C33: Días de tormenta y risas.

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Soleil

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Soleil.

El torneo de esgrima había dejado una marca indeleble en todos nosotros, no solo por los combates intensos, sino también por las emociones que se desencadenaron. Los días siguientes fueron una mezcla de risas, chistes y momentos de tensión con Ben, en los que ambos intentábamos dejar atrás nuestras viejas rencillas. Pero, como siempre, el camino hacia la reconciliación no fue sencillo.

Las mañanas en Auradon estaban llenas de actividades, clases y entrenamientos. Mis amigas y yo habíamos adoptado una rutina de reunirnos en la cafetería antes de las clases para charlar y reírnos un poco. Jane, Lonnie, Morven y yo éramos un grupo inseparable, y nuestras conversaciones solían estar llenas de bromas y chistes.

—¡No puedo creer que hayas llegado a la final contra Ben! —exclamó Lonnie, con una sonrisa traviesa. —Fue como ver un episodio de una telenovela.

—Sí, y qué episodio —agregó Morven, riendo. —Parecía que en cualquier momento uno de los dos iba a declararse.

—¡Oh, por favor! —respondí, tratando de sonar despreocupada. —Ben y yo nunca podríamos ser así. Estamos destinados a ser rivales eternos, como los Montesco y los Capuleto.

Jane rió suavemente y agregó, —Bueno, al menos no hubo ningún envenenamiento o duelistas heridos esta vez.

Mientras hablábamos y reíamos, no pude evitar notar a Ben entrando en la cafetería. Parecía estar buscando a alguien, y cuando nuestras miradas se cruzaron, se dirigió hacia nuestra mesa. Mis amigas dejaron de hablar y me miraron con curiosidad.

—Hola, chicas —dijo Ben con una sonrisa, aunque pude ver un destello de nerviosismo en sus ojos. —¿Puedo hablar contigo, Soleil?

—Claro, Benjamín —respondí, levantándome de la mesa.

Nos alejamos un poco de la cafetería, y él se volvió hacia mí con una expresión seria pero amable.

—Sol, solo quería decirte que he estado pensando en lo que dijimos durante el torneo. Quiero... intentar dejar atrás nuestras diferencias y empezar de nuevo.

Sol. Esa palabra resonó en mi mente. Era como solía llamarme cuando éramos niños, un apodo que me había hecho sentir especial. Pero ahora, escucharle decirlo de nuevo, me provocaba una mezcla de nostalgia y confusión.

—Yo también he estado pensando en eso —dije, intentando sonar sincera. —Es difícil, Ben. Tenemos mucha historia juntos, no toda buena.

Él asintió, con una leve sonrisa. —Lo sé, Sol. Pero creo que vale la pena intentarlo. ¿Qué te parece si dejamos atrás los comentarios irónicos y tratamos de ser... amigos?

La palabra "amigos" colgó en el aire entre nosotros. Asentí lentamente, aceptando su propuesta. Pero sabía que no sería fácil.

Los días siguientes estuvieron llenos de intentos torpes de dejar atrás nuestras viejas rencillas. En clase, Ben y yo intercambiábamos comentarios sarcásticos, pero intentábamos suavizarlos con sonrisas. Durante los entrenamientos de esgrima, nos desafiábamos mutuamente, pero de una manera más juguetona que antes.

Herederos del destino | Ben Bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora