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Capítulo  28.

Agradecía que estábamos en verano y que el frío es casi inexistente. Armin tontea para ver si sería capaz de besarle. Me aparto y el suspira.

—Me quedaré aquí…a tu lado pase lo que pase.

—Armin deseo tu felicidad…independientemente de si me haces daño o no. No deseo que te desgastes en mi…te lo ruego.

—Te anhelo.

—Te deseo lo mejor lejos de mi.

Me aparto para volver a la casa. De vuelta al cuarto. Entro al cuarto para ordenar y limpiar el cuarto rápidamente. La media hora llega Atlas con una mirada sería. Me miraba con seriedad.

—¿Crees que fue divertido buscarte casi al borde del llanto?. —Pregunta con frialdad.

—Atlas…yo. —Mis ojos se llenan de lágrimas.

Seco mis lágrimas que caen libremente de mis ojos.

—¿Crees que es divertido?.

—No me busques. Cuando me vaya no me busques.

—Karla me perteneces.

—Por un contrato. Lo se y créeme que necesito repetírmelo cada vez que me besas, cada vez que me tratas de forma especial. —Digo con amargura.

Me acercó a él. Sus ojos me miraban molestos.

—Eres…molesta.

—Lo se. —Seco mis lágrimas.

—Era verdad que me molesta tanto tus sentimientos de mierda. Eres una maldita mocosa que solo sabe hacer las mierdas con sus emociones. Entregándote de voto a mierdas tan insignificantes. —Suelta venenoso.

—Lamento ser tan sentimental. Pero es inevitable conmigo. Ya te dije lo que debías hacer. —Lo regaño tratando de no llorar.

El maldice por lo bajo furioso. Me agarra de los brazos molestó.

—Eres una…maldita locura para mi. —Bufa frustrado para verse cansado.

Trato de tranquilizarme. Digo trato por que tan pronto me miraba con esa mirada fastidiada lo miro con un odio profundo.

—Pues si no te gusta mis sentimientos vete a la mierda hijo de puta. —Suelto venenosa.

—Karla no vuelvas a tratar a mi familia de esa forma.

—Entonces no te metas con mi familia y yo no me meteré con la tuya.

—Lamentablemente tu familia esta entre las rejas. —Suelta una risita burlesco.

—¿Por culpa de quien?.

—Hubieras muerto.

—No te metas con mi familia.

—¿Ese grupo de asesinos?.

—¡CÁLLATE!. —El grito salió tan fuerte.

Fue un grito que no planeé haber lanzado. Atlas se sorprende.

—Si quieres que esto funcione, te mantendrás callado respecto a mi familia y yo callada respecto a la tuya.

—Bien, trato hecho.

Estira su mano y yo la tomo para verle a los ojos.

—Sacas un asunto de mi familia y tu familia no encontrar paz en siglos. —Advierto furiosa.

—Trato hecho.

Suelto su mano para irme a la cama. Me acosté algo enojada.










CaprichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora