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Capítulo  37.

Mi mirada se levanta hasta topar con los ojos dorados de Atlas. Atlas se veía frustrado y molestó.

—¿Quieres realmente a una mujer de tu edad verdad?.

—Lamento ser egoísta. Te amo Karla realmente te amo…pero tus conceptos de vida, sueños, forma de ser no viene de la mejor forma a mi. —Se expresaba algo frustrado. — Lo intenté…créeme desde ese maldito día en chile. —Se revuelve el cabello. — Créeme que te amo y te adoró.

—Pero no soportas como soy. —Termino yo la frase.

—Karla tengo 26 y tu apenas 19.

—¿Y?.

—No quiero terminar de criar a una mocosa.

Fue un detonante no creí tener. Mis piernas tiemblan y sentía que todo se fue al carajo. Todo se fue y no sabía como reaccionar. No tenía nada aquí ni en otro lugar. Sólo sentí vergüenza. La vergüenza me comía y me lamentaba profundamente.

—Karla.

—Necesito estar sola. —Hable.

Mi voz salió tan sin emociones que me aterraba. Camino como puedo dejando las bolsas y compras de lado. Vanidad…eso era. Joyas, perfumes, vestimentas. No necesitaba nada de aquello que don Ronan me compro. Camine hasta mi cuarto que era tan simple. Nuestras cosas nunca fueron nuestras. Mantenía mi mente corriendo lo que hacía sentirme horrible. Tan pronto lo pensaba más me decepcionaba de mi misma. Odiaba esto. Lo odiaba. Odiaba no tener estabilidad. Odiaba que cada vez que creía estar bien con el lo mandé a la mierda todo. Odiaba que me haga sentir una basura. Tomé mis documentos y lo más importante. Salgo del cuarto. Camino y escuchaba discusión.

—¡Karla!. —Pega un grito Atlas.

Me giro para verle. Sentía que todo era difuso. Sentía que mis piernas iban a flaquear. El deseo de rogarle que no me abandone, que vea que si valgo la pena…pero no vale la pena. Yo no soy lo que el quiere y mucho menos soy el tipo de mujer que se sienta seguro. Le fui infiel y el a mi. ¿Qué mierda creía que haría ahora?, ¿Por qué mierda cree que todo se solucionará?. 

—¿Qué?. —Respondo con desdén en mi voz.

—Se que fui duro con lo que te dije. Perdón. —Suspira frustrado.

—Atlas tenías razón. Siempre la tienes respecto a mi. —Suspiró para sentirme estúpida.

—Karla. —Se acerca a mi.

Ya frente de mí me miraba a los ojos. Trata de tocarme. Tomó sus manos y las llevo a mi rostro.

—Lo intenté Atlas…lo intente pero es una verdad. —Suspiró para sentirme abatida.

—¿Te irás verdad?.

—Si.

—Lo lamentó. —Se disculpa con algo de frustración.

—gracias, por favor apreciaría que no lo vuelvas a hacer. —Respondo soltando sus manos.

—No lo volveré a hacer. Necesitamos trabajar mucho en esto. —Suelta un bufido.

Me besa. Sus labios tal hermoso. Me gustan sus labios. Pero son gustos físicos y no psicológicos. Son un gusto de sentir y tocar. ¿Esto no es amor de verdad?, ¿Es un capricho verdad?.

—Me debo ir. —Le digo.

Aparto sus manos de mi.

—Karla. —Me mira serio.

—Es verdad, soy una niña aún. Estoy encaprichada contigo y mi cuerpo igual. Créeme podría decir cuanto adoró tenerte entre mis brazos, besarte, mirarte, acariciarte, adorar como mis dedos se enredan en tu cabello cada vez que nos besamos. —Sonrío con algo de tristeza. — Pero es por que soy una niña encaprichada en ti.

CaprichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora