Veintidós:
Algunas veces hay momentos en los que queremos desaparecer, hay momentos en los que queremos dejar de existir. Hay momentos en los que la vida por una fracción de segundo cobra sentido. Momentos en los que estás perdido. Momentos en los cuales te das cuenta de que lo más simple puede ser algo mágico, momentos que quisiéramos congelar y quedarnos en ellos para siempre. Momentos en los que te sientes derrotado y grandes momentos en el que te sientes en la cima del mundo.
Quiero congelar este momento. Quiero vivirlo por siempre como si fuera esa película favorita que tanto me gusta. Que nunca me canso de repetir.
Eso me provoca Anthea. Querer vivir este momento una y otra vez.
Las estrellas no están en el cielo, están abajo, en las calles, iluminándola como pequeñas luciérnagas. La colina no es la excepción, respiro profundamente mientras escucho con atención la respiración de Anthea, su cabeza descansa sobre mi pecho, sus brazos están apoyados encima de mis piernas, mi cabeza descansa en la cima de la de ella y la pequeña brisa que es generada por el arconte supremo nos roza la piel.
El silencio es acogedor, unas pequeñas proyecciones de de estrellas iluminan nuestro alrededor.
Momentos que no quiero olvidar nunca.
-Tom.-la escucho decir y respondo con un murmuro.-¿En qué piensas?
Sonrió de medio lado por su pregunta.-En todo y en nada.-le susurro cerca del oído y ella se voltea lentamente con una pequeña sonrisa.
Y es cierto, ahora entiendo a lo que ella se refería. Hay momentos en los que piensas en mil y un cosas y en nada a la misma vez.
Este es uno de esos momentos.
La observo sin decir una palabra y ella hace lo mismo conmigo, su cuerpo se gira totalmente hasta quedar frente a frente conmigo.-Eres tonto.
-Y tu eres rara.
-Lo sé y me gusta.-y las estrellas a nuestro alrededor comienzan a elevarse lentamente, lo noto por el reflejo en los ojos de Anthea. "Del dolor viene la alegría" dijo una vez Sophie.
¿Es ella mi alegría?
Estoy pisando territorio desconocido. Estoy cayendo a un abismo de ojos de color cafés. De cabello oscuro como la noche y claro como el día.
Me estoy rindiendo ante ella.¿Es así el amor?
Tan intenso, tan atrayente, tan asfixiante.Porque es la primera vez que me siento tan embobado. Quizás mis amores pasados fueron solo ilusiones, pero, ¿Quién puede asegurarme que esto es amor?
Rara no, extraña si, extrañamente extraordinaria.
-¿Crees que esto este mal?-me pregunta después de unos segundos en un tono triste.
-No, creo que debemos disfrutar este momento y hacer que sea eterno.Respondo con sinceridad.
El rastro de tristeza en su cara es borrada por una pequeña sonrisa, me acerco lentamente a sus labios y la miro, ella me da un pequeño asentimiento y tomo su rostro entre mis manos. La beso.
La beso y todo explota. Miles de sentimientos, miles de recuerdo. El corazón quiere salir corriendo de mi cuerpo e ir en busca de el de ella.
Siento sus manos en mi cuello y lentamente voy cayendo hacia atrás, ella se separa de mi y pasa lentamente su mano por mi mejilla.
-No me dejes.-le susurro. Mis ojos miran directamente los de ella pero ella tiene la mirada perdida.-Anthea, no me dejes.-repito, ella me mira y sonríe antes de volver a besarme.
-Nunca.-dice entre beso y beso. Pero se detiene abruptamente y me mira a los ojos.-¿Porqué volviste?

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Ascendance
Fiksi IlmiahTomas Johnson vive una vida normal, sin nada de seres mitológicos, dioses y vigilantes. Alejado de su familia y viviendo la etapa universitaria de cualquier chico con veintitrés años hasta que una noche en uno de los antros españoles conoce a una ch...