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Capítulo   15.



Era cinco de noviembre. Atlas y yo cambiamos bastante. De hacerlo a cada segundo acabamos solo en la noche y en el día nos dábamos cariñitos. Siempre fue un beso o un abrazo. Atlas o yo hacemos de comer. Las visitas a casa de su papá era regulares pero siempre íbamos si invitaba y yo iba con ansias. Ya no lloro tanto ya que el padre de Atlas me abrazaba y me ayudo a entender que no todo es para siempre pero que me dejó sentimientos tan lindos. No volví a chile antes del 20 de Octubre. El abogado me llamaba insistente. Ahora mismo estaba viendo el mensaje del abogado. Dijo que no puede alargar tanto la lectura del testamento, que si no estaba para dentro de dos días iban a buscarme con PDI. No creía que fuera cierto pero me mostró la foto de la cláusula de lectura de testamento de mis abuelos.

—¿Van a pasar navidad conmigo?, no me quejo de que quieran pasarlo conmigo. —El señor Ronan jugaba con su jugo.

Atlas rueda los ojos. Yo miré a Atlas. El me mira curioso.

—Yo…¿podemos celebrarlo en chile?. —Pido avergonzada.

Artemis y Alan dicen que si. Atlas duda pero asiente. El señor Ronan sonríe.

—Venga a chile con nosotros, podremos pasarlo bien. —Sonrío.

—Entonces será en chile.

—En mi casa así, que no quiero que lleves tantas cosas, es una casa algo pequeña.

—Es para nosotros dos. —Explico sonrojada.

Atlas asiente sonriendo complacido. Luego de un rato estaba sola con Atlas.

—Atlas debo volver a chile esta noche. —Le digo tensa.

El me mira serio en seguida.

—¿Con el permiso de quien?.

—Atlas la PDI me va a buscar, debo volver.

—¿Qué tiene la PDI contigo?.

—Mis abuelos Atlas, eso es lo que tiene.

—¿La lectura del testamento?.

—Es una Cláusula.

—Es ilegal.

—¿Entonces porqué esta firmado por la autoridad que va a buscarme?.

El traga duro.

—No puedes irte.

—Atlas quieras o no me iré a chile. Es tu problema si no vienes conmigo.

—¿Quieres que me vaya contigo?. —Sonríe.

Me sonrojo y dudo.

—Tal vez…no lo sé…No te obligó a nada Atlas. —Me tenso.

—Vámonos juntos amor. Vámonos.

Palmea su regazo. Me voy a subir. Nos besamos y el me abraza con fuerza.

—¿Ustedes se aman o no?. —Aparece Armin preguntado curioso.

—No.

—Si.

Miro a Atlas confundida. Atlas estaba seguro al decir que si, mientras que yo no. Estaba confundida y el sonríe orgulloso de sí mismo.

—Tu te quedas callado Armin, que nadie debe enterarse que Karla y yo estamos casados. Mucho menos mi madre. —Atlas se veía molesto.

—De eso me dejaste claro. —Armin se soba su mejilla.

Me río bajito. Me bajo de las piernas de Atlas.

—Podre soportarte para navidad, quedas invitado y espero un lindo regalo. —Digo mirando mis uñas.

CaprichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora