Tiempo

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Treinta y siete:

Me sentía nerviosa, el corazón bombeaba con fuerza mis manos temblaban, y mi boca estaba más que cerrada, en frente de mí había un chico, con la mitad de la cara ensangrentada, recién llegado, lo traían alzado, pero mi reacción se debía a una cosa, no era un simple chico, era Tomas.

Me acerqué corriendo, sin importar a quien tuviera que llevarme por delante, hice a un lado a los chicos que lo trajeron, y al depositarlo en el suelo lo corroboré, era él.

-¡Leila!-grité con todas mis fuerzas, me senté a su lado y con las manos a un temblando comencé a evaluar los daños.

-Majestad, podemos hacernos cargo.-dijo alguien atrás, pero ni siquiera me volteé. Los minutos para que ella llegara se hicieron eternos.

-Aún lado.-escuché decir a Leila, los demás se hicieron alrededor y la dejaron pasar, la miré, su boca y ojos estaban totalmente abiertos, al igual que yo y sus manos habían comenzado a temblar.-Tom...-dijo en su susurro.

El chico hizo un sonido de queja, con cuidado puse una manta que alguien me había pasado debajo de su cabeza. Leila cayó de rodillas en el césped, situándose a su lado examinando su rostro con lágrimas en los ojos, sin tocarlo.

-¿Y qué esperan?-preguntó furiosa a los demás. -¡Ayúdenlo!

Varias ninfas se acercaron y comenzaron limpiarle el rostro con toallas mojadas, mientras que otras sujetaban sus manos y cerraban los ojos al instante, a los minutos abrió los ojos, nos miró algo aturdido y volvió a cerrar los ojos.

-Vivirá.-dijo unas de las ninfas, varios chicos lo alzaron en una camilla y lo llevaron a una de las carpas libres, mis manos aún seguían temblando, y mi corazón martilleaba con fuerza.

-Es él.-dije con seguridad.-Han venido por nosotras.

-Vamos a regresar Emily.

_____

El cuerpo de Anthea cayó encima de mí y reprimí un quejido.
–Me alegra que hayas caído bien. –dije con dificultad y escuche su pequeña risa.

–Lo siento.–se disculpó pero no se movió, ni yo. Mi cuerpo no daba más y sabía que el de ella también. El sudor había hecho que mi camisa se adhiera a mi pecho. El cabello de Anthea cubría cierta parte de mi cuello.

Nuestras respiraciones se normalizaron unos minutos después pero ninguno de los dos se movió, no era la posición más cómoda, pero sabía que ella no está incómoda.

–Solo necesito unos minutos más. –se excusó.

–Esta bien, no estoy tan incómodo.-mentí. Aunque las hoja que cubrían el suelo no eran una cama King Size, era mejor que estar sobre la fría tierra. Otoño, debía darle gracias a la estaciones por la colcha de hojas.

Lentamente llevé mimano a su cabello, la luz de la luna se filtraba por este, el cielo oscuro lahacía resaltar más. Pero un sentimiento se instaló en mi pecho, era asfixiante, como si mi corazón lo estuvieran apresando.

Anthea comenzó a desaparecer como si de la bruma se tratara, intenté llamarlapero de mi boca no salía nada, las lágrimas comenzaron asomarse y fue cuando por fin pude despertarme, era un sueño, un jodido sueño.

Sentía la mejilla húmeda, en efecto había llorado. Me quedé unos minutos más enla cama, pensando en todo y a la vez en nada, era tanto la opresión que sentía, que hasta respirar dolía. Ella ya no estaba, Thea ya no estaba.

Tome una gran y dolorosa bocanada de aire y me puse en pie, tenía que hacer algo, no podía dejar que el dolor me venciera.

Salí de la habitación pero unas voces detuvieron mi paso, venían desde el piso de abajo, decidí no hacer un movimiento más y me centré más en las voces.

-No puedo hacerlo... la ciudad está deluto.

-Por eso mismo tienes que hacerlo.-
logré reconocer la voz de mi padre.-las bodas traen esperanza y eso es lo quemás necesitamos ahora Valent.

-Pero...

-Valent, Joe tiene razón. No lo digo porque no me duela la muerte de Anthea, la quería, pero no puedes seguir aplazando la boda, tienes que hacerlo, la ciudad necesita fe.

-Sophie tiene razón.-
añadió Phoe.-Por favor...

-Bien.
-accedió Valent.-Entonces, será dentro de tres días.

Había olvidado la boda de Valent desde que... ella se fue. Siete días habían pasado exactamente, siete malditos días.

-Tom.-dio un pequeño salto del susto, me giré rápidamente y sonreí al ver a mimadre. -¿Qué haces?-preguntó preocupada.

-Nada, solo... estaba pensando.-ella asintió, pero sabía que no me creía.

Se acercó y sujeto mi barbilla, mirándome directamente a los ojos.-Se fuertehijo.

Asentí y la abracé, aunque era un poco más grande, en los brazos de ella siempre me iba a sentir protegido.

Me separé de ella a los minutos y bese su frente a modo de despedida, tenía que reordenarme, antes de salir de la casa tome una ducha para ayudarme a pensarcon claridad, solo tenía una cosa en claro. Traería a Emily y Leila devuelta, fuera a como fuera, pero lo haría.

Caminé unas cuadras para llegar a la casa de Michael, la gran mansión siempre se veía igual, impecable y vacía.

La puerta se abrió antes de que siquiera la tocara, más mi sorpresa fue ver a Hayley salir ruborizada pero al verme el rojo que tenía en sus mejillas se extendía por toda su cara, miré disimuladamente lo que había detrás de su  hombro, o más bien quien estaba. Maxi mantenía sus brazos cruzados a la alturade su pecho, mientras que Michael solo estaba con su bóxer, por primera vez envarios días sonreí. La situación era incómodamente divertida, noté que la camisa de Hayley está mal puesta y su cabello un poco desordenado, mi sonrisa creció más y una carcajada salió de mis labios pero a los pocos segundos desapareció dejando solo un indicio de sonrisa.

-Hola tío.-Maxi fue el primero en hablar, respondí con una leve afirmación decabeza y los segundos parecieron eternos ante su respuesta, parecía que buscabalas palabras correctas.- ¿Cómo es...? ¿Qué haces aquí?-preguntó rápidamente.

Hayley se hizo a un lado dejándome pasar y con mucho disimulo Michael comenzabaa colocarse su ropa que estaba esparcida por el recibidor.-Bueno, algo menos interesante de lo que hacían aquí.

Maxi río y negó lentamente.-Lo cierto es, que la boda de Valent será en unos días...

La cabeza de los tres asintieron, e inmediatamente sus semblantes cambiaron a uno más serio.-Pese que hay una... baja, tenemos que seguir con el plan. Tenemos exactamente tres días para encontrar al oráculo.

-No va ser difícil.-comentó Hayley.-el oráculo ha vuelto, lo he visto a las afueras de la ciudad... pero ya sabes, ley de Murphy, cuando más lo buscas menos aparece.

-¿Exactamente qué piensas preguntarle?

Miré a Michael y analicé su pregunta, tenía razón, eran muchas las preguntasque tenía en mi mente pero solo una era importante y no se debía nada acerca del futuro.-Los viajes en el tiempo, si Emily y Leila siguen en el pasado no hahabido... ningún efecto colateral es porque el hecho importante a un no ha pasado, necesito saber si hay alguna manera de viajar sin tener los dotes deEmily, porque debe de haberla.

-Si lo que Hayley dice es cierto, sobre la ley de Murphy, solo habrá unaoportunidad de hallarlo, en la boda.-señaló Michael.

-Todo eso suena genial.-comenzó hablar Maxi.-Pero... el tiempo se agota.

Y en eso tenía razón Maxi, podíamos elaborar un plan bien detallado, pero el tiempo estaba llegando a su límite, no se podía tentar más a la suerte, porquesi este presente aún no había cambiado, se debía a que en el pasado nada había cambiado, por ahora.    

AscendanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora