|| PRIMER LIBRO COMPLETO.
|| SEGUNDO EN PROCESO.
En el brillante y encantado reino de Auradon, dos príncipes, cada uno con un legado poderoso, han estado en una constante rivalidad desde que tienen memoria. Ben, el heredero carismático y noble del R...
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MARATÓN 3/4.
SOLEIL.
El día de la despedida había llegado, y el aire estaba cargado de una melancolía palpable. La mañana había sido un torbellino de preparativos y despedidas, y mientras me preparaba para dejar a mis padres, no podía evitar reflexionar sobre el tiempo increíble que había pasado aquí.
Despedirme de mis padres fue emotivo. Aunque sabía que los vería de nuevo, había una sensación de tristeza al dejar el lugar que había sido mi hogar y la conexión que había redescubierto con ellos. Sus abrazos y palabras de aliento eran un consuelo, pero el sentimiento de despedida pesaba en mi corazón.
Ben y yo nos dirigimos al lugar donde nos esperaba el coche con chofer que nos llevaría al aeropuerto. El trayecto fue silencioso pero lleno de pensamientos no dichos. Cada vez que miraba a Ben, me sorprendía al ver cuánto había cambiado nuestra relación. Los recuerdos del beso que compartimos seguían vivos en mi mente, y cada vez que nuestros ojos se encontraban, sentía un remolino de emociones.
En el aeropuerto, todo estaba listo para nuestro vuelo de regreso a Estados Unidos. Nos dirigimos hacia la puerta de embarque, y el bullicio del aeropuerto parecía intensificar la sensación de separación. Ben y yo compartimos una última mirada antes de abordar el avión. No había necesidad de palabras; la conexión entre nosotros era palpable, un eco de lo que habíamos experimentado en los últimos días.
El vuelo fue largo, y mientras miraba por la ventana del avión, el paisaje se desdibujaba en la distancia. El sol comenzaba a bajar, pintando el cielo con tonos dorados y rosados que se reflejaban en las nubes. Cada momento del viaje parecía estirarse, y el recuerdo de nuestra despedida se sentía cada vez más real.
Finalmente, aterrizamos en Estados Unidos. Desde el aeropuerto, nos esperaba una limusina para llevarnos a Auradon. La limusina era lujosa y espaciosa, y mientras nos acomodábamos en el asiento, el viaje hacia Auradon comenzó. El silencio en el vehículo era cómodo, lleno de una paz que contrastaba con la emoción de los días anteriores.
—Soleil —dijo Ben, rompiendo el silencio mientras miraba por la ventana—. No puedo evitar pensar en todo lo que vivimos estos días. Fue... especial.
—Sí, fue increíble —respondí, sintiendo que el nudo en mi garganta se apretaba un poco más—. Nunca olvidaré el tiempo que pasamos juntos, ni el beso que compartimos.
Ben asintió, su mirada fija en el horizonte. Había una tristeza en sus ojos que reflejaba la mía. Aunque el tiempo había sido breve, había dejado una marca indeleble en nuestros corazones.
—Creo que... creo que el beso significó mucho más de lo que pensábamos —dijo Ben, su voz llena de sinceridad.
—Para mí también —respondí, sintiendo cómo el calor de sus palabras me envolvía—. No puedo negar que hay algo real entre nosotros, algo que va más allá de la rivalidad.