Capitulo 28. Un empujon y ya

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Su Secretaría puso las manos sobre el escritorio y lo miró con las cejas enmarcadas, un gesto altivo y que daba a notar que no se tragaba el cuento de que estaba ocupado.

Margo era la típica mujer regordeta pero con una mirada cálida, una que le hacía sentirse como un niño pequeño indefenso.

—¿Qué es lo que está pasando, Antoine? ¿Qué pasó en esa semana que estuviste fuera? —pocas veces Margo lo había tuteado en su vida y aquello le sorprendió, por alguna extraña razón siempre había intentado mantener su vida personal separada de su vida laboral. Alejando a todos y todas de su desastre de vida.

Desde que decidió unirse con Ana todos se habían puesto de su contra y lo que menos necesitaba era una interferencia en el trabajo.

—Nada está pasando. —gruñón molesto por su preocupación innecesaria. —puedes irte. Estoy seguro que tienes mucho trabajo y si no tienes, puedo darte bastante. —le dijo señalando la pila de papeles que tenía al lado derecho del escritorio.

—Me molesta verte así, Antoine. Eres un buen hombre...

—¿Desde cuándo me tutelas? ¿porque tomas esta confianza conmigo?

—¡Ay, Antoine! te vi crecer, niño. te vi desde que eras un pecoso con el cabello rubio revuelto, con unos rizos muy poco manejables. Te vi cuando te graduaste de la escuela, cuando tuviste tu diploma en la universidad. Te conozco, Antoine, puedo decir que incluso te conozco más que tu propia madre.

Antoine forzó el cierre de sus ojos un momento y le rogó a todos los ángeles que le dieran paciencia.

Sus manos se entrelazaron y las bajó tapándolas con el escritorio, estaba ansioso y sus dedos temblaban. La ira que sentía por dentro estaba apunto de hacer erupción y no quería pagarlo con esa señora que no estaba haciendo más que amable y preocupada con él.

—Lo siento. Tendrás que buscar a otra persona para hacerle del psicólogo, no estoy disponible ahora mismo. ¿No ves más tengo bastante trabajo pendiente? —iracundo farfulló. —Así que te agradecería que salieras ahora mismo, Margo. Porque no quiero pagar... —se agarró el puente de la nariz, la miró a los ojos con las palmas hacia arriba y continuó —.. no quiero pagar la rabia que tengo con mi madre y arremeter contra ti, eres una buena persona.

—¿ Cómo lo sabes, niño? nunca te has interesado en conocerme. He estado contigo por los últimos 10 años, desde que tu padre murió hasta antes de que tú tomaras el control de la empresa. He estado ahí para tu familia, pero aún así, nunca te has interesado ni mucho menos preguntado cómo estoy, Cómo están mis hijos, si estoy casada.. ¿lo sabes acaso? Sé que no. No me pongas ese rostro de ofendido. Nunca te has interesado en los demás, y aún así no es porque te creas superior, es porque tienes muchas cosas en la cabeza como para estar pendiente de la vida de otros.

—Me haces sonar como una persona terrible. —confesó sonriendo levemente. —lo siento, Margo. Lo lamento en verdad.

—Ahí está. Eres un hombre fuerte. Esa es la sonrisa que debes tener.. quizás un poco más amplia, tomar más agua y menos wiskey. —Margo se sentó frente a él y cruzó las piernas. —Mírame, Antoine. Tu esposa volvió a tu vida según Tengo entendido. Recuperarán el tiempo perdido. ¿Por fin estarás con ella permanentemente a partir de ahora?

Soltó un suspiro angustiado y confesó.

—No lo sé. No sé si va a regresar. No puedo evitar pensar que esta vez se quedará definitivamente en New York.

Era la primera vez y a la primera persona que le confesaba sus más profundos temores en cuanto a su relación con Annette.

—¿La amas? —Luego le impidió responder subiendo una mano —no me respondas, lo veo en tus ojos que brillan con sólo mencionarla, eso es Amor puro. Tengo veinte años casada con mi esposo. Veinte años casada con él por la iglesia, Aunque juntos tenemos treinta años. Nunca creí en el matrimonio, una alianza con un papel no significa nada lo que en verdad significa, lo que vale es lo que uno siente por la persona con la que desea pasar el resto de su vida. No importa que te casaras ante la iglesia y un sacerdote, Antoine.. sé que para tu familia es importante guardar las apariencias..

AMANTE DEL FRANCES (EN EDICION ORTOTIPOGRAFICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora