Luego de Carola marcharse, era sólo cuestión de segundos antes de que todo estallara entre los hermanos Bourdeau.
Antoine se sentó en el sofá con la tasa de Expreso en la mano y observó a su hermano menor concienzudamente. Tenía unas ojeras oscuras bajo sus ojos, profundas manchas negras en su piel pálida que denotaban que estaba durmiendo poco, que se estaba excediendo con el tiempo y con el cuidado a su cuerpo, desprotegiéndose y por consiguiente enfermando se.
De estaba desmejorando y José nunca había dejado que nadie lo ayudara.
Ese era su problema: sertirse invencible, crearse superior.
—Entonces, ¿qué pasa entre tú y ella? —preguntó para romper el hielo, Aunque lo cierto era que no le importaba lo más mínimo, había escuchado la versión de Carola era más que especifica: era real.
—No pasa nada entre ella y yo, y lo que sea que pudo haber sido, ella lo arruinó.
Antoine enarcó las cejas y miró a su hermano sintiéndose furioso nuevamente.
José tenía la habilidad de prender el fuego en su interior con agua cristalina, no necesitaba un mechero, no necesitaba fuego, no necesitaba gasolina ni nada que hiciera combustión, con pura agua su hermano era capaz de volverlo un incendio andante con sus palabras, con sus acciones.
—¿Te aburriste de ella Tan pronto?
—Fueron unos buenos meses.
—¿Buenos meses? ¿A eso le llamas a habértela follado? ¿aprovechado de ella?
—Yo no me aproveché. Cada quien sabe lo que busca. Ella recibió lo que buscaba. ¿no me ves? ¿No ves lo bien que me veo? ¿no sabes el apellido que poseo? ¡Oh no!! Si lo sabes! ¡Tenemos el mismo!
—Eres irremediable.
—Si tanto lo soy y tanto lo repites, ¿por qué estás aquí, Antoine ?¿qué diablos haces aquí?
Antoine dejó la taza sobre la mesa, se sacudió las perneras del pantalón y miró a su hermano a los ojos.
—Estoy aquí porque necesito que dejes a mi esposa en paz, porque ya se lo que hiciste con Carola, porque sé que Fuiste tú quien la llevó a mi apartamento. No sé cómo diablos tienes la llave, no sé en qué momento te la dí. He tenido días.. semanas muy oscuras. —reconoció— Pero eso se acabó. Estoy con Annette y debes de aceptarlo.
Su hermano soltó un bostezo y lo miró divertido.
—¿Has dado un viaje desde la oficina para decirme eso? ¿no podías decirme lo al teléfono? Cada día te siento más viejo hermano.
—¡Te estuve llamando toda la maldita mañana! no te hagas el gracioso conmigo. Mírame a los ojos y dime qué vas a parar, debes parar. Ana va a venir a vivir conmigo va a vivir aquí en Francia, estará conmigo en Burdeos, la vas a tener que ver en cenas y actividades familiares.
—No voy a ver a esa perra.
Antoine apretó la mandíbula y contó silenciosamente en su mente Para evitar saltarle encima su hermano y cometer una desgracia. Esta vez Annette no estaba para evitar que lo asesinara.
Cuando se sintió calmado otra vez, entrelazó los dedos de sus manos y aguantó la presión.
—No la vuelvas a llamar así —le dijo serio y con la voz gruesa— no te atrevas a llamarla así otra vez porque me estoy hartando de ti. Ella merece respeto.
—Bien, perfecto que te hartes. Todo el mundo se harta de mí. ¿Cuál es la novedad? ¿Cuál es la maldita novedad, Antoine ? ¡nunca has querido saber de mí! ¡siempre has preferido a otras personas por sobre mí!
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AMANTE DEL FRANCES (EN EDICION ORTOTIPOGRAFICA)
RomanceAnnette Maréchal a sus veinticuatro años, ha entendido por fin la diferencia entre: ser amada y ser utilizada. Al conocer a Antoine Bourdeu, creyó que su vida iba a estar finalmente completa. Contrajo matrimonio con él, a los dos meses después de co...