Llamas

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Diecisiete:

Amarro mi cabello en un moño ajustado y tomo una gran bocanada de aire, el sudor corre por mi rostro.

- ¡Vuelve a correr Stone!-grita Leila desde las rocas, me contengo de responderle giro mi cabeza y entre cierro los ojos por el brillo del sol en el mar, logró distinguir a la rubia del otro lado de la playa, ¡Está bronceándose! ¡Joder!

Cierro mis manos en puños y vuelvo a correr, mis piernas comienzan a quemar y reduzco la velocidad.

-¡Más rápido!-la escuche decir.

-Cierra la boca.-susurre enojada.

-¡Dilo más fuerte!-la mire con los ojos abiertos como platos, agudicé mi vista y note como bajó unos centímetros sus lentes para verme mejor, me dio una sonrisa de superioridad y se volvió a colocar los lentes.

Apreté la mandíbula y doble mi velocidad.- ¡Alza esas piernas flácidas Emily! -Oh, eso ha sido un golpe bajo.- ¡Ja! Y te dices llamar la hija del gran señor de los Titanes.

Sentí las gotas de sudor recorrer todo mi cuello, mi padre es Cronos, no Hércules.-Semidiosa.-dijo con mofa.

Alcé más las piernas y bajé la cabeza para ganar más velocidad, los mechones de cabello suelto comenzaron a pegarse en mi rostro pero no los quité.- ¡Tu cuerpo tiene que quemarse como si estuvieras en el mismísimo infierno!

Estoy en llamas.

Las piernas me arden, mis pies duelen tanto que ya no siento dolor alguno. El mismo dolor anestesia, cada grano de arena que tengo en las plantas de mis pies duelen como el infierno, son como millones de clavos.- ¡Alto!-me detuve y giré mi rostro hacia ella, Leila está de pie en las rocas.-Ya puedes volver.

Suspire agradecida y sonreí.

-Pero.-mi sonrisa se borró.-tienes que nadar hasta aquí.-abrí los ojos hasta más no poder.

-¿Disculpa?-escupí la palabra con odiosidad.

-Disculpada.-dijo ella con una sonrisa burlona, agudicé mi vista hasta más no poder y me enfoque en sus ojos, orgullo. Hay orgullo en ellos, está orgullosa de mí. La sonrisa volvió a mi rostro y asentí.- ¡Qué esperas Stone!

Comencé a correr hacia el agua, correr se hizo más difícil al entrar, tome una gran bocanada de aire y cuando el agua alcanzó mis muslos me impulse y extendí mis manos hacia al frente como si fuera hacer un clavado, cerré con fuerza los ojos una vez que estuve dentro del agua, el aire me está comenzando a faltar. Sacó mi cabeza del agua, me siento desorbitada. Parpadeo varias veces y miro en dirección de Leila. Ella continua viéndome de forma desafiante, comienzo a nadar con fuerza hasta las rocas pero la marea no me ayuda, maldigo internamente. Nado con fuerza, mis brazos comienzan a pesar.

Sonrió al notar que estoy a unos tres metros de distancia, ella extiende su mano en señal de alto y frunzo el ceño.

-¿Estás cansada?-... esa es la pregunta más tonta que me han hecho en la vida.

-Ss-i.-medio logro responder.

Ella mantiene una mano detrás de su espalda, la miro intrigada y Leila pasa su mano hacia adelante. Una botella de agua.

-Ven por ella.-hago hincapié de volver a comenzar a nadar pero ella desaparece en el lugar. Pero qué demonios... esto debe ser una broma.

Me volteo y miro hacia la orilla de la playa, logro divisar una silueta y entre cierro los ojos, Leila. Comienzo a nadar de nuevo, llego a la orilla con poco aire y caigo en la arena de rodillas.

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