Max estaba profundamente dormido en la cama de Toto, acurrucado bajo una manta que tenía el aroma a hogar del hombre que amaba. Los ronquidos suaves de Toto eran un sonido constante y tranquilizador a su lado. Mientras el sueño lo envolvía, su mente vagó hacia un recuerdo que había dejado una marca profunda en él: la reacción de su padre al enterarse de su relación con Toto.
.....
Era una tarde de verano, y Max estaba sentado en la sala de estar de la casa familiar. Su padre, un hombre de carácter fuerte y expectativas altas, estaba leyendo el periódico cuando Max entró, claramente nervioso. Había decidido que ya era hora de hablar sobre Toto, el hombre que había capturado su corazón y con quien había estado involucrado en una relación que iba mucho más allá de lo superficial.
— Papá, necesitamos hablar — dijo Max, intentando que su voz no temblara. Su padre lo miró con curiosidad y le indicó que se sentara.
— Claro, hijo. ¿Qué pasa? — respondió su padre, dejando el periódico a un lado y enfocando toda su atención en Max.
Max respiró hondo y, con la mirada fija en el suelo, empezó a hablar sobre Toto, sobre cómo se habían conocido, y cómo su relación había crecido. La conversación era tensa y estaba llena de dudas, pero Max no podía seguir escondiendo la verdad. La mirada de su padre, que al principio había estado centrada en Max con interés, empezó a endurecerse a medida que la historia se desarrollaba.
— ¿Estás hablando en serio? — preguntó su padre, su tono revelando incredulidad y desdén. — ¿Ese hombre es con el que estás saliendo? ¿Ese Toto?
Max asintió, sintiendo el peso de la desaprobación en el aire. Su padre se levantó y comenzó a caminar por la sala, sus pasos pesados y su expresión de enfado evidente.
— No puedo creer que hayas escogido a alguien así para ti — dijo su padre, su voz llena de frustración. — Pensé que ibas a buscar a alguien que te hiciera bien, que tuviera tus mismos valores.
Max intentó defender a Toto, hablar sobre todas las cosas buenas que había experimentado con él, sobre cómo Toto lo había cuidado y apoyado de maneras que nunca había imaginado. Pero cada palabra parecía aumentar la frustración de su padre. La conversación se volvió más intensa, llena de gritos y reproches.
Finalmente, el rostro de su padre se suavizó un poco, aunque todavía había un resquicio de decepción en sus ojos.
— Solo espero que sepas lo que estás haciendo — dijo su padre con un tono más calmado pero aún tenso. — No quiero que te lastimen. Y si estás con él, espero que sea por las razones correctas, no por algún capricho.
Esa tarde había sido una montaña rusa emocional para Max, y la falta de aceptación de su padre había dejado una herida profunda. Sin embargo, con el tiempo, Toto había demostrado ser todo lo que Max había esperado y más. Su amor y cuidado incondicionales habían ayudado a sanar esas heridas, y ahora, mirando hacia atrás, Max sentía que el desafío había valido la pena.
La calma de aquella noche de marzo de 2019 fue interrumpida por un sonido de llamada, un ruido que se sintió como un jarro de agua fría en el silencio. Max se sobresaltó y miró a Toto, que también se había despertado. Toto estiró la mano para alcanzar el teléfono, su mirada cargada de preocupación.
— ¿Qué pasa? — murmuró Max, medio dormido.
Toto se levantó y contestó el teléfono. La conversación fue breve y llena de palabras que Max no entendía completamente. Toto colgó con una expresión de preocupación.
— Tengo que ir a la casa de tu padre — dijo Toto, con un tono que Max no había escuchado antes, mezclando preocupación y tristeza.
Max se incorporó de la cama, frotándose los ojos. — ¿Qué ocurre?
— Es tu padre — explicó Toto. — Está mal. No sé más detalles, pero parece que... que no le queda mucho tiempo.
El corazón de Max se hundió. Recordaba la última vez que había hablado con su padre, la conversación tensa y dolorosa que había dejado cicatrices. La idea de verlo en sus últimos momentos era abrumadora.
— Voy contigo — dijo Max, tratando de mantener la voz firme a pesar de la angustia que sentía.
Toto asintió, sabiendo que Max necesitaba estar allí, y juntos se vistieron rápidamente. El viaje a la casa de su padre fue silencioso, cargado de pensamientos y emociones conflictivas.
Al llegar, encontraron a su padre en una cama, débil y con el rostro demacrado. La habitación estaba en silencio, y el ambiente cargado de una tristeza palpable. Max se acercó a la cama, con el corazón apretado. Su padre abrió los ojos, mirándolo con una mezcla de arrepentimiento y dolor.
— Max... — susurró su padre, su voz apenas audible. — Lo siento.
Las palabras eran simples, pero cargadas de significado. Max sintió un nudo en la garganta mientras intentaba encontrar palabras de consuelo. Toto se mantuvo a su lado, su presencia silenciosa pero reconfortante.
— Papá, yo... — Max comenzó, pero las palabras no salieron como esperaba. — Te amo. Siempre te he amado, incluso si las cosas no salieron como queríamos.
El padre de Max, con un esfuerzo visible, se volvió hacia Toto. — Cuida de él, por favor. — Su voz temblaba con un tono de súplica y un último deseo de redención.
Toto asintió solemnemente. — Lo haré. Lo prometo.
Max sintió una oleada de emociones encontradas mientras miraba a su padre en su lecho de muerte. La tensión de su última conversación se disipaba, dejando espacio para una dolorosa reconciliación. Su padre cerró los ojos por última vez, y la habitación se llenó de un silencio pesado.
El abrazo de Toto fue el ancla que Max necesitaba en ese momento. Sintió la calidez de su amor envolviéndolo, y por un breve instante, se sintió en paz. La lucha por aceptación había llegado a su fin, pero el amor entre ellos seguía siendo la fuerza que los unía y los sostenía.
Al salir de la casa, Max se sintió exhausto pero aliviado. Toto lo sostuvo de la mano, brindándole un consuelo que solo él podía ofrecer. Juntos, caminaron bajo la luz de la luna, con la certeza de que, a pesar de los desafíos, su amor era el refugio más sólido que podían tener.
.....
En el sueño, Max sintió una mano suave y cálida en su espalda. Era Toto, despertándolo con una caricia delicada. Max se movió un poco, despertando lentamente.
— ¿Todo bien, cariño? — preguntó Toto, su voz suave y preocupada.
Max lo miró con una sonrisa cansada, su corazón lleno de gratitud. A pesar de la reacción inicial de su padre, Toto había estado a su lado en cada paso del camino. En esos momentos de tranquilidad, Max sabía que todo había valido la pena. La lucha y las dudas se desvanecían cuando estaba con Toto, y eso era todo lo que realmente importaba.
— Sí, todo bien — respondió Max, acurrucándose más cerca de Toto. — Solo estaba recordando algunas cosas.
Toto lo abrazó con ternura, besando su frente y envolviéndolo en el calor de su amor.
— Sea lo que sea, estás aquí conmigo ahora. Eso es lo que cuenta — dijo Toto, sus palabras llenas de una dulzura que Max siempre apreciaba.
Max cerró los ojos, dejándose llevar por el abrazo de Toto, sintiendo cómo las preocupaciones del pasado se desvanecían. En ese momento, todo parecía perfecto. Estar con Toto, en ese espacio de seguridad y amor, era todo lo que Max necesitaba para sentirse completo y en paz.
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A year in Mercedes WOLFFTAPPEN
FanfictionPequeños one shots sin seguimiento (algunos) de este ship todo esquizofrénico