Las horas pasaron rápidamente sin que ninguno de los cuatro se percatara de lo relajado que estaba el ambiente. Las cosas mejoraron sutilmente y al pasar de los minutos, encontraron muchas cosas en común: fútbol, café, amor por el vino, viajes lejos de la ciudad.
No sabía que podía sentirse tan bien rodeada de hombres.
Rodeada de personas que hasta hace poco no conocía.
Su esposo era uno que hasta hace un año, jamás creyó que podría confiar, ni llegar a querer.
—No puedo creer que seas gay. — dijo Joseph mirando a su hermanastro con los ojos entornados.
La conversación había salido ligera, como si de una pluma se tratara.
¿La culpa?
Marco.
Una simple llamada del hombre con el que salía y la lengua se le había ido con un simple comentario.
No, Michael, no estoy con otro.
—Si, lo soy. ¿Tienes algún problema con eso? ¿Masculinidad frágil?
—No — dijo Joseph bruscamente.
—Me extraña tu nerviosísimo. ¿Quieres decir algo más?
—No.
—Chicos, venga. No se me pongan así. Todo va tan bien — Dijo Annette interviniendo.
Sintiendo que si no lo hacía pronto la bomba estallaría.
Anteriormente creyó que quien iba a explotar sería su esposo.
Ahora se daba cuenta que el menor de sus problemas era su marido.
—Si, por favor. Vamos conociéndonos. Es lo único bueno que nuestra madre ha hecho por los tres. —intervino Antoine, ayudándola un poco.
—Eso, escuchen a su hermano mayor.
—Si somos realistas, el mayor soy yo — dijo entonces Marco mientras sonreía.
—Mentalmente creo que yo lo soy.
—¿Marco, que haces normalmente en tu tiempo libre? — Pregunto Annette buscando cambiar de tema,
—¿Incómodo silencio?
—A ver, dejemos esto. La cena ha estado genial, pero creo que ambos deben irse ya. — Antoine se levantó y los miró a ambos de forma franca.
—Tony...
— No lo digo de mala forma.
—Es mala forma tan solo con decirlo.
—No, él tiene razón. —Joseph se levantó y se acercó a ella, le dio un abrazo que la dejó sorprendida y se dijo tomando sus manos. — Gracias por intervenir, no creí que fuera posible creerle a...a ...Marco, pero bueno, de no haber sido por ti, no creo que nada de esto se hubiera resuelto.
Annette le gustó creer que volverían a reunirse, que se vería nuevamente, sin embargo, que serían en otras circunstancias más felices, y sin tantas confesiones dolorosas de por medio.
—Gracias a ti pero haber venido, por aguardar y por darle la oportunidad a todos de dar su versión de la historia.
—Gracias a ti por abrirte, creo que nuestra relación de cuñado y cuñada seguirá siendo aún más fuerte con el pasar del tiempo.
—No te vayas a poner Romántica, cuñadita, aún sigo sin soportarte mucho. Eres muy rubia para mi gusto.
—No fue eso lo que me contaron por ahí... —dijo ella burlándose de él y su cm seguridad.
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AMANTE DEL FRANCES (EN EDICION ORTOTIPOGRAFICA)
RomanceAnnette Maréchal a sus veinticuatro años, ha entendido por fin la diferencia entre: ser amada y ser utilizada. Al conocer a Antoine Bourdeu, creyó que su vida iba a estar finalmente completa. Contrajo matrimonio con él, a los dos meses después de co...