Antoine
—¿Qué diablos es lo que quieres, Antoine?
Su madre le cuestionó desde que tomó asiento frente a él en el restaurante La tour de diamant.
El restaurante estaba a menos de veinte minutos de su empresa, y por ende, podía almorzar rápidamente con su madre y regresar pronto a terminar el trabajo atrasado.
Desde que Joseph le dijo lo que su madre estaba haciendo con el dinero de su padre; acostándose con otro hombre durante años, por más de dos décadas. Ella no se lo había negado, en cambio, había obligado a su hermano a guardar un secreto que no le correspondía.
Lo cual terminó por acabar con la poca cordura con la que Joseph había nacido.
—¿A qué te refieres? — le pregunto con calma volviendo a sentarse.
Podía estar todo lo molesto que quisiera, pero sus modales eran parte de sí.
—Deja el juego,Antoine. Te crie..
—No sigas con esa, madre.
—¿Con que? ¿Ahora quieres decir que no lo hice? ¿Que no te di ese tamaño que tienes? ¿Que no fui yo quien te llevó a ese lugar en el que estas?
—No fue por esto que te cite aquí.
—¿Entonces por qué? — preguntó su madre enfurecida y de repente subiéndole un color rojo a su cuello y mejillas.
Si, definitivamente estaba molesta.
Que bueno, ya eran dos, pensó él.
—Primero ordenemos algo de tomar, este almuerzo amerita algo que me calme ...— el deseo tan grande de asesinar a su madre — ...los nervios.
—¿Qué nervios? ¡Dios! Esa mujer en vez de aportar a tu vida, te ha arruinado el léxico.
—Por favor, madre. — Antoine le hizo señas al sommelier, y este llegó de inmediato.— chateau margaux 1787.
—En seguida,señor Bourdeau.
—Al menos el buen gusto no las perdido — murmuró su madre en cuanto el sommelier se marchó.
Minutos después el sommelier regresó donde Antoine, y procedió a realizar el descorche y decante de vino.
—Maravilloso — dijo su madre cuando saboreo el vino tinto. — Siempre es un placer venir a este lugar.
—Me alegra que te sientas tan bien. Ahora a lo que vinimos. — Antoine sacó un sobre de su chaqueta, la cual estaba abierta mientras la camisa relucía impecable. — Esto es tuyo. — el colocó el sobre blanco sobre la mesa y le sonrió a su madre sin retirar la mano.
—¿Qué es ?— dijo ella sorprendida. – ¿Qué contiene?
—Debes abrirlo tú misma, madre.
El se había tomado días buscando todas las pruebas.
Había contratado a los mejores detectives y abogados, orquestando todo un movimiento para descuartizar y hundir económicamente a Cecile Burdeau.
Aunque ella no era la dueña de la compañía aún así no podía tomar decisiones a la ligera, sin saber en quien confiar. Todos sus días yendo de oficina en oficina, reuniéndose con personas en lugares donde su madre no tuviera alcance alguno, todo lo que hizo era intentando que la información no se filtrara, que sus intenciones no llegaran a oídos de su madre y esta lo enfrentara sin tener pruebas.
La observó con los ojos verdes entrecerrados mirándola con toda la rabia y con el sentimiento de decepción que durante días eternos lo había estado consumiendo.
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AMANTE DEL FRANCES (EN EDICION ORTOTIPOGRAFICA)
Lãng mạnAnnette Maréchal a sus veinticuatro años, ha entendido por fin la diferencia entre: ser amada y ser utilizada. Al conocer a Antoine Bourdeu, creyó que su vida iba a estar finalmente completa. Contrajo matrimonio con él, a los dos meses después de co...