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Capítulo   31.

Miraba el techo. Hoy era 17 de Enero. Tuvimos una noche muy viva. Demasiado la verdad. Fue algo que no creí que pasaría y paso. No fue algo brutal como lo hace Atlas, si no que fue de una forma tan dulce. Cuidadoso y lento. Me cuido mientras lo hacíamos. Una preocupación y una forma tan dulce. Solo recordar como el cuidaba mi integridad mientras lo hacíamos. Como el me llamaba de una forma necesitada pero con tanto amor. Su voz siendo tan varonil y dulce a la vez. Sus manos como tomaban las mías para entrelazarse, y culminar con un beso dulce y amable. Armin es alguien dulce escondido.

—Buenos días. —Besa mi frente.

—Buenos días. —Saludo tranquila.

Me acomodó para sentirme tan bien. Dios me gustaba esto. No me sentía enojada y agobiada. Me sentía tan bien. Me abraza aún más. Me sentía como estar en los brazos de un gran oso. Un oso peligroso y grande…suave y esponjoso como cálido.

—¿Te sientes bien?.

—De maravilla. Se siente tan bien.

Me acomodó. Doy un respiro profundo y sonrío entre sus brazos. Tanto músculo pero tanto para darme lo que si necesitaba. El se ríe.

—Eres tan tierna.

—Cállate.

—Tan tierna, dulce y sobre todo…tan grande.

Levanto mi rostro para verlo. Sonríe de forma cariñosa.

—Armin eres tan cómodo. Me gusta estar entre tus brazos. Es cómodo…mas cómodo de lo que pensaba.

—Pensé que no te gustaría un hombre con sueño frustrado de ser físico-culturista. —Se ríe a viva voz.

Su risa resuena por el cuarto. Me río yo igual. Me acomodó para sonreír levemente.

—Me gusta. No se como explicarlo pero si volvería a dormir entre tus brazos.

—Es un halago muy lindo.

—Cuantas mujeres habrán dicho lo mismo.

—Eres la primera. Créeme. La puta que usaba ni me miraba. Era denigrante.

—No veo nada malo. —Frunzo el ceño confundida.

—No a todas les gusta lo mismo que a ti.

—A mi me gustan altos, fuertes…no se que más decir.

—Diría que buenos en la cama.

Se acomoda de forma que queda sobre mi. Besa mis manos y las lleva para pasarlas alrededor de su cuello. Junto mis manos para sonreír. El se acomoda para volver a tener sexo.

—Tener sexo para mi no lo es todo. Créeme que ustedes me hacen reafirmar lo que pienso. Aun que es bueno tener intimidad…para mi es mejor si me dan algo mucho más preciado.

—¿Eso es?.

—Tiempo y amor. —Respondo sonriendo.

El sonríe para besarme de forma intensa. Unas dos horas estuvimos siendo muy acaramelados y me dejo ir. Me fui a bañar a mi cuarto. Al entrar mi a Atlas acostado. Me sorprendió verlo durmiendo. Me fui a la ducha. Me duche para darme vuelta y verlo despierto y parado enfrente de mi. Me agarro el pecho ahogando un grito con mi otra mano. Lo miro molesta.

—¡Maldito loco, me has asustado!.

—Veo que Armin te trabajo muy bien. —Sonríe algo molestó.

—Atlas no hablemos de sexo con otras personas. Yo no pregunto en qué posiciones las pones.

—¿Te gustaría saber?.

CaprichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora