el código de el family link y la apuesta

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El sol empezaba a despuntar en el horizonte, y Max se estiraba en su cama, frotándose los ojos. El sueño todavía lo envolvía cuando miró el reloj y se dio cuenta de que era casi mediodía. Saltó de la cama y corrió a la sala de estar, donde Toto ya lo estaba esperando con una sonrisa traviesa en los labios.

—Buenos días, campeón —saludó Toto, con ese brillo en los ojos que Max había aprendido a reconocer como una señal de que venía un reto.

Max se dejó caer en el sofá y miró el móvil. Había notado que el Family Link, que normalmente le bloqueaba ciertas aplicaciones durante la noche, no había funcionado esa mañana. Se encogió de hombros, dándole más importancia a lo que Toto tenía que decir.

—¿Qué tienes para mí hoy? —preguntó Max, intentando sonar casual, aunque sus músculos estaban tensos de anticipación.

Toto se acercó con una caja pequeña en la mano, la cual dejó sobre la mesa de café frente a ellos. Max frunció el ceño. No era un misterio muy complicado adivinar lo que había dentro. Toto le lanzó una mirada burlona antes de continuar.

—El Family Link solo funciona de noche, ¿verdad? —dijo Toto con voz melodiosa—. Así que, ¿qué te parece si jugamos a un pequeño juego hoy?

Max alzó una ceja. Estaba acostumbrado a los juegos de Toto, pero este parecía tener un nuevo giro.

—¿Qué tipo de juego? —preguntó, curiosidad y desconfianza mezclándose en su voz.

Toto se sentó en el sofá junto a él, inclinándose hacia adelante con una mirada de pura diversión.

—Si ganas tu primera carrera en  Mercedes, te daré el código para desactivar el Family Link durante la noche. Pero hay un pequeño detalle... —Toto hizo una pausa dramática y sacó un pequeño dispositivo de la caja, que Max reconoció como un juguete de control remoto con un diseño elegante—. Este juguete hará que las cosas sean un poco más... complicadas.

Max frunció el ceño, mirando el dispositivo con recelo. Sabía exactamente qué era. Un juguete de estimulación con múltiples configuraciones. Había algo en los juegos de Toto que siempre mezclaba placer con desafío, y esto no era la excepción.

—¿Tienes que hacerlo siempre tan complicado? —preguntó Max, un poco frustrado, aunque no podía negar que le atraía la idea de probar sus habilidades bajo presión.

Toto sonrió de oreja a oreja, claramente disfrutando del momento. Se levantó y se acercó a Max, pasando un dedo por el borde de su mandíbula.

—Sabes que me gusta mantener las cosas interesantes —dijo Toto con una voz seductora—. Acepta el reto, y si ganas, el código es tuyo. Si pierdes vendo esa maquinita y ya no hay simulador para ti

Max tomó una respiración profunda y miró el simulador de carreras que tenía en la sala ...Era su santuario, el lugar donde se sentía más en control y donde la competencia se llevaba a un nivel más alto. El reto era tentador. Sabía que Toto no se rendiría fácilmente, y siempre le había gustado demostrar que podía manejar cualquier desafío.

—Está bien —dijo Max finalmente, decidiendo que aceptaría el reto—. Acepto.

Toto sonrió y guardo el juguete de nuevo en su lugar , y Max sintió una mezcla de adrenalina y nerviosismo recorrer su cuerpo.

Veremos quién gana el domingo mi querido baby boy

A year in Mercedes WOLFFTAPPEN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora