de sonar indiferente—. Y no creo que lo haga.
—Tal vez debería —dijo Jane, mirándome con una expresión pensativa—. Después de todo, llegar a la final es un gran logro.
—Sí, bueno, Ben y yo... ya saben cómo son las cosas —dije, intentando desviar la conversación.
Las chicas rieron y seguimos viendo los combates, pero no pude evitar sentir una mezcla de nerviosismo y expectación. Sabía que enfrentar a Ben en la final sería un desafío, no solo por sus habilidades, sino por todo el bagaje emocional que llevábamos.
Finalmente, la tarde dio paso a la noche y las luces se encendieron para la gran fiesta de celebración. El campus se transformó en un lugar mágico con luces brillantes, música y risas por todas partes. Había una pista de baile, mesas con comida deliciosa y un escenario donde se presentaban bandas locales.
—Esto es increíble —dijo Morven, girando en la pista de baile—. ¡Vamos a bailar!
Nos unimos a la multitud en la pista de baile, riendo y disfrutando de la música. Fue un momento perfecto para relajarnos y olvidar por un rato la presión del torneo. Bailamos hasta que nos dolieron los pies, disfrutando de cada momento.
Al final de la noche, nos sentamos en una esquina tranquila del jardín, agotadas pero felices. La música aún sonaba a lo lejos, y las luces brillaban suavemente a nuestro alrededor.
—Hoy fue un día perfecto —dijo Jane, sonriendo—. Gracias por hacerlo tan especial, chicas.
—Fue increíble —asentí—. Y mañana... mañana es la gran final.
Lonnie me miró con seriedad, pero con una chispa de diversión en sus ojos.
—Estarás genial, Soleil. Lo sabemos. Y sin importar el resultado, siempre tendrás nuestro apoyo.
Sonreí, sintiéndome afortunada por tener amigas tan maravillosas.
—Gracias, chicas. Mañana lo daré todo.
Mientras nos despedíamos y caminábamos de regreso a nuestras habitaciones, no pude evitar sentir una mezcla de nerviosismo y emoción. La final estaba a solo unas horas de distancia, y sabía que sería un desafío, pero también una oportunidad para demostrarme a mí misma de lo que era capaz.
Con esa determinación en mente, me fui a dormir, soñando con el combate que cambiaría todo.