Capitulo 42. ¿EL?

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Annette se quedó de piedra al escuchar como su suegra pronunciaba el nombre de su más reciente y casi amigo: Marco.

¿su hijo?

Aquello no podía ser cierto.

¿Acaso estaba Cecile tomando algún tipo de droga?

Se rió ante su pensamiento absurdo. Obviamente aquello debía ser parte de una broma de muy mal gusto.

Quizá se había equivocado de nombre, tal vez solo le hacía falta dormir y descansar un poco.. Así poder coordinar sus ideas mejor.

Sin embargo si sueña no sonreía, no dudaba, su mirada era franca, sin duda.

Era real.

—Cecile.....debes estar equivocada... ¿Qué dijiste? —preguntó—¿Marco?

—Sí, Marco. No te vengas a hacer la inteligente conmigo, sé de dónde tomar para aprovecharme de las situaciones, tu también.

—¿Aprovecharme?

—¿Así quieres jugar esto? ¿Así vas a querer llevar esta conversación? ¿Haciéndote la desentendida?

—No sé de qué diablos hablas, Cecile. Lamento no comprender la estupidez que sale de tu boca ahora mismo. —Cecile la miró con desprecio y cruzó los brazos sobre su pecho.

— Eres una aprovechada...una que se cree que porque..

—¡Cállate ya! — grito y le plantó pie, estaba cansada de tantas acusaciones sin sentido, como si su suegra creyera que ambas eran iguales. No podía estar más equivocada. —Escúchame bien, Cecile....— le dijo y le apuntó con un dedo en su pecho — no vengas a buscarme aquí a mi casa, a atacarme como si fueras una vulgar amante, no vengas a creerte lo más importante, a pensarte la mejor persona del mundo en un cuando se el daño que has intentado hacerme a mí y a mi esposo.

—Tu...

—No — la detuvo — si Marco es tu hijo, déjame aclararte que yo no tenía idea de eso.

—¿no? ¿no tenías idea?— gritó Cecile —¿Tu que solo buscas todas las opciones para que mi hijo se aleje de mí? ¿Crees que voy a creerte que no has traído a mi hijo a la vida de mi familia tan solo para terminar de arruinarme?

¿Terminar de arruinarla? ¿a qué se refería?

—Aunque te parezca increíble, Cecile, no todo en este mundo gira entorno a ti. — se mofó con seguridad. — Conocí a Marco...

—¿Qué diablos te has creído niña ilusa? ¿crees que mi hijo va a creerte a ti y no a mi?

Annette soltó un bufido digno de una mujer poco culta, al menos según los estándares de sofisticación de Cecile Bourdeau.

—No tengo idea de lo que balbuceas.

—No se de donde has conseguido esas ínfulas que te traes. Tu, niña de campo, te has llegado a creer que eres más importante que yo en su vida, yo fui quien le dio a luz, yo soy su madre... Yo soy la persona más importante que mi hijo puede tener y podrá tener jamás.

—¿estás escuchándote como suenas? ¡Suenas como una estúpida celosa patológica!

—¡Cuida como me hablas!

—¡No! — Rugió Annette tomando el control absoluto — Estoy cansada, Cecile. Estoy harta de querer llevarme más o menos bien contigo, no pretendo quitarte tu puesto de madre, es tu lugar. Jamás querré ser más importante que tu en la vida de Antoine, pero me tienes hasta la...¡Hasta la mierda con tus tonterías egoístas! No necesito esto, no necesito escucharte con tus aberraciones y tus idealismos sobre con quien Antoine estaría mejor! ¡Él está conmigo! ¡Entiéndelo de una buena vez!

AMANTE DEL FRANCES (EN EDICION ORTOTIPOGRAFICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora