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Aegon y Aelycent, los jóvenes gemelos Targaryen, se encontraban en los jardines de la Fortaleza Roja bajo la mirada vigilante y exigente de su madre, Alicent Hightower. Era un día soleado en Desembarco del Rey, pero la atmósfera entre ellos no era la de risas y juegos típicos de la infancia.
Alicent, con su característica elegancia severa, observaba desde una distancia prudente mientras los gemelos practicaban con espadas de madera. Aegon, el mayor por unos minutos, era decidido y audaz, siempre buscando la oportunidad para superar a su hermana en cada duelo simulado. Aelycent, más reservada pero igualmente determinada, se defendía con gracia y astucia, utilizando movimientos calculados para contrarrestar los ataques de su hermano. Aelycent fue puesta a tomar entrenamiento junto a su hermano gemelo por petición de su padre por que según el una dama debe saber defenderse, por otro lado cuando viserys dijo eso Alicent estuvo en total desacuerdo pero al final tuvo que ceder.
"Más rápido, Aegon", instruyó Alicent con voz firme. "No dejes que tu hermana te tome ventaja tan fácilmente".
Aegon frunció el ceño, sudando ligeramente bajo el peso de las expectativas de su madre. Balanceó su espada con renovado vigor, pero Aelycent fue más rápida esta vez, desviando su ataque y devolviendo un golpe leve pero preciso a su costado.
"¡Bien hecho, Aelycent!" alentó Alicent, apenas un destello de aprobación en sus ojos azules.
La tensión era palpable entre los tres. La Fortaleza Roja resonaba con murmullos de cortesanos y sirvientes que observaban discretamente desde las ventanas y los pasillos. Los gemelos eran conscientes de que cada movimiento, cada palabra, estaba siendo escrutado en este mundo de intrigas y rivalidades.
Después de un tiempo, Alicent interrumpió el entrenamiento. "Es suficiente por hoy", declaró con decisión. "Ambos necesitan descansar y prepararse para la visita con vuestro abuelo".
Los gemelos asintieron en silencio, sus miradas cruzándose brevemente antes de seguir a su madre de regreso al interior de la Fortaleza Roja. Aegon caminaba con determinación, su mente ya planeando cómo demostraría su valía en la corte ese día. Aelycent, más reflexiva, se preguntaba qué pensaría su padre ausente de sus habilidades con la espada y si alguna vez lo vería sentirse orgulloso de ella.
Así, bajo la guía estricta pero siempre vigilante de Alicent Hightower, los gemelos Targaryen crecían en un mundo donde el juego de tronos comenzaba desde la infancia, cada gesto y acción moldeando su destino en el complejo entramado de poder de Poniente.
-Egg..- Llama Aelycent a su gemelo
El la mira con curiosidad haciendo un asentimiento para que hable
-Estoy nerviosa..., no quiero ir a ver al abuelo-dice Aelycent en tono preocupado
-Tranquila yo estaré contigo aunque a mi tampoco me gusta estar con el pero sabes que si no vamos madre se pondrá mas furiosa de lo normal-Dice aegon y su gemela asiente.
