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Capítulo   30.

Narra Karla.

Dos días. Solo dos días, fuimos a Talcahuano. Compramos recuerdos. Fuimos de un lado a otro. Desde tomarnos fotos hasta comer mariscos. Yo estaba en mi salsa. Comía mariscos con Alan y Artemis. Armin y Mike junto a la esposa de este que aún no recuerdo su nombre. Trataba de pensar en el nombre de ella pero no viene a mi mente. Fotos de comidas y pude darme cuenta de algo. Atlas odia los mariscos y odiaba que me observen mucho otros hombres. Muchas mujeres se daban la vuelta para verlos a todos. Las meseras para que decir. Le daban más indirectas a ellos que agradecía no ser celosa.

Hoy estábamos en la playa y estaban algunos en el agua. Mi suegro estaba comiendo muy feliz una pancora con sus hijos Alan y Artemis. Armin estaba durmiendo y su madre estaba igual durmiendo. Mike y su esposa estaban en el agua. Atlas estaba en su celular sonriendo divertido. Estaba más segura que Atlas estaba viendo videos que mujeres le mandaban. Me quito el vestido y camino con mi bikini. Antes odiaba el hecho de usar un traje de baño de dos piezas pero desde que mi cuerpo había mejorado y no tenía las manchas de antes empecé a tener más confianza creo. Estaba entrando al agua. Saqué chanchitos de mar. Los llevó en mis manos para correr. Me acercó a Atlas.

—Mira lo que tengo.

El lanza una mirada desinteresado. Le muestro y el frunce el ceño. Le muestro de más cerca y cae un chanchito de mar encima. Se queja molestó y se levanta para irse no se a donde. Veo esto. Hago una mueca. Me sentía algo triste por su indiferencia.

—¿Qué tienes ahí pequeña?. —Armin pregunta con voz suave.

Levanto mi mirada para verle. Le muestro y los pocos chanchitos de mar, los más pequeños salían a verse.

—Que pequeños. ¿De donde los sacaste pequeña?. —Pregunta curioso.

Apunto a la playa. El asiente y me sonríe suavemente.

—¿Vamos a sacar más?.

Dudo pero asiento. Voy corriendo. Cuando me gire el estaba comprando un balde y pala. Cuando vuelve a mi ambos estábamos haciendo un hoyo. Llegaba el agua y salían los chanchitos de mar. Armin se ríe cuando toma unos cuantos. Se sentía bien estar con el de esta forma. Sentada sintiendo el oleaje del mar. Pasé la mayor parte del día solo con Armin. Atlas no aparecía por ni un solo lugar. Ya se estaba siendo de noche y estábamos subiendo al furgón cuando el aparece de la nada de un humor estupendo. Me afectaba pensar en que el fue a ver a otra mujer. Me afectaba pensar que era insuficiente para el. Narcisista. Me siento al lado de Armin abrazándome a mi misma. El estaba usándome. Me dio tanta atención y amor…me lleno de amor para ser indiferente y utilizarme. Que puto asco de mi parte aun creer en el. Mejor debería disfrutar de cuando me agarra y seguir buscando felicidad sin el. Después de todo el jamás me amará. Miraba el paisaje. Siento una mano acariciar mi mano. Me giro para ver a Armin. El me sonríe algo coqueto.

—Quédate quieto. —Susurró.

—¿Quedarme quieto?, todos duermen y Atlas esta en su mundo. —Sonríe divertido.

—Armin te pueden escuchar. —Susurró.

—Entonces finge dormir. Yo me encargó de lo demás. —Dice mientras mete su mano debajo de mi ropa.

Lo detengo negando.

—Tengo arena y duele. Quiero llegar a bañarme.

—Te duelen los pechos apuesto por ello.

—Si, el agua salada hace eso. —Bufo.

El lame sus labios.

—Podría darte unas caricias para aliviar ese dolor. —Se ofrece coqueto.

CaprichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora