traka de mujer

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Max acababa de salir del circuito, con el cansancio de una carrera reciente aún en sus músculos. La adrenalina seguía zumbando en su interior mientras regresaba a casa.

Se había llevado una sorpresa en la oficina de correos: un paquete elegante, con un logotipo que no podía ignorar, el de Victoria's Secret. No era un paquete común; la portada tenía una carta que decía que se trataba de lencería, y curiosamente, estaba dirigido a él.

Max, intrigado y algo sonrojado, decidió guardar el paquete para sí mismo. No podía permitir que se enteraran sus compañeros de equipo antes de descubrir el contenido.

Con un toque de misterio, lo escondió entre sus cosas, junto a la botella de agua y una toalla arrugada.

Una vez en casa, Max se permitió relajarse un poco. El sol estaba empezando a declinar, y el apartamento se sentía tranquilo y acogedor. Sabía que Toto tardaría un rato más en llegar, así que decidió que era el momento perfecto para explorar aquel paquete.

Con una mezcla de excitación y nerviosismo, Max desató el lazo que adornaba el paquete y sacó el contenido. La lencería, negra y delicada, parecía hecha a medida para alguien con su figura. Se acercó al espejo del vestidor, sintiéndose un poco como una adolescente que descubre algo nuevo sobre sí mismo. Al probarse las piezas, se sintió como una mujer por un momento, notando cómo el encaje se ceñía a su cuerpo de una manera que no había experimentado antes.

Los detalles eran sofisticados: tirantes finos, encaje delicado y un ajuste que realzaba su figura sin ser demasiado ajustado. Max se miró desde todos los ángulos, no sin cierta sorpresa ante el efecto que le producía verse así. Había algo liberador en esta sensación, una mezcla de coquetería y vulnerabilidad que no sabía que podría disfrutar tanto.

El sonido de la puerta principal abriéndose lo sacó de su ensimismamiento. Toto llegaba, y Max podía escuchar sus pasos acercándose. Con una sonrisa traviesa, Max se dirigió al salón, sintiendo cómo su corazón latía con anticipación.

Cuando Toto entró, sus ojos se encontraron con una visión inesperada: Max, en lencería, posando frente al espejo con una actitud juguetona. Toto se quedó un momento en la puerta, con una sonrisa que crecía con cada segundo. La sorpresa en sus ojos se mezclaba con admiración y un toque de diversión.

-¿Qué tenemos aquí? -preguntó Toto, su voz cargada de un tono que revelaba claramente que estaba impresionado.

Max se giró lentamente, sus mejillas enrojecidas pero su expresión confiada. -Pensé que podría darme un capricho. ¿Qué opinas?

Toto caminó hacia él con paso decidido, sus ojos nunca alejándose de la figura de Max. -Definitivamente me alegra que hayas decidido hacerlo -dijo, su voz suave y profunda. -Nunca imaginé verte así, pero me gusta mucho.

Max sonrió, un poco nervioso pero seguro de sí mismo. -Me alegra que te guste. Quería sorprenderte.

Toto lo rodeó con una mirada apreciativa antes de acercarse aún más. -Lo hiciste. Y no puedo esperar para ver qué más tienes preparado.

Con un gesto juguetón, Toto se inclinó y le dio un beso en la mejilla a Max, dejándolo con una sensación cálida y reconfortante. Sabían que esta noche sería especial, llena de coqueteo y complicidad, donde el juego de roles y la intimidad serían los protagonistas.

Así, entre risas y miradas cargadas de promesas, el tiempo se detuvo para ellos, disfrutando de un momento que prometía ser tan atrevido como encantador.

A year in Mercedes WOLFFTAPPEN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora