|| PRIMER LIBRO COMPLETO.
|| SEGUNDO EN PROCESO.
En el brillante y encantado reino de Auradon, dos príncipes, cada uno con un legado poderoso, han estado en una constante rivalidad desde que tienen memoria. Ben, el heredero carismático y noble del R...
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El sol se estaba poniendo, tiñendo el cielo de tonos cálidos y dorados. Miré mi reflejo en el espejo una vez más, ajustando mi corbata con manos temblorosas. Nunca me había sentido tan nervioso. Esta noche iba a ser especial, y quería que todo saliera perfecto. Había planeado esta cita con Soleil durante semanas, y finalmente había llegado el momento de hacerle una pregunta importante.
Respiré hondo y me di una última mirada. "Puedes hacerlo", me dije a mí mismo. Salí de mi habitación y me dirigí al jardín, donde Soleil me estaba esperando. La había invitado a dar un paseo hasta el lago, un lugar que siempre había tenido un significado especial para nosotros.
Cuando la vi, mi corazón se aceleró. Estaba de pie bajo el gran roble, el sol poniente haciendo brillar su cabello dorado. Llevaba un vestido sencillo pero elegante, y su sonrisa iluminaba todo a su alrededor.
—Hola, Sol —dije, tratando de mantener mi voz firme.
—Hola, Ben —respondió, acercándose a mí—. Estás muy elegante. ¿Vas a algún lugar importante?
—Sí, a una cita con la chica más increíble de Auradon. ¿La conoces?
Soleil se rió y me dio un ligero empujón en el hombro.
—Suena como alguien que debería conocer —dijo con una sonrisa juguetona—. ¿Lista para nuestra cita?
Ella asintió, y comenzamos a caminar juntos hacia el lago. El camino estaba bordeado de flores silvestres, y la brisa de la tarde era refrescante. Hablamos de cosas triviales, riendo y disfrutando de la compañía del otro. Pero en el fondo, ambos sabíamos que esta noche era diferente.
Llegamos al lago justo cuando el sol comenzaba a hundirse en el horizonte. El agua reflejaba los colores del cielo, creando un ambiente mágico. Nos dirigimos hacia un pequeño quiosco a la orilla del lago, un lugar tranquilo y privado, perfecto para la ocasión.
—Siempre me ha gustado este lugar —dijo Soleil, mirando el lago con una expresión de paz en su rostro—. Me hace sentir conectada con la naturaleza y con todo lo que me importa.
—A mí también —respondí, tomando su mano suavemente—. Hay algo especial en este lugar, algo que siempre me hace sentir tranquilo.
Nos sentamos en el quiosco, contemplando el paisaje. El silencio entre nosotros era cómodo, lleno de entendimiento mutuo. Sabía que este era el momento. Miré a Soleil y sentí una oleada de emociones.
—Sol, hay algo que quiero decirte —comencé, sintiendo cómo mis manos empezaban a sudar—. Hemos pasado tanto tiempo juntos, y cada momento contigo ha sido especial. No puedo imaginar mi vida sin ti.
Soleil me miró con ojos llenos de ternura, y su sonrisa me dio el valor que necesitaba.
—Quiero que esta noche sea aún más especial —dije, sacando una pequeña cajita de terciopelo de mi bolsillo—. Soleil, ¿quieres ser mi novia?