¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
♡~**Despertar en la Tormenta**~♡
Aegon y Aelycent yacían en sus aposentos, envueltos en un abrazo apacible con sus hijos entre ellos. La luz del amanecer se filtraba suavemente a través de las cortinas, pintando el cuarto con una cálida y dorada claridad. El pequeño Jaehaerys, apenas de 5 días del nombre, dormía tranquilo en los brazos de su madre, mientras que la pequeña Jaehaera, estaba acurrucada en los brazos de su padre. La atmósfera en la habitación era serena, una pausa en medio de las tormentas políticas que sacudían el reino.
De repente, la tranquilidad se rompió por un golpe firme en la puerta. Alicent Hightower, la madre de Aegon y Aelycent, irrumpió en la habitación con una expresión de preocupación marcada en su rostro. Su vestido verde esmeralda se movía con firmeza mientras entraba, y sus ojos reflejaban la urgencia de la situación.
—¡Despierten! —exclamó, sin preocuparse por la suavidad de sus palabras—. ¡No tenemos tiempo para perder! El juicio por el trono de Driftmark está a punto de comenzar, y necesitamos prepararnos de inmediato.
Aegon parpadeó, sacudido del sueño, y su rostro se tornó de confusión a alarma mientras se incorporaba lentamente. Aelycent, al sentir el brusco despertar, miró a su suegra con ojos llenos de sorpresa y preocupación.
—¿Qué está ocurriendo? —preguntó Aelycent, su voz aún teñida de somnolencia.
Alicent se acercó al borde de la cama, su expresión grave y decidida.
—El juicio es hoy —explicó con firmeza—. Lucerys Velaryon está compitiendo con Vaemond Velaryon por el trono de Driftmark. La situación está más tensa que nunca, y la presencia de la familia real en el juicio es crucial. Cada movimiento cuenta en estos momentos.
Aegon se levantó, llevando a Jaehaera en brazos mientras Aelycent se apresuraba a ducharse. La habitación, antes un refugio de calma, se llenó de movimiento frenético. Alicent se encargó de que los criados trajeran ropa adecuada para todos, mientras las instrucciones de última hora se cruzaban con la rapidez de un torrente.
La tensión que llenaba el aire era palpable, un recordatorio de las frágiles alianzas y las disputas latentes que ponían en juego el futuro del reino. Mientras Aegon y Aelycent se preparaban, cada uno en sus pensamientos, sabían que el juicio de Driftmark no solo determinaría el destino de una casa, sino que también podría encender nuevas llamas en la ya ardiente lucha por el poder. Aegon y Aelycent dejaron a sus hijos con las nodrizas, Finalmente, tras minutos que parecieron horas, la familia real se dirigió hacia el salón del trono, donde se llevaría a cabo el juicio. La solemnidad de la situación se reflejaba en la actitud de todos, mientras cada uno asumía su papel en la compleja danza del poder. La sala estaba llena de nobles, cortesanos y partidarios, todos atentos a los acontecimientos que definirían no solo el presente, sino el futuro del reino.
