•○●El Susurro del Fuego●○•
Aelycent caminaba por los pasillos del castillo, sus pasos resonando en el suelo de piedra con una cadencia inquietante. La preocupación se reflejaba en su rostro, y la conexión de gemelos con Aegon parecía afligirla más con cada minuto que pasaba. Sentía un nudo en el estómago y una opresión en el pecho que no podía ignorar. La imagen de Aegon enfrentando a Rhaenys se repetía en su mente, y con cada pensamiento, la angustia crecía.
El castillo estaba envuelto en un silencio tenso, interrumpido solo por el sonido ocasional de las puertas que se abrían y cerraban. Mientras avanzaba, sus pensamientos se vieron interrumpidos por el apurado paso de su hermano Aemond. Él avanzaba con una urgencia que contrastaba con el ambiente tranquilo de la fortaleza.
Aelycent lo detuvo con una mano en su brazo. —¿A dónde vas con tanta prisa, hermano? —preguntó, su voz cargada de preocupación.
Aemond la miró de arriba abajo con una intensidad y deseo que Aelycent no notó. Su ojo era oscuro y afilado, y su expresión se tornó de sorpresa a irritación en un instante. —Tengo asuntos importantes que atender, hermana —respondió rápidamente—. Déjame.
Aelycent observó la expresión de su hermano, pero su mente estaba demasiado ocupada con el creciente malestar que sentía. —Está bien, pero asegúrate de ser cuidadoso —dijo, mientras Aemond se apresuraba por el pasillo sin detenerse.
Unos minutos después, Aelycent se encontraba en sus aposentos. Sus hijos, Jaehaerys y Jaehaera, dormían plácidamente en sus cunas, ajenos a la tormenta que se avecinaba. La calma que reinaba en la habitación contrastaba drásticamente con el caos interno que sentía. La opresión en su pecho se hizo más fuerte, un dolor punzante que la hizo sentarse de golpe en la silla junto a las cunas. La conexión con Aegon se volvió tan fuerte que no podía ignorarla; algo estaba gravemente mal.
Se levantó rápidamente, el corazón palpitando en su pecho. —¡Nodrizas! —llamó con voz urgente—. ¡Guardias! ¡Cuiden bien de mis hijos!
—Majestad usted no puede salir en su estado de embarazo, recuerde que el rey Aegon lo dijo—Dijo celia una sirvienta preocupada, Aelycent la ignoro y siguió su camino
No esperó a que le respondieran. Tomó una capa y salió de la habitación con determinación. En el patio del castillo, el carruaje estaba listo para partir. Aelycent lo abordó sin perder tiempo, y en cuestión de minutos se encontró en la fría tarde, dirigiéndose al pozo del dragón.
Allí, la presencia de Moonfyre, el dragón de Aelycent, era imponente. El enorme reptil, con sus escamas brillando a la luz de las antorchas, se agachó obedientemente mientras ella lo montaba. La emoción de la urgencia la empujó a subir al dragón sin dudarlo, y en un breve instante, Moonfyre se alzó en el aire, sus alas desplegándose con un estruendoso batir que resonó en la noche.
La vista del castillo se desvaneció rápidamente mientras volaban hacia el Reposo del Grajo, el lugar donde se esperaba que Aegon y Rhaenys se encontraran. Aelycent dirigió a Moonfyre con la precisión y el fervor de una madre desesperada, el viento aullando a su alrededor.
En su vuelo, no se dio cuenta de la figura que la observaba desde abajo. Aemond, montado en Vhagar, su dragona de grandes dimensiones, la cual estaba camuflada entre los arboles, observaba la escena con una mezcla de enojo y desdén. Sus ojos seguían cada movimiento de Aelycent con una intensidad que reflejaba su furia interna.
—Tonta enamorada, ya casi lo quitaré del camino —murmuró Aemond en valyrio, su voz cargada de desdén. La rabia en sus palabras se mezclaba con la preocupación por los eventos que se desarrollaban. Aemond entendía completamente la urgencia de la situación, pero su enojo hacia su hermana y su deseo de control le impedían ver más allá de sus propios sentimientos.
Aelycent, absorta en su misión, no notó la presencia de su hermano ni el murmullo de su desdén. Sus pensamientos estaban enfocados en el destino de Aegon. La distancia entre ella y el Reposo del Grajo se reducía rápidamente, y con cada minuto que pasaba, su ansiedad se incrementaba.
Cuando finalmente llegaron al lugar de la confrontación, Aelycent descendió rápidamente de Moonfyre, observando el campo de batalla con una mezcla de temor y determinación. A lo lejos, podía ver las sombras de los dragones, la silueta de Aegon y Rhaenys enfrentándose en una danza mortal de fuego y furia. El rugido de los dragones y el estallido de las llamas llenaban el aire con una intensidad palpable...
♤--AUTOR NOTE--♤
Genteee holaaaaa cap super corto es para darle la intensidad y suspenso al capítulo siguiente que viene fuerteeeee.
Voteeeeeen
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PlisssLos quierooooo
Que creen que pasara en el siguiente capitulo???
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𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 ~|𝐀𝐞𝐠𝐨𝐧 𝐈𝐈 𝐓𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧 & 𝐇𝐎𝐓𝐃|~
Fanfiction~"Como todos los Targaryen, nuestro amor es unión de fuego y sangre, de pasión y poder."~