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Capítulo  24.

Caminamos hasta llegar a una orilla del río donde habían muchas piedras grandes. Nos sentamos y el estaba en silenció. Yo aproveche de llorar en silenció.

—ya se esta haciendo muy de noche. —Susurra.

—Armin.

—Karla.

—Quiero escaparme.

—Escapémonos.

—Mejor cómeme la boca.

En segundos lo tengo frente de mí. Me empieza a besar sin detenerse. Estaba sorprendida pero mande al carajos todo. Le sigo besando. No era tan malo de lo que estaba acostumbrada. Era lento ahora y mucho más sensual. Nuestras lenguas jugaban. Sus manos estaban pasando por mis muslos. Mis manos pasan por sus brazos fuertes y sus hombros. Lo envuelvo en mis brazos. Rompo el beso y vuelvo a besar de forma juguetona. El muerde y chupa mi labio. Ambos con una sonrisa socarrona. Sabía que si Atlas nos pilla nos matará o lo matará a él y a mi me matará a embestidas.

—Karla.

Besa mi cuello.

—Armin.

—Quiero más que besos.

Lo vuelvo a besar. Muevo mi cadera suavemente. Sentía lo duro que el ya estaba.

—Aguanta.

—No te detengas entonces.

No lo hago. Me muevo disfrutando lo bien que se siente hacerlo así. Frotarme contra el. Nos volvimos besar y nuestros jadeos eran algo ya ruidoso. El me ayuda a moverme más rápido. Llega a su orgasmo y a mi me falta un poco para llegar. El me besa y mete si o si su mano. Empieza a darme placer. Llego hasta mi anhelado orgasmo. El se ríe bajito.

—Abre más las piernas. —Ordena seductor.

—Yo-.

No pude hablar más. Se escuchaban pasos. Armin iba a hablar pero tan pronto lo hago esconderse me arreglo la ropa.

—Atlas viene.

—¿Cómo lo sabes?.

—Conozco a mi esposo.

Estaba tensa. Me muevo ágilmente para esconderme lejos de Armin. Tan sigilosa puedo sentí como si fuera a matar a alguien. Atlas estaba con un arma. Arma que normalmente solo lo veía de decoración. Lo sigo sigilosamente. Atlas levanta su arma.

—¿Qué crees que haces?. —Pregunto.

El se gira y tan pronto tengo el arma en mi cuello. Me miraba con unos ojos desquiciados. Me llegó asustar.

—¿Qué haces aquí con el?.

—Me lo folle aprovechando para quedar a mano. —Sonrío burlesca.

El se ríe para quitar el seguro al arma.

—Karla cometiste el peor error de tu vida.

—Lo se, el haberte abierto las piernas.

Me besa. Me sorprendió esto. Trato de soltarme pero aún así le seguí el beso. Rompe el beso pero no aleja sus labios de los míos.

—Si quieres que Armin siga vivo, vámonos ahora.

—Atlas es tu hermano mellizo.

—Y tu mi esposa.

—Soy tu capricho.

—Mi jodido capricho en la cama. Legalmente eres mi esposa.

—A la que le eres infiel.

CaprichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora