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Capítulo   3.


Estaba limpia y como nueva. Estaba con la camiseta de el y bragas. Lo que sucede es que Atlas esta muy encantado de querer hacerlo de nuevo. No quise y me negué a seguir así con el.

—¿Mañana te vas verdad?.

—¿Nos vamos juntos?.

—No gracias.

—¿Soy demasiado guapo para aguantar tus ganas?. —Sonríe socarrón.

—No te tengo ganas.

—Sigue mintiendo caprichito.

—No me digas caprichito.

—Laune.

Lo miro confundida. El bufa.

—¿Süß?.

Niego seria. El bufa. Estaba en su carpa. Para mí sorpresa no tiene nada diferente solo el color.

—Parece una cueva tu carpa.

—Una ven conmigo, podría ayudarte con tu problema.

—Si claro.

—Si, hagamos un trato. Tu por un año entero serás mi capricho y yo te daré lo que necesites.

—Estás Loco.

—Pero tengo dinero de sobra. —Se alaba de su dinero.

Ruedos los ojos frustrada.

—Atlas eres de lo que no ahí.

—Soy lo que deseas admítelo.

Niego. Miraba a Atlas quien se veían insatisfecho. Estaba frustrado y molesto por mi rechazo.

—Te pagaré semanalmente la cantidad de dinero que desees.

—No valgo para nada barato. Atlas te quedarás sin calzoncillos cuando te de mi precio. —Sonrío burlona.

—Uff con más ganas tengo. —Lame sus labios.

Lo miro confundida. Saca un lápiz y me lo entrega.

—Escribe el precio.

Escribo en su brazo. De inicio escribí el uno y le siguen muchos ceros hasta hacer en total. Cuenta mil ceros. El sonríe divertido.

—Perfecto, mensual cuanto quieres tenerlo.

Quede helada.

—¿Estas bromeando?.

—No.

Dudo pero saque mi celular hago el calculo. Se lo muestro y el asiente. Era una cantidad grande de dinero.

—Es semanal.

—Perfecto entonces. Espero que tengas muchas ganas de gastar dinero. Aún que yo estoy dispuesto a tener contigo una inversión a largo plazo. —Sonríe.

Iba a decirle que me arrepiento. Su boca tomó dominio de la mía. Si no besara tan bien estaría enojada completamente. Los besos pasaron a estar de nuevo haciéndolo. Me gana sobre el y yo me pongo nerviosa.

—No se…como moverme. —Estaba nerviosa.

—Créeme si sabes. Tu cuerpo te enseñara a obtener lo que quieres y yo te daré una ayudita.

Me acomodó. El me enseña un poco. Seguí el ritmo hasta que mi cuerpo como el dijo, mi cuerpo exigía más. Me muevo de forma violenta y ansiosa. El gruñe me agarra fuerte el trasero. Yo sigo aún más hasta llegar al clímax y justo su miembro se sale de mi. Me da vuelta y ahora es el quien me estaba dando. Me aferro a su espalda. Dios lo hacía tan bien. Volví a gemir su nombre y el sigue como si nada aún que su intensidad se hizo el doble.









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