El tercer día amaneció con una calma inusual. El cielo se extendía sin una sola nube, y el mar, que hasta el día anterior había sido testigo de una feroz tormenta, ahora se mostraba sereno y apacible. Las velas del *Aurora* se hinchaban suavemente con la brisa matutina, y la tripulación, aliviada por el respiro, comenzaba su rutina con un aire más relajado.
Creus se despertó temprano, saliendo de su camarote para presenciar el amanecer desde la cubierta. El horizonte se teñía de colores cálidos, y las olas susurraban con suavidad mientras el barco cortaba las aguas con una elegancia casi etérea. En la lejanía, un grupo de pequeñas islas surgía como sombras apenas visibles. Ragnar, siempre atento al entorno, mencionó algo sobre aquellas tierras cuando la tripulación se reunió para desayunar.
"Esas islas son parte de las Zonas de Muerte," dijo con tono grave. "La fauna y flora que las habitan no son de este mundo. Pero puede que encontremos recursos útiles."
**Mañana:**
Tras una breve discusión, la tripulación decidió explorar una de las islas más pequeñas, en busca de agua dulce y provisiones. Elara, siempre dispuesta para la aventura, lideraba el grupo de exploración. Creus, sintiendo que sería una buena oportunidad para entrenar su conexión con la oscuridad, se ofreció a acompañarles. El barco se acercó lentamente a la costa rocosa de la isla, que estaba cubierta por una densa vegetación y árboles cuyas hojas destellaban en tonos rojizos y dorados.
El suelo de la isla, húmedo y cubierto de raíces retorcidas, les dio la bienvenida con un aire de misterio. A medida que avanzaban por los senderos naturales que el tiempo había tallado, Creus observaba con atención cada detalle. El sonido de criaturas escondidas en la espesura acompañaba sus pasos, y a lo lejos, pequeños dragones marinos, conocidos como *Dracoflames*, volaban entre los árboles, lanzando pequeñas llamas azuladas desde sus hocicos.
"Los *Dracoflames* no son hostiles si no los provocas," explicó Elara, quien ya había tenido encuentros con estas criaturas antes. "Pero no les gusta que nos acerquemos demasiado a sus nidos."
Jorin, que había decidido unirse a la exploración, miraba todo con los ojos bien abiertos, absorto en las maravillas del lugar. "Nunca había visto algo tan hermoso… y tan peligroso al mismo tiempo."
**Tarde:**
El grupo pasó la mañana recolectando frutas extrañas que crecían en la isla, junto con agua dulce de un pequeño arroyo que encontraron. La vegetación era espesa, pero también estaba llena de vida. Los árboles parecían tener una energía latente, como si estuvieran más vivos de lo que aparentaban. Mientras avanzaban, Creus sintió una conexión extraña con el entorno. Había algo en la isla que resonaba con la oscuridad dentro de él.
En el regreso al *Aurora*, algo inusual ocurrió. Desde el agua que rodeaba la isla, una figura emergió, lenta y sigilosamente. Creus fue el primero en notarlo. La criatura, con un cuerpo alargado cubierto de escamas negras como el ébano, se elevó entre las olas. Tenía ojos enormes, que brillaban con un tono verdoso, y tentáculos que se movían como serpientes. Era un *Kraugmar*, una bestia marina de leyenda, conocida por cazar embarcaciones en solitario.
"¡Cuidado!" gritó Creus, atrayendo la atención de sus compañeros justo a tiempo.
El *Kraugmar* lanzó uno de sus tentáculos hacia el bote en la orilla, y los aventureros se dispersaron rápidamente. Elara, con su fiel arpón, lanzó un ataque directo al ojo de la criatura, mientras Jorin intentaba distraerla con gritos desde la orilla. Creus, sin dudarlo, liberó parte de su oscuridad, invocando las volutas sombrías que le cubrían el cuerpo como una armadura.
El combate fue feroz. La bestia se movía con agilidad, sus tentáculos golpeaban el suelo y el agua con furia. Creus, aprovechando su velocidad mejorada, esquivaba los ataques con destreza, buscando un punto débil. El *Kraugmar* lanzaba alaridos aterradores, su boca se abría en mandíbulas llenas de dientes afilados como cuchillas.
Con un movimiento rápido, Creus logró posicionarse justo debajo del monstruo y, utilizando la oscuridad que controlaba, lanzó un golpe directo a su abdomen. El *Kraugmar* soltó un chillido ensordecedor y se retorció, hundiéndose rápidamente en el mar. La victoria había sido dura, pero la tripulación había evitado lo peor.
**Noche:**
De vuelta en el barco, el ambiente era de alivio y celebración. Ragnar, que había permanecido en el *Aurora* durante la batalla, felicitó a Creus y a los demás por su valentía. "Es raro encontrarse con un *Kraugmar* fuera de las profundidades de las Zonas de Muerte. Parece que nuestra travesía será más peligrosa de lo que pensábamos."
La tripulación cenó en la cubierta, compartiendo historias y risas a la luz de las estrellas. Jorin, aún emocionado por el combate, intentaba imitar los movimientos de Creus durante la batalla, lo que provocó carcajadas entre los marineros.
"¡Y entonces, Creus se lanzó hacia la criatura, y...!" decía Jorin, exagerando cada movimiento con dramatismo.
Creus sonrió, aunque su mente estaba ocupada por pensamientos más profundos. La conexión que había sentido con la isla, con la oscuridad que lo rodeaba, era innegable. Sabía que su viaje apenas comenzaba, y que las respuestas que buscaba estarían llenas de más peligros y descubrimientos.
Antes de retirarse a su camarote, Creus se acercó a la proa del barco, contemplando el vasto océano que se extendía frente a él. El viento fresco le acariciaba el rostro, y aunque la oscuridad seguía siendo parte de él, no la sentía como una maldición. Era una herramienta, algo que debía aprender a dominar, y este viaje le ofrecía la oportunidad de hacerlo.
Con ese pensamiento en mente, se recostó en su cama, cerrando los ojos mientras la suave oscilación del barco lo mecía hacia el sueño. Mañana sería otro día de desafíos, y estaba listo para enfrentarlos.
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Two Coins And One Side
Fantasíatodo comienza con un joven Creus de 16 años , que es esclavo en el castillo de un noble llamado Sir Gerath , Creus con su ferviente deseo de libertad empieza con su plan