Moral

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Doce:

Anthea me dio una mirada rápida, esa era la señal. Estábamos demasiado cerca, era ahora o nunca. Asentí y me puse en pie, nadie parecía notar algo extraño. La pelinegra hizo lo mismo y los dos nos acercamos a la mesa de la mujer pelirroja. Ella mantenía su concentración en una computadora portátil. No pareció darse cuenta de nuestra presencia.

-Laurent Stone.-dijo Anthea con un tono muy serio, la mujer alzo la vista y respondió con un "¿Yes?"

-We need talk with you.-continuó ella hablando con una perfecta pronunciación, definitivamente tengo que tomar un curso de inglés .-Alone.-dijo mirando a las demás personas del local.

Mi atención cayó de repente en la mujer.-¿Who are you?-noté que estaba haciendo un movimiento con su mano derecha, la está llevando a su regazo.

-Don't movements abrupt.-dijo por lo bajo Anthea intentando no llamar la atención con su vista fija en la mano de la mujer, me jode la vida que todo tenga que ser en inglés. ¿Qué acaso no pueden hablar en castellano?

-Escuché señora, sé que me está entendiendo porque de no haber sido así no habría mandado a su hija al otro lado del mundo. Menos en un país donde solo se habla el español. Ahora usted se va levantar de ese asiento y nos va seguir a la salida sin hacer un espectáculo porque todos queremos salir ilesos. Así que si no lo hace ahora me va obligar a dejar a todas estas personas dormidas por un tiempo indefinido y usted más que nadie sabe lo potente que puede llegar hacer el polvo de Morfeo para un mortal.-sentí la mirada de Anthea sobre mí, esto no iba de acuerdo al plan. Pero desteto no entender de lo que hablan.

-Vigilantes.-asentí y ella se puso en pie, cerró la computadora y la metió en un bolso que tenía junto a esta, los tres salimos del pequeño local y comenzamos a caminar sin rumbo alguno.- ¿Que quieren?-preguntó unos segundos después.

-Encontrar a su hija.-dije como si fuera la cosa mas obvia del mundo, ¿Que acaso no lo era?

Ella se detuvo y los dos hicimos lo mismo.- ¿Como dijiste que te llamabas?

-Nunca dije mi nombre, pero si tanto lo pregunta se lo diré. Tomas Jonhson.

Los ojos azules de ella de pronto se veían alarmados.- ¿Donde está Emily?-demando saber, lo admito. Su tono era totalmente escalofriante.

-Créame que si lo supiéramos no se lo estaríamos preguntando.-respondió Anthea con cierta irritación en su tono.

La mujer me tomo del cuello de la camisa y me acerco a ella.-Tienes un minuto para llevarme a donde sea que sea su base o lo que sea y me digas donde está mi hija.

-Señora.-intento intervenir Anthea pero el solo hecho que la haya llamado "Señora" parece haberla enojado más.-Le hemos perdido el rastro.

-¿Pero que clase de vigilantes son ustedes?-dijo por fin soltándome el cuello.- Se supone que tú eres uno de los más fuertes, no sé en que estaba pensado a la hora de mandarte a mi hija.

Lo sabía, Emily tenía que ser mi vigilada.

-¿Donde ha sido la ultima vez que la viste?-preguntó de nuevo.

-Iba rumbo a México.-comento Anthea.

-¿En que?-exigió saber, de sus ojos parecían salir dagas con veneno hacia nosotros.

-Transición.-respondí.

-Sé quien eres chico, sé quien es tu familia y solo te voy a pedir una cosa como madre; llévame con la Junta.

____

No sé en que estaba pensando a la hora de hacerle caso pero ya está hecho, estoy a las afueras del edificio principal con el equipo, claro está que sin Leila. Michael no pudo hallarlas, la señal desapareció después de unas horas. La madre de Emily sigue adentro hablando con todo el alto mando y yo solo estoy aquí esperando saber algo.

AscendanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora