Diez:Anthea parece estar absorbida en sus propios pensamientos mientras observa la tableta, la pelinegra le da un último vistazo y la vuelve a guarda en el lugar donde estaba. Su ceño aún no se borra de su frente sigue manteniendo la misma mueca desde hace quince segundos.
-Según el sistema, deberían estar aquí... pero, no las veo.
El sistema falla, pero nosotros no.- ¿De cuánto es el rango de los auriculares?
-Un kilómetro y medio.-respondió ella. Una sonrisa se cruzó por los labios de Anthea.-Gran deducción.-dijo mientras encendía los auriculares.
-¿Leila?-pregunté, nadie respondió.
-Está en el rango, si no habría estática.-comento Anthea.
Cada vez más extraño, llevamos dos días en México y según el sistema de posicionamiento global ellas están desde hace dos días aquí.
No tiene lógica alguna.
El viento sopla con fuerza, la noche sigue avanzando y aun no tenemos ningún rastro. Están aquí... pero a la vez no, según Anthea el sistema nunca falla, nunca.
-Tenemos que regresar a Lagos.-negué.
-Avisa a Michael, tu y yo iremos en busca de la madre de ella, Michael se quedará aquí haciendo guardia no podemos perder más días.-Anthea asintió no muy convencida pero volvió a sacar la tableta. Mi vista se centró en las luces provenientes de los edificios más lejanos del DF. Cuarenta y ocho horas han pasado, no hemos dormido ni una sola. Pero tenemos que continuar.
-Viene en camino.-murmuro Anthea, me volteo y asiento.
-Regresemos a USA.
Cuatro paredes nos rodean, hay solo una cama la cual Anthea se ha adueñado. Los moteles en Texas son muy concurridos por lo visto. El agotamiento es bastante ya que sigo resistiendo la idea de cerrar los ojos, Anthea no hace ningún ruido. No sé si está dormida o si sigue despierta, la oscuridad de la habitación nos rodea por lo cual no puedo verla.Ja, quien diría que el pensamiento tuvo rima.
Con que esta es la vida del vigilante, correr, esconderse, vigilancia, balas y sangre. Algo que no es mucho de envidiar.
-Deberías dormir Tomas.-la escuche decir, su voz suena relajada. También está con insomnio.
-Lo mismo digo Anthea, ¿Qué me delato?
-Tu respiración.-contestó segundos después.
Chica lista. Me quede en silencio, por fin concilié el sueño.
Al abrir los ojos lo primero que note es la cama hecha de Anthea, su mochila seguía sobre la mesa de noche por lo cual ella debe estar en algún lugar cerca de aquí.
Me pongo en pie y recojo la cama improvisada de almohadas que había hecho, estiro los brazos y me saco la camisa negra que llevo puesta, escucho la puerta abrirse y me volteo tranquilamente. Anthea tiene su atención puesta en la tableta, ¿esa chica nunca deja eso?
-Hay una buena noticia, la madre al parecer ha usado...-sus palabras se vuelven inaudibles, sus ojos están puestos sobre mí.
-¿Qué sucede Anthea, nunca has visto a un chico sin camisa?-bromeo y ella vuelve su atención a la tableta.
-Solo ponte algo encima, decía que estamos más cerca de Laurent Stone, ha usado una cuenta bancaria hace unas horas en New Orleans.
Tomo de nuevo la camisa negra y me la coloco.-Andando.

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Ascendance
Science FictionTomas Johnson vive una vida normal, sin nada de seres mitológicos, dioses y vigilantes. Alejado de su familia y viviendo la etapa universitaria de cualquier chico con veintitrés años hasta que una noche en uno de los antros españoles conoce a una ch...