|| PRIMER LIBRO COMPLETO.
|| SEGUNDO EN PROCESO.
En el brillante y encantado reino de Auradon, dos príncipes, cada uno con un legado poderoso, han estado en una constante rivalidad desde que tienen memoria. Ben, el heredero carismático y noble del R...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
MARATÓN 4/4.
SOLEIL.
Los días en Auradon habían vuelto a su agitada rutina desde que regresamos, pero algo había cambiado entre Ben y yo. Seguíamos con nuestras responsabilidades, pero las miradas y sonrisas robadas eran más frecuentes. Nuestras interacciones estaban llenas de chistes y risas, aunque todavía nos costaba dejar atrás nuestros comentarios irónicos. Era como si estuviéramos navegando en aguas nuevas, tratando de encontrar nuestro ritmo.
Una tarde, mientras estaba con mis amigas en el jardín, disfrutando de una pausa del ajetreo diario, comenzaron las preguntas inevitables.
—Así que, Sol, ¿cómo va todo con Ben? —preguntó Lonnie, con una sonrisa traviesa.
—Sí, cuéntanos. Hemos visto esas miradas —agregó Jane, siempre la más curiosa.
Evie, la última en unirse a nuestro grupo, se inclinó hacia adelante, interesada. Desde que llegó, nos habíamos llevado increíblemente bien. Evie había traído una energía nueva y su creatividad era un soplo de aire fresco para todas nosotras.
—Oh, ya saben, lo normal. Solo estamos tratando de entendernos mejor —dije, tratando de sonar despreocupada.
Mis amigas rieron, pero dejaron el tema por un momento, empezando a planear nuestro próximo evento social. Sin embargo, mis pensamientos seguían volviendo a Ben. Habíamos compartido momentos hermosos y complicados, pero nunca había sido tan consciente de mis sentimientos como ahora.
Esa misma noche, mientras caminaba sola por los jardines, escuché pasos detrás de mí. Me giré y vi a Ben, su expresión más seria de lo habitual.
—Sol, necesitamos hablar —dijo, usando el apodo que solía llamarme cuando éramos niños.
—Claro, Ben. ¿Qué pasa? —pregunté, tratando de ocultar mi nerviosismo.
Caminamos juntos hasta el bosque cercano, un lugar que solía ser nuestro refugio. Nos detuvimos junto a un viejo roble, y Ben se volvió hacia mí, su rostro lleno de determinación.
—Soleil, he estado pensando mucho en todo lo que ha pasado entre nosotros —comenzó, su voz firme pero suave—. En lo que siento por ti.
Mi corazón latía con fuerza. Sabía que este momento llegaría, pero aún así, me sentía nerviosa.
—¿Qué es lo que sientes, Ben? —pregunté, intentando mantener la calma.
Ben dio un paso más cerca, su mirada fija en la mía. El sol poniente arrojaba un resplandor dorado sobre su rostro, haciendo que sus ojos azules brillaran aún más.
—Siento que... siempre he tenido estos sentimientos por ti, pero nunca supe cómo expresarlos. Me he dado cuenta de que estoy enamorado de ti, Sol.
Mis ojos se abrieron de par en par. Las palabras de Ben eran lo que había soñado escuchar, pero aún así, me dejaron sin aliento.
—Ben, yo... —comencé, pero las palabras se me atoraron en la garganta.
Él extendió su mano y tomó la mía, su toque cálido y reconfortante.
—No tienes que decir nada ahora. Solo quería que lo supieras. Entiendo si necesitas tiempo para procesarlo —dijo, su voz cargada de sinceridad.
Las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos. Finalmente, encontré las palabras que quería decir.
—Ben, yo también te quiero. Siempre he sentido algo por ti, pero nunca supe cómo manejarlo.
Ben sonrió, y en ese momento, todo pareció encajar. Nos abrazamos, dejando que las emociones nos envolvieran.
—Vamos a hacer que esto funcione, Sol. Lo prometo —susurró Ben en mi oído.
Nos separamos y, con una nueva determinación, caminamos de regreso al castillo. Las cosas no serían fáciles, pero juntos, sabíamos que podíamos enfrentar cualquier desafío.
Y entonces...
Desperté bruscamente, mi corazón latiendo con fuerza mientras las imágenes del sueño se desvanecían lentamente. La luz de la mañana comenzaba a filtrarse por las ventanas de mi habitación en el castillo de Auradon, pero mi mente estaba atrapada en los eventos del sueño.
Había sido tan vívido. Ben y yo, caminando juntos por los jardines del castillo, confesando nuestros sentimientos, enfrentando desafíos y promesas de un futuro juntos. Todo se había sentido tan real, tan palpable, que me costaba aceptar que solo había sido un sueño.
Me levanté y me dirigí al espejo, tratando de aclarar mi mente. ¿Qué significaba todo esto? Sabía que mis sentimientos por Ben eran profundos y complicados, pero el sueño había añadido una nueva capa de intensidad que no podía ignorar.
Mientras me cepillaba el cabello, escuché un suave golpe en la puerta. Era Jane, siempre madrugadora y lista para empezar el día.
—¡Buenos días, Sol! —dijo, entrando con una sonrisa radiante—. ¿Estás lista para el desayuno?
—Buenos días, Jane. Sí, dame un minuto —respondí, tratando de sacudir los últimos vestigios del sueño.
Nos dirigimos juntas al comedor, donde nuestras amigas ya estaban reunidas. Lonnie y Morven discutían animadamente sobre los preparativos para el próximo baile en Auradon.
—¡Sol! Ven, tenemos que decidir qué vestidos vamos a usar —dijo Morven, su entusiasmo contagioso.
Me uní a ellas, tratando de concentrarme en la conversación, pero mi mente seguía volviendo al sueño. Cada vez que Ben aparecía en el comedor, mi corazón latía un poco más rápido, recordando las palabras y los sentimientos que habíamos compartido en ese mundo onírico.
Después del desayuno, las chicas comenzaron a hacer preguntas sobre mi viaje a Corona otra vez. Les conté lo maravilloso que había sido ver a mis padres y estar de vuelta en el reino, pero omití el paseo en bote y el beso con Ben, nuevamente.
—¿Y Ben? —preguntó Lonnie—. Parecían muy cercanos en las fotos.
—Sí, nos llevamos bien. Fue agradable tener un momento de tranquilidad lejos de todas las responsabilidades —respondí, intentando sonar casual.
—Sabes, siempre he pensado que tú y Ben harían una buena pareja —dijo Evie, guiñándome un ojo mientras tomaba asiento a mi lado.
Me reí nerviosamente, agradecida de que no pudieran leer mis pensamientos.
Esa tarde, mientras caminaba sola por los jardines, encontré a Ben cerca de la fuente. Se veía pensativo, como si también tuviera algo en mente.
—¡Hola, Ben! —saludé, tratando de sonar natural.
—¡Hola, Sol! ¿Todo bien? —respondió, con una sonrisa.
Nos sentamos juntos en un banco cercano, el sonido del agua burbujeando a nuestro alrededor. Por un momento, ninguno de los dos habló, simplemente disfrutando de la compañía del otro.
Finalmente, Ben rompió el silencio.
—He estado pensando mucho últimamente —dijo, su voz suave pero firme—. Sobre nosotros, sobre lo que hemos pasado y lo que podría ser.
Mi corazón se aceleró. ¿Podría ser posible que él también sintiera lo mismo que yo?
—Yo también, Ben. Creo que es hora de que hablemos de verdad, sin barreras ni miedos —respondí, mi voz apenas un susurro.
Ben asintió, y en ese momento, supe que estábamos a punto de embarcarnos en una nueva aventura juntos. El sueño había sido solo el comienzo, una revelación de lo que nuestros corazones realmente deseaban. Ahora, era el momento de enfrentar la realidad y construir nuestro futuro, juntos.
Mientras el sol se ponía, iluminando el cielo con tonos dorados y rosados, Ben y yo nos miramos a los ojos, sabiendo que estábamos listos para dar el siguiente paso.