El coliseo se sumió en un silencio sepulcral. El eco de la última atrocidad de Creus todavía resonaba en las mentes de los espectadores. La imagen de Gorak, dividido en dos y esparcido por la arena, se grabó en la memoria colectiva como un símbolo de la furia más allá de la comprensión. Los murmullos de horror y asombro se desvanecieron, dejándolos atrapados en una inmovilidad temerosa.
Creus permaneció en el centro de la arena, su figura envuelta en sombras que se arrastraban y cambiaban de forma a su alrededor. La furia que había estallado en su interior parecía haberse apoderado de él por completo. Cada respiración era una lucha entre la oscuridad y la humanidad que quedaba en su interior. Las sombras que antes eran su armadura ahora parecían tener vida propia, palpando la arena con una presencia ominosa.
El director Blad, observando desde las gradas, sintió una desesperación creciente. Sabía que la batalla había sido solo una parte del conflicto mayor que estaba por desatarse. El acto brutal de Creus había ido más allá de lo que se había previsto, y ahora, el desafío era más complejo que nunca. No solo había que enfrentar la oscuridad que había poseído a Creus, sino también la posibilidad de que esta oscuridad podría engullir todo lo que había construido.
"¡Creus, basta!" La voz de Blad se alzó, tratando de atravesar el caos con una firmeza desesperada. Sus palabras, cargadas de una autoridad que siempre había sido respetada, se enfrentaron a la oscuridad que ahora parecía envolver al guerrero. Pero en ese momento, su voz era apenas un susurro en el mar de tensión.
Creus, con una expresión vacía y una mirada que parecía perdida en un abismo sin fondo, lentamente levantó la vista hacia el director. La furia en sus ojos había dejado paso a una confusión y desesperación aún más profundas. Las sombras a su alrededor comenzaron a calmarse, como si el propio Creus estuviera luchando por recuperar el control sobre sí mismo.
Mientras la multitud seguía paralizada por el horror, algunos comenzaron a murmurar entre ellos. La revelación de la oscuridad en el corazón de Creus había cambiado por completo la narrativa de su batalla. El héroe, que había sido admirado por su valentía y fuerza, ahora era visto como una entidad aterradora, una fuerza de la que nadie estaba seguro si podía ser contenida.
Creus cerró los ojos, tratando de ignorar las voces que lo rodeaban. La arena del coliseo parecía convertirse en un pantano de desesperación, atrapando a todos en una espera inquietante. La presión interna era inmensa. La lucha no era solo contra los enemigos externos, sino contra los monstruos internos que habían emergido con la caída de Gorak.
De repente, un grupo de los Vigilantes se acercó al borde de la arena, liderados por Blad. Habían llegado con un equipo de expertos en el control de energías oscuras, preparados para enfrentar la amenaza que representaba Creus si no lograba recuperar su humanidad. Sabían que la batalla no había terminado; ahora era el momento de rescatar a su campeón y salvar al mundo de una amenaza interna.
Con pasos cautelosos, los Vigilantes se adentraron en la arena, sus miradas fijas en Creus. Blad levantó su mano, señalando a sus compañeros. Con una serie de gestos precisos, comenzaron a entonar un canto ancestral, uno diseñado para calmar las energías perturbadas y restaurar el equilibrio.
Las palabras del canto resonaban en el aire, llenando el espacio con una vibración tranquilizadora. Creus, aún envuelto en la oscuridad, comenzó a temblar. Era como si el canto estuviera penetrando en lo más profundo de su ser, confrontando la sombra que había surgido y que ahora amenazaba con consumirlo por completo.
"Creus..." La voz de Blad volvió a elevarse, esta vez más suave, pero llena de una determinación inquebrantable. "Recuerda quién eres. Eres más que el pasado que te atormenta. Eres más que la oscuridad que te consume."
Las palabras eran como una cuerda lanzada a un naufragio en medio de una tormenta. Creus luchaba por aferrarse a ellas, su mente tambaleándose entre la desesperación y la esperanza. La oscuridad que lo había abrazado durante la batalla parecía resistirse al canto, pero a medida que las notas se intensificaban, comenzó a retroceder.
La escena en el coliseo era surrealista. La luz del día se filtraba a través de las grietas del cielo, iluminando la arena con una claridad casi etérea. La lucha interna de Creus se reflejaba en su rostro, sus músculos tensos y su cuerpo temblando como si intentara liberarse de una prisión invisible.
Finalmente, con un grito desgarrador que parecía ser tanto de liberación como de tormento, las sombras que rodeaban a Creus comenzaron a disiparse. Su armadura oscura se desvaneció, revelando la figura del guerrero exhausto, aún tambaleándose en medio de la arena. La oscuridad que lo había envuelto parecía haberse retirado, pero la batalla por su redención aún no había terminado.
Los Vigilantes se acercaron, y Blad extendió su mano hacia Creus. "Estás a salvo ahora. Pero la verdadera lucha está dentro de ti. Debes enfrentar lo que has hecho, y lo que eres, para encontrar la paz."
Creus miró a su alrededor, el coliseo ahora lleno de miradas inquisitivas y temerosas. La tarea de reconstruir no solo el mundo, sino su propio ser, estaba apenas comenzando. Sabía que el camino hacia la redención sería largo y arduo, pero el primer paso era enfrentar sus demonios y aceptar la verdad que había sido revelada.
Con un esfuerzo visible, Creus se acercó a Blad, su voz apenas un susurro. "Lo siento. No sabía lo que estaba haciendo... No sé si puedo redimirme."
Blad le ofreció una mirada de comprensión. "La redención no es un destino, sino un viaje. Lo importante es que has dado el primer paso. Ahora debes enfrentarte a ti mismo y demostrar que eres más que lo que te atormenta."
Mientras el sol comenzaba a descender, pintando el cielo con tonalidades de rojo y dorado, Creus se preparó para un nuevo capítulo en su vida. El campo de batalla que había sido testigo de su caída y resurgimiento ahora se convertía en el escenario de su renacimiento. La lucha por el equilibrio interno y la reconstrucción del mundo se entrelazaban, marcando el inicio de una nueva era.
Las sombras que una vez lo habían abrazado ahora eran parte de su historia, una historia que debía ser contada y comprendida. Con cada paso hacia adelante, Creus llevaba consigo la esperanza de un futuro donde la luz y la oscuridad pudieran coexistir en equilibrio, y donde su propio viaje de redención pudiera servir como guía para aquellos que enfrentaran sus propias batallas internas.
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Two Coins And One Side
Fantasíatodo comienza con un joven Creus de 16 años , que es esclavo en el castillo de un noble llamado Sir Gerath , Creus con su ferviente deseo de libertad empieza con su plan