Hermanos

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Treinta y dos:


Tal vez Anthea tenía razón, o tal vez no, pero ahora las miradas estaban puestas en mí y en el bendito papel. Miré atentamente a cada uno, la chica que me había entregado el sobre me miraba con emoción, el sujeto que era mi amigo desde los dieciséis o más mantenía su mirada pensativa, la chica súcuba tenía una mirada intrigante y los dos últimos sujetos solo esperaban órdenes.

-No podemos decirle a nadie más sobre esto.-dije con lentitud.

-¿Por qué?-preguntó con rapidez la chica de cabellos rubios y azules.-No sería más fácil hablarlo con La Junta y que ellos nos dieran más acceso a la misión.

-La misión ha sido cancelada, no podemos ir con un papel y decir "Ellas están vivas"-le respondió Anthea.-Nos ficharían al instante.

-¿Valent lo sabe?-consultó mi amigo el mortal.

-No, está ocupada con los preparativos de su boda.-contesté.-Repito, nadie además de nosotros debe saberlo.

-¿Y su madre?-mencionó Michael. -¿Ella sabe que su hija está viva?

Negué.-No, el objetivo es llegar a Atenas.

-¿Y qué planeas hacer?-preguntó Carter.-Porque está claro que salir de Lagos es imposible, nos han quitado los brazaletes y la seguridad está al máximo.

-Yo no necesito brazaletes.-señaló Hayley.-Pero... solo podré llevar a tres personas, máximo.

-Sí, pero como Carter ha dicho la seguridad está al máximo, no importa ocupar un brazalete. He visto como implementa una nueva forma de rastreo por los cinturones y armas.-Maxi no parecía estar bromeando, pase mi mano por la cara y suspiré. No importaba como saliéramos, la gracia era no ser detectados pero sería imposible salir de la ciudad.

-Es imposible.-susurre por lo bajo.

-No.-dijo con firmeza Anthea, levanté la mirada y observe sus ojos.-No es imposible, dentro de un mes será la boda de Valent y como en cada boda es celebrada en la plaza central.-expuso.-Toda la población estará reunida ahí.

-Podremos salir desapercibidos.-comento Hayley. -¡Es brillante!

-Hay algo que no entiendo, ¿Por qué debemos ir a Atenas? Prácticamente estamos debajo de ella.-todas las miradas recayeron en Michael, sin duda era la pregunta más tonta que había escuchado. -¿Qué?

-¿Has leído algo de historia?-más que una pregunta parecía ser una demanda por parte de Anthea, incluso su tono de voz daba miedo. Michael movió su cabeza hacia los lados y de arriba abajo.-No parece.-los nudillos de Anthea resonaron e intervine.

-En el libro que estaba escrito por Leila se menciona Atenas como lugar de batalla.-explique con calma, Anthea entre cerro los ojos viendo a Michael y el vigilante respondió alzando las manos en señal de rendición.

-No necesitaremos brazaletes porque huiremos por el santuario, Hayley solo llevará a Michael y los demás iremos por el santuario y...

-Aun así debemos abrir un portal.-todos e incluyéndome guardamos silencio ante la interrupción de Carter.

Podíamos escapar de Lagos, pero lo verdaderamente imposible era averiguar la forma de abrir un portal. Las gemelas lo habían intentado y sabíamos cómo terminaba la historia.-De nada sirve hacer un plan si no tenemos la menor idea de cómo abrir un portal...

-¡No puedo creerlo!-exclamó en voz alta Anthea con clara frustración. -¡Tenemos la única cosa que nos demuestra que están vivas y no podemos hacer nada!-me acerqué a ella escuchando como las hojas crujían bajo mis pisadas, sujete sus brazos y la obligue a verme.

-Encontraremos la forma.-me dije más a mí mismo que a ella, la chica de cabello oscuro asintió con pocas ganas.

-Puede haberla...-musito Hayley no muy segura. -¡El cristal!-dijo está vez con más seguridad.

Solté los brazos de Anthea y me giré hacia Hayley. -¿Qué cristal?-pregunté sin entender.

-Tu hermana.-comenzó a explicar.-Cuando revivieron a mi padre lo hicieron por medio de un cristal, un regalo de los Dioses o algo así, es imposible traer a alguien a la vida pero Phoe lo hizo con un cristal. ¡El cristal es poderoso!

La esfera era la fachada para un cristal... el cristal de los Dioses, el cristal que tiene suficiente poder como para matar a un inmortal.-Eso es un buen aporte, pero antes de hacer un movimiento tenemos que llegar a una persona, el oráculo.

-Nadie ha sabido de Walter... bueno en años.-comento Anthea, lo sabía, sabía que encontrar al oráculo era como buscar una aguja en el pajar.

-¿Quién es él?-preguntó con curiosidad Maxi.

-Walter es el oráculo, un ser con forma humana con una gran habilidad. Puede ver el futuro, él fue el tutor de Leila y Anthea por un tiempo. Pero desde que la guerra terminó no se volvió a saber de él.-explicó Hayley.-Nadie ha podido dar con su ubicación, es casi un fantasma.

-Pero hay algo que nadie sabe, el oráculo solo se mantiene en lugares fríos.-menciono la castaña.-Y tal vez eso sea una ventaja.

-Muy bien, esta será nuestra misión. Maxi hará un hackqueo para que las armas pasen sin cereal, Hayley y Michael se encargarán del horario de rondas, Anthea y Carter harán una lista acerca de los lugares en los que oráculo podría estar, ¿Entendido?-los tres vigilantes, la súcuba y el mortal asintieron.

-¿Tu que harás?-preguntó con curiosidad Michael.

Troné los dedos e hice una mueca.-Hablar con las gemelas.

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Teníamos exactamente treinta días para hacer que el plan funcionara, no es que fuera escéptico pero por más que practicara mentalmente... bien, hablar sobre algo que no fuera familiar frente a Phoe y Sophie Gonzales daba miedo. No les tenía miedo... solo que... intimidaban. Sentí un golpe en mis costillas y caí al suelo de rodillas.

-¿Enserio?-pregunte entre jadeos, Maxi se encogió de hombros y me reincorporé.

-Te noto distraído.-asentí y me acerqué a él a una distancia prudente.

-Sigo.-lancé un golpe a su cara pero él logró esquivarlo.-Pensando la manera...-mi rodilla impacto en su pantorrilla lo cual lo hizo caer al suelo de espaldas.-en hablar con las gemelas.

El mortal se encogió en posición fetal y se sujetó la pierna.-Joder.-gimió dolorosamente.-Demonios Tomas, no uses toda tu fuerza.

Le extendí mi mano y con cuidado le ayudé a ponerse en pie.-No use toda mi fuerza.-Maxi rodó los ojos y caminó, o más bien cojeó hasta la banca. El gimnasio de la academia estaba vació, me senté a su lado y tome un trago de la botella que estaba a un lado de mí.

-¿Tantas leyes estarían rompiendo?-deje de beber y asentí, las gotas de sudor corrían por mi cabello hasta llegar al suelo.

-Primero se debe presentar la petición o más bien el permiso hacia La Junta por escrito, después pasaría un proceso de evaluación de tres días y por ultimo nos cancelarían la misión.

-En algunas cosas ustedes aun usan el mismo sistema que nosotros.-tenía razón, los mortales y Vigilantes no eran tan diferentes, hablando democráticamente. El mortal extendió la mano, le entregué la botella y él comenzó a beber.

-En parte.-concordé.-por otro lado estaríamos rompiendo once leyes, lo cual equivaldría a cuarenta años de penitencia en la cárcel.

No sé qué fue lo peor, que escupiera el agua, o que me escupiera a mí, directamente a la cara. Pasé mi mano por la cara e hice una mueca de desagrado.

-¿Cuarenta años?-preguntó con incredulidad. Al parecer el escupirme era algo de lo más normal.

-Aquí serían solo veinte años, descuida el tiempo pasa rápido en Lagos.-Maxi asintió no muy convencido.-Bien, ya que hemos hablado... es hora de entrenar.

Me puse en pie pero su voz me detuvo.-Espera.-lo miré con la cejas alzadas y noté como su mirada se iba perdiendo en el infinito.-Sé que es imposible salir de Lagos... pero quisiera ver a mi familia.

Una gran ola de culpa me invadió, había olvidado el hecho de que Maxi tenía familia fuera de esta ciudad subterránea. Su familia debía de estar desesperada, tal vez no supieran nada de él.-Tío quita esa expresión.-su voz me sacó fuera de mis pensamientos, lo miré apenado. Era mi mejor amigo y había olvidado que el hombre tenía familia.-Sé que piensas que tal vez crean que estoy muerto, lo cierto es que he mantenido una conversación con mi madre bajo mensajes de texto, claro que ha sido todo bajo la supervisión de Valent, esa chica es un genio de la informática, sus códigos son prácticamente in hackeables. Le digo lo normal, ella piensa que estoy de intercambio en América, me las ingenié para hacerla creer que había ganado una beca en Boston. No creas que no me ha preguntado por ti.-mencionó con inocencia.-la mujer no deja más que decir "Mis chicos están en América, le diré a Sandra" Sigo sin superar la competencia que tiene con la vecina. Pero al final de todo es mi madre.

-Si supieras lo que has hecho, estaría más que orgullosa Max...-lo decía enserio, Maxi aunque no se lo dijera a menudo era un gran apoyo no solo para la ciudad, sino para mí.

-No te pongas sentimental Johnson, solo te falta llorar.-rodee los ojos y reí, lo rodee con los dos brazos, forzándolo a darme un brazo.-Joder... tío, me asfixias.

-Es mi forma de decirte cuanto te quiero hermano.-dije entre carcajadas.

Lo solté y su puño impacto en mi hombro-Entonces no me quieras tanto.-respondió entre risas.

AscendanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora