Creus apenas logró esquivar las primeras cadenas oscuras, que se arremolinaban a su alrededor como serpientes al acecho. Sentía el peso de la negrura tratando de hundirse en su alma, más pesada y peligrosa que cualquier ataque físico. Frente a él, la figura envuelta en sombras observaba, sin prisas, como si la batalla fuera una formalidad.
—**Te enfrentas a la oscuridad misma, Creus. Yo fui el primero en reclamar este poder... y el que más logró controlarlo.** —La voz del Primer Portador Oscuro resonaba con la autoridad de eras pasadas, y cada palabra parecía avivar las sombras a su alrededor.
Las cadenas se lanzaron de nuevo, y esta vez, una de ellas logró envolver el brazo de Creus. Sintió una punzada de frío que atravesó hasta su médula. Era como si la cadena estuviera tratando de arrancar algo más que su carne; iba directo a su esencia.
—**Eres fuerte... pero ¿lo suficiente para soportar el verdadero precio?** —continuó el Primer Portador.
Creus, jadeando, utilizó toda su fuerza para cortar la cadena con su espadón, pero se dio cuenta de que la simple fuerza física no era suficiente. Debía ir más allá, dominar la oscuridad de la misma forma que lo hizo con las criaturas anteriores. Cerró los ojos un momento y, recordando las lecciones del abismo, dejó que la oscuridad fluyera hacia él, no resistiéndola, sino aceptándola.
Cuando abrió los ojos, sus manos brillaban con una luz tenue y oscura a la vez, un equilibrio precario entre la humanidad que quedaba en él y el poder del abismo.
—**No dejaré que me controle. Yo seré quien controle este poder.** —susurró con convicción.
Con un movimiento preciso, utilizó las propias sombras de la cadena para deshacerla, absorbiendo parte de su poder. El Primer Portador Oscuro sonrió, como si eso fuera lo que había estado esperando todo este tiempo.
—**Bien... muy bien. Pero aún falta el verdadero desafío.**
La sala se transformó. Las paredes se desvanecieron, el suelo desapareció bajo sus pies, y Creus se encontró suspendido en un vacío infinito. Las sombras lo rodeaban por todas partes, pero en medio de esa oscuridad sin fin, una figura comenzó a tomar forma: una colosal criatura, un ser compuesto únicamente de oscuridad pura, de la misma esencia que la torre y el abismo.
—**Este es tu juicio, Creus. El abismo te probará, y solo si sobrevives, serás digno de empuñar el poder definitivo.** —La voz del Primer Portador Oscuro resonaba en el vacío.
La criatura se lanzó sobre Creus con una velocidad impresionante. Su espadón se encontraba pesado, casi inútil contra una masa tan vasta. La energía oscura de la criatura lo envolvía, despojándolo de su fuerza física, drenando su vida misma. Pero Creus sabía que la lucha no era contra la materia, sino contra la oscuridad dentro de él.
**"Domínala... hazla tuya."**
Con una concentración absoluta, Creus extendió una mano hacia la criatura, y en lugar de combatirla, se fundió con ella. Sintió su dolor, su poder desbordante, su deseo de consumir todo lo que tocaba. Pero también sintió algo más: la criatura no era simplemente destructiva. Era una extensión del propio abismo, una manifestación del ciclo eterno de muerte y renacimiento.
**"Controla el ciclo."**
En ese momento, la oscuridad ya no era solo un enemigo, sino una herramienta que Creus podía moldear a su voluntad. Canalizando toda su energía, atrajo el poder de la criatura hacia sí mismo, no absorbiéndolo como antes, sino equilibrándolo, tejiéndolo en su propia alma sin perder su humanidad.
Con un rugido final, la criatura explotó en mil fragmentos de sombra que giraron alrededor de Creus, como si hubieran sido liberados de una prisión eterna. Al abrir los ojos, se encontró de nuevo en la sala circular, su respiración pesada, pero su voluntad intacta.
Frente a él, el Primer Portador Oscuro lo observaba con una sonrisa sombría.
—**Has pasado la prueba, Creus. Has logrado pasar mi prueba , pero..... Aún te falta mucho camino si quieres ser tan fuerte como yo .** —dijo el Portador, su voz ahora más suave, como si reconociera la grandeza en lo que acababa de suceder. La figura se acercó a él, extendiendo una mano. En su palma apareció una espada, envuelta en llamas negras que brillaban con una intensidad sin igual.
—**Esta es tu recompensa. La espada forjada en las profundidades del abismo. Su nombre es La Crematoria, y con ella, podrás controlar el fuego oscuro del abismo, consumiendo a tus enemigos y desintegrando todo lo que toque. Pero recuerda... este poder tiene un precio.**
Creus tomó la espada, sintiendo el calor abrasador de su empuñadura, pero también algo más: una conexión profunda, casi como si la espada fuera una extensión de él mismo. Era ligera, pero su poder era abrumador. Sabía que esta arma le daría una ventaja increíble, pero también comprendía que debía manejarla con cuidado. La espada tenía una voluntad propia, y el poder de La Crematoria no venía sin riesgos.
El Primer Portador Oscuro dio un paso atrás, comenzando a desvanecerse lentamente.
—**Ahora, Creus, tienes el poder. Pero recuerda, el abismo siempre reclama lo que da. Tu verdadero reto aún está por comenzar.** —dijo mientras su figura comenzaba a esclarece , con la torre ahora en silencio.
Creus se quedó quieto por un momento, sosteniendo La Crematoria en sus manos. Sentía la inmensidad del abismo dentro de él, pero también sabía que había logrado algo que ningún otro portador había conseguido: mantener su humanidad intacta.
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Two Coins And One Side
Фэнтезиtodo comienza con un joven Creus de 16 años , que es esclavo en el castillo de un noble llamado Sir Gerath , Creus con su ferviente deseo de libertad empieza con su plan